Comunicado del Área Cárceles de la Asociación Pensamiento Penal 

“Mamá vení rápido que nos matan la policía” le escribiópor mensaje de texto Alan Córdoba a su mamá antes de fallecer en la Comisaría de Pergamino.

El Área Cárceles de la Asociación Pensamiento Penal expresa su profunda preocupación por los hechos ocurridos en la Comisaría Primera de Pergamino donde murieron siete personas privadas de libertad. 

Lamentablemente, este episodio es parte de la realidad carcelaria de nuestro país. Mientras se habla de “la puerta giratoria” y se discuten reformas legislativas que restringen el acceso a la libertad, en las comisarías mueren personas por causas de superpoblación y hacinamiento.

Reducir lo sucedido a una “pelea entre detenidos”, esconde el problema de fondo y modifica al responsable: el sistemático alojamiento de personas en Comisarías de la Provincia de Buenos Aires y la responsabilidad del poder ejecutivo y de la justicia por ello.

En este momento, creemos prioritario subrayar que las personas que murieron estaban bajo el exclusivo cuidado y custodia del personal policial y que la responsabilidad por sus muertes se extiende, además, a aquellos funcionarios que, debido a su jerarquía, deben garantizar, mediante políticas y medidas concretas, que la vida e integridad física de quienes se encuentran alojados en lugares de encierro no corran riesgo alguno.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya ha tenido oportunidad de expedirse al respecto en el fallo “Bulacio vs. Argentina”. En él, más allá de declarar la responsabilidad del Estado argentino por la muerte de Walter Bulaciocomo producto del accionar de las fuerzas policiales dentro de la Comisaría, sostuvo expresamente que: “126. Quien sea detenido “tiene derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con su dignidad personal y el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal”. Y recordó que el Estado, como responsable de los establecimientos de detención, es el garante de estos derechos de los detenidos.

Además, no podemos dejar de mencionar, que los hechos aquí denunciados desconocen las directrices fijadas en el ámbito internacional por las “Reglas Mandela”. Ellas constituyen una serie de principios fundamentales quebregan, entre otras cosas, por el respeto a la dignidad humana y la prohibición inderogable de la tortura y cualquier trato cruel, inhumano o degradante de las personas que se encuentran en situación de encierro. Además, proponen la investigación de todas las muertes bajo custodia estatal.

Por ello, exigimos que, en la inminente pesquisa a realizarse, serespeten los protocolos internacionales y locales que indican cómo debe llevarse a cabo este tipo de investigaciones. El Estado deberá asegurar suimparcialidad y transparencia y, para ello, deberá encargarla a expertos que carezcan de intereses particulares en ella, y cuyo puesto de trabajo y responsabilidad personal no esten en juego. 

No menos importante, resulta el agravamiento de las condiciones de detención por parte del Poder Judicial que indiscriminadamente encarcela personas que podrían tener un tratamiento menos riguroso. Claro está, que las altas tasas de encarcelamiento preventivo en la Provincia de Buenos Aires y la falta de aplicación de medidas alternativas que eviten la prisionización para delitos menores y autores primarios es y ha sido un factor histórico del número ascendiente de privados de libertad y la consecuente sobrepoblación carcelaria. 

Finalmente, creemos que este hecho nos convoca a todos a reflexionar y cuestionar el actual modelo penitenciario como medio de resolución de conflictos y cuestionar las reformas legislativas que se debaten en la actualidad sobre la imposición de más cárcel.

Existen canciones para cada tipo de situación. Algunas cuentan historias, otras reflejan estados de ánimo. Otras ayudan a los niños a dormir y también están aquellas que hacen que los adultos se diviertan. También las hay para contar experiencias terribles, situaciones lamentables y cosas que simplemente no deberían ser. 

Hoy siete personas nos recuerdan canciones de esas que no queremos volver a escuchar… 

“Me asfixio! Dios!

 Pienso en mi cara..se está quemando, ahora, mi cara… Dios!

Una explosión y los colchones se prenden fuego y nos quemamos vivos… 

Quiero salir, quiero escapar, las puertas siguen encerrojadas 

El pabellón… en un segundo se nubló todo y ya no vemos nada más… 

Pruebo trepar hasta un ventanal buscando el aire y me balean fiero 

Viejita, amor, hijas y amigas, buscan noticias en la puerta, ahí fuera…” (Pabellón Séptimo – Indio Solari).