La muerte de dos personas que intentaban robar y murieron a consecuencia de la reacción del comerciante atacado, vuelve a poner dramáticamente sobre el tapete la problemática de la inseguridad pública.

Si nos ponemos en la situación del ferretero, victima de otros robos y amenazado con su familia por conductas delictuales que atentaban no solo contra sus propiedades sino contra sus propias vidas, la solidaridad nos posiciona frente a la victima.
Sin embargo, se impone la reflexión.
En nuestro ordenamiento, no hay pena de muerte. Mucho menos podríamos tolerar que civiles o uniformados hagan justicia por mano propia. Siempre de la mano de los remanidos argumentos: “las leyes son muy blandas”, “los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra”, los “honestos vivimos enrejados”.
Y mucho más grave aún, aquello de que “la policía tiene las manos atadas”. En verdad, algunos cuantos, quieren hacer lo que les plazca sin control alguno: como en los viejos tiempos.
Estas frases y conceptos, forman parte del decálogo del autoritarismo de la mano dura y el gatillo fácil.
Invariablemente, frente a una grave situación no resuelta y a las críticas de la sociedad, son los propios uniformados, (que justificando su ineficiencia que deviene de un poder político consecuentemente inepto) los que repiten las mismas muletillas.
Lo cierto es que además, el monopolio de la fuerza pública lo tiene el Estado
Sin embargo, si los gobiernos de distinto signo que lo administran nada de fondo resuelven, la perspectiva no es nada halagüeña. Hace unos años realizamos un relevamiento casa por casa en el Barrio UJEMVI. De sus 650 viviendas muchas han sido objeto de asaltos y robos. En muchos casos, en varias ocasiones. En ninguna se esclareció nada.
Con ese cuadro de situación, la indefensión es la norma.
Y se comprenden actitudes como la que nos ocupa.
Pero cuando a renglón seguido además aparecen dogos argentinos, (perros prohibidos en varios países), prácticas sistemáticas de tiro, caza, etc. la situación es mas grave de lo que imaginábamos.
Con la apertura democrática aparecieron organizados en Las Heras Los Valientes Vigías Vecinales. Frustrada la intencionalidad por el debate publico, apareció la estrecha relación de alguno de sus mentores con la dictadura. Y con concepciones y prácticas fascistas.
Un poco más acá, apareció en los foros vecinales lasherinos, la exhortación de un referente a que los vecinos se armaran.
De modo que este hecho que nos ocupa se inscribe, alertándonos, en la puesta en practica de lo que solo estaba en el plano de los delirios antidemocráticos.
Si por otro lado en la cúpula política-policial no resulta despreciable sostener que el poder esta en la punta de la pistola, (como alardean algunos en reuniones no tan reservadas), consecuentemente los atropellos y vejámenes policiales persisten (un policía acaba de ser condenado por torturar solo a prisión en suspenso) y no existe política de Estado para la seguridad publica, los ladrones de guante blanco sueltos todos están, el panorama no es nada alentador.
Ni gatillo fácil, ni justicia por mano propia.
Los Gobiernos deben actuar atados rigurosamente a la ley y actuar efectivamente desde una política de estado elaborada pluralmente y aprobada por consenso social y político. No hay otro camino.
La seguridad no es incompatible con los derechos y libertades del pueblo.
Lo de hoy, como lo que se viene implementando desde hace varios años desde gobiernos de distinto signo, es improvisación pura.
Fuente: http://www.argenpress.info/2012/02/argentina-mendoza-ni-justicia-por-mano.html