La mujer sufrió deformación estética permanente de rostro por los golpes de su expareja boxeador. El juez Muñoz denegó la prisión preventiva y lo reprendió: “no lo quiero ver más por acá”. La víctima le dijo al magistrado que tenía miedo de que la mate y la respuesta fue “hable con el legislador.”

Los hechos

Fernanda Pereyra fue golpeada por su expareja Ademar Orlando Marangel, alias “Becho”, el 12 de marzo en Rincón de los Sauces. Ella circulaba en un auto con sus hijos, y él cruzó la moto, se dirigió hasta donde estaba la mujer y lagolpeó en la cara, la tomó de los pelos, la sacó afuera del vehículo, le dio piñas y patadas. Estando en el piso quiso sacarle al bebé. El ataque continuó durante quince minutos aproximadamente. El conductor del vehículo intentó defenderla, pero fue amenazado de muerte por Marangel.

El hombre burló la orden dictada por el  juez de Familia de Rincón de los Sauces, Héctor Agostino, quien el 6 de diciembre de 2013 le impuso abstenerse de ejercer actos de violencia y restricción de no acercarse.

A Marangel lo asiste el defensor oficial, Carlos Aquistapace.

La fiscal Soledad Rangone y el abogado querellante Marcelo Hertzriken Velasco unificaron la acusación: lesiones graves calificadas por violencia de género por ser la victima mujer y haber sido su expareja, amenazas y desobediencia a una orden judicial, todo esto en concurso real. Solicitaron se disponga la prisión preventiva por treinta días, ya que el imputado“obstruye el proceso, hace caso omiso a las órdenes impartidas por la justicia.”

Velasco señaló que el imputado es boxeador profesional –aquí una de las tantas crónicas periodísticas que lo mencionan- y que fue denunciado entre noviembre y marzo en cuatro oportunidades.

El certificado médico que expuso la fiscalía indica que la víctima presenta deformación de rostro, tiene 12 puntos en la ceja, y que las lesiones dejarán un defecto estético permanente.

“¿Le queda clarito?”

Al momento de resolver, el juez de Garantías Marcelo Muñoz, denegó la medida de coerción con el fundamento de que era la primera vez que incumplía con la orden.

“La primera restricción fue impuesta en el mes de diciembre, y es la primera vez que la viola. No hubo otra agresión. Fue un hecho grave pero no hubo otro hecho violencia y pasaron tres meses”, aseguró el magistrado, y mantuvo el siguiente diálogo con el imputado:

Juez:(Dirigiéndose al imputado): Párese. Lo que resuelvo por hoy es la libertad. Se va a tener que presentar una vez por semana en la comisaria de Rincón de los Sauces. Cualquier restricción que haya, cualquier acercamiento que haya con la señora y usted queda detenido. ¿Está claro?

Imputado: Sí.

J: ¿Está claro eso?

I: Sí.

J: La señora se quiere comunicar con usted y usted habla con su defensor y le dice ‘me está llamando.` No se acerca al hijo en común salvo que el juez de Familia lo permita. Se acerca a la señora, la llama por teléfono, está a 200 metros, y queda detenido, ¿le queda clarito?

I: Si señor

J: ¿Tiene alguna duda? Esto no es Familia eh, ¿está clarito?. La restricción sería esa, el no acercamiento a la señora a menos de 200 metros.

(Dirigiéndose a la víctima) Los fundamentos son esos señora, es la primera vez que lo viola, es un delito grave, calificado, se comunica si queda firme o no, no sé si las partes apelarán.
(Se discute el día que se debe presentar el imputado en la comisaría)

J: ¿Está clarito? ¿Tiene alguna duda?. No quiero verlo acá de nuevo eh.

Aquí está el audio cedido por la Oficina Judicial de Neuquén:

 

“Yo sí sé cómo es él”

Ante esta decisión la mujer pidió la palabra:

Víctima: ¿Puedo decir algo?

Juez: Sí claro.

V: ¿Qué es lo que tiene que esperar, o sea? Yo tengo miedo.

J: Si lo sé, señora.

V: No tanto por mí, sino por mi hijo, también. Él lo que hizo, teniendo a su hijo en brazos, estuvo muy mal, y a él no le importó que su hijo se pudiera haber matado, entonces ¿qué es lo que hay que esperar? ¿Que él vaya a mi casa, o me agarre en la calle y me mate a mi o a mi hijo para que hagan algo?

Muñoz insistió en que era la primera vez que lo hacía y que él se atenía a la ley, y “si no hable con el legislador.” A lo que la mujer contestó: “Yo sí sé como es él.” El juez cerró diciendo: “Esperemos que no haya otro episodio”.

El fragmento:

 

“Yo sí sé como es él”, es mucho más que una percepción subjetiva. Las situaciones de violencia sino son asistidas íntegralmente a tiempo terminan en femicidios. De acuerdo al relevamiento de la Casa del Encuentro de los 295 casos de 2013, el 63 por ciento fueron perpetrados por esposos, parejas, novios, amantes, o ex parejas.

Tampoco es menos cierto que el momento de la denuncia es clave para que las víctimas continúen con el trámite. ¿Cuán devastador podría ser para una persona que se siente permanentemente amenazada recibir cómo respuesta que se vaya a quejar a otro lado?, ¿Puede dimensionarse el daño?

La violencia de género excede ampliamente al campo de la justicia penal y sus pronunciamientos. Pero sus marcas no se reparan con sermones, ni con expresiones de deseos. Menos cuando está en juego la vida de las mujeres.