El

juicio por el asesinato de un joven que recién entraba a la cárcel está empezando a dejar dudas en relación a los dos reclusos imputados, al tiempo que deja ver que la falta de personal, es una de las falencias del sistema penitenciario.

«La falta de personal es un problema de vieja data, sobre todo en San Felipe, donde las condiciones de trabajo son malas», explicó Rolando Mazzolo, de la Inspección General de Seguridad.

El funcionario que se encarga de investigar a los penitenciarios, agregó que «si tiene que salir un interno de urgencias, hay que llamar a otros penitenciarios» para poder manejar el  sistema de trampas.

Por otro lado, uno de los penitenciarios que declaró sostuvo que «si se puede, se duerme o se descansa; si hay relevo, se duerme, sino hay que trabajar 24 horas seguidas.

Eso pasa en San Felipe y en Boulogne Sur Mer y en los servicios de guardia externa y también de traslados», sostuvo el uniformado, ante las preguntas de los jueces y las partes que ayer participaron del debate por el homicidio de Jesús Alfredo Ortega Riveros (18), ocurrido en junio del año pasado.

«Los conflictos son normales por el encierro y también por la superpoblación y el hacinamiento», dijo otro penitenciario a modo de resumen de la situación de las cárceles locales.

Un crimen confuso

La falta de personal surgió cuando los jueces se dieron cuenta de que en el sector A, del módulo 7 de jóvenes adultos del penal de San Felipe -lugar donde mataron a Ortega- sólo había un encargado de controlar a los casi 100 internos que allí se aloja habitualmente.

Tanto la fiscal Susana García como los defensores y el querellante, se mostraron interesados en saber cómo funcionaron las medidas de seguridad el día en que mataron a este joven, que hacia poco más de un día había ingresado al penal.

Es que la situación en relación la crimen no es muy clara.

Ortega fue encontrado sin vida dentro de una celda donde también estaban dos presos recién ingresados -Mario Walter Castillo Ibazeta y

Sebastián Lautaro Verdejo Poda-, quienes terminaron como sospechosos de haber cometido el crimen y por eso ahora son juzgados.

Lo cierto es que los estudios de la necropsia indican que la víctima murió por asfixia pero había recibido una severa golpiza. La sospecha es que Ortega murió por estos golpes que se habrían producido antes de las 20.30 del 6 de junio del año pasado, hora en que fue encerrado en su celda.

Si esta hipótesis resulta cierta, el joven fue golpeado por los internos del pabellón donde se alojaba o bien por los penitenciarios que trabajaron en el lugar.

Ayer declararon los penitenciarios que custodiaban el área destinada a los jóvenes adultos, afirmando que  al ingresar a la celda encontraron sin vida a Ortega.

Cristian Blanco, el encargado del módulo, dijo que antes del encierro nocturno «Ortega no presentaba ninguna lesión ni estaba alterado. Le preguntamos cómo estaba y dijo que bien. Si hubiera estado lesionado, llamaba al jefe de turno». También indicó que el encierro es realizado por el grupo de requisa.

 

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