-¿Por qué las encuestas son importantes para diseñar políticas públicas de seguridad?

-La herramienta típica para tener datos sobre inseguridad que recogen tradicionalmente los Estados en el mundo son las denuncias de delitos. El problema es que -ya se sabe a esta altura- muchos delitos no son denunciados. Además, no es aleatorio que se denuncien o no. No es simplemente que, por ejemplo, sabés que la mitad de los delitos no se denuncian, entonces agarrás los delitos denunciados, los multiplicás por dos y ya tenés una buena aproximación de la realidad. Difiere mucho entre delitos. Para superar ese déficit, desde aproximadamente 30 años, la recomendación general, encabezada por Naciones Unidas, es realizar encuestas de victimización.

-¿Qué implica este cambio?

-Invertir la pregunta y en vez de formar las estadísticas a partir de la gente que se acerca a denunciar un delito, entrevistar a las familias y preguntarles si fueron víctimas de un delito en un lapso determinado. Eso es lo que hoy se reconoce como primer dato importante para conocer la situación de seguridad de un país: tener una encuesta de victimización.

-Además de esta, ¿hay otras herramientas para mejorar el registro de delitos?

-La primera aproximación son las encuestas de victimización. No quiero decir para nada que los datos de denuncias no sean importantes, lo son y también lo es conocer qué tipos de delitos se denuncian. Hoy hay tecnologías modernas que permiten tener otras formas de medición, como las cámaras de seguridad.

 

-¿Colaboran en reducir la inseguridad a largo plazo?

-Permiten tener una medida visual, física y concreta sobre la inseguridad, en lugares puntuales. El problema con algunas políticas como esta, así como el de otras respuestas estáticas, es que una parte de lo que generan es un desplazamiento del delito. No resuelven el problema sino que el delito se mueve de un lugar geográfico a otro. Sin embargo, en algunas áreas particulares como en los estadios de fútbol son una herramienta importante.

-¿La aplicación de políticas punitivas puede mejorar la seguridad?

-En países como Argentina y Uruguay no necesitamos sentencias más duras, necesitamos que se cumplan. El principal problema es que hay una enormidad de robos a mano armada que no terminan con ninguna persona presa. Tenemos una proporción de delitos resueltos muy baja, después sobre esa muy pequeña proporción, me parece secundario en este momento aumentar las penas. El estudio del efecto de las sentencias no muestra que eso sea un gran disuasivo, por lo tanto el principal problema lo veo en términos de cumplimiento de las penas y no en aumentarlas.

-¿En qué casos se deben aplicar las medidas alternativas a la prisión?

-En delitos no extremadamente severos y en jóvenes que están en su primera experiencia delictiva o es la primera vez que son detectados y arrestados. Evitar el paso por la cárcel con alguna de estas medidas alternativas vale la pena. Tenemos prisiones con un efecto muy estigmatizante, muy destructivo del capital humano de una persona, entonces al final en las cárceles terminamos multiplicando el problema de la inseguridad en vez de reducirlo.

-Un argumento en contra es la presión social porque el delincuente esté preso.

-Desde la Biblia ese es un motivo para penalizar a los delincuentes. Las sociedades más modernas en vez de buscar que el delincuente pague o alguna forma de venganza, piensan qué es mejor para que esto no se repita. Si esa persona es enviada a la cárcel y sale más agresiva o con menores posibilidades que las que tenía antes, se considera mejor una medida menos punitiva que permita su reinserción. Para eso necesitamos sociedades que toleren esos razonamientos o desapasionamientos.

-¿Los casos exitosos en mejora de la seguridad son replicables en Uruguay?

-No veo por qué no. Y no hace falta irse al mundo desarrollado. Si uno mira experiencias en Bogotá, Medellín o San Pablo ha habido reducciones de la inseguridad.

-¿Cuáles son las medidas clave para lograrlo?

-Hay que buscar una combinación de políticas punitivas y sociales. Combinar las sociales con más recursos y mejor tecnología policial, judicial, penitenciaria, buscar un equilibrio y dedicar recursos a estudiar específicamente cuáles son los principales problemas. Por eso son muy importantes las encuestas.

-¿Cómo ve a Uruguay con respecto a la región en materia de inseguridad?

-Argentina y Uruguay históricamente tenían niveles de inseguridad mucho menores a los de Colombia, México, Brasil y América Central. Si bien seguimos teniendo mejores indicadores, nos hemos acercado a esos países.

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