Sus crímenes conmovieron a la opinión pública en 1912, hace un siglo. El Petiso Orejudo pasó a la historia como uno de los más celebres asesinos seriales de nuestra historia. Su especialidad era matar niños. Se lo acusa de haber matado a unos cuatro, intentarlo con siete más e incendiar otros tantos edificios.
Su historia será evocada en el “Coloquio sobre delito, memoria urbana y escritura en la Argentina: a 100 años de los crímenes del Petiso Orejudo”, el martes 2 de octubre desde las cinco de la tarde en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional en avenida Las Heras 2555.
La propuesta de los organizadores es discutir los lazos entre crimen y cultura, haciendo eje en las narrativas del periodismo, la literatura y la producción científica.
Participarán el jurista Carlos Elbert, el escritor Álvaro Abós, el criminalista Raúl Torre y el psiquiatra forense Daniel Silva, en una primera mesa coordinada por el sociólogo e historiador Diego Galeano. La historiadora Lila Caimari, el periodista Rodolfo Palacios, el escritor Leonel Contreras y el periodista Osvaldo Aguirre, lo harán en una segunda mesa coordinada por Javier Sinay.
La última víctima de El Petiso fue Gesualdo Giordano, un niño de tres años. El Petiso lo convenció de ir a comprar caramelos. Luego lo arrastró hasta la Quinta Moreno donde primero le 13 vueltas con un piolín para estrangularlo y luego hundirle un clavo en la sien. Más tarde, El Petiso fue al velorio del niño, de que salió llorando al comprobar que el clavo ya no estaba adentro del cráneo de su víctima.
El Petiso fue capturado a principios de diciembre de 1912. Primero fue internado en un hospicio, pero allí atacó a otros internados y los trasladaron al penal de Ushuaia. Durante más de 30 años vivió allí, hasta su muerte el 15 de noviembre de 1944. El parte oficial dice que falleció por “una hemorragia interna causada por un proceso ulceroso gastroduodenal”. Una versión asegura que lo mataron los propios presos, en venganza por haber asesinado al gato que tenían como mascota. Cuando el penal de Ushuaia fue clausurado en 1947, nadie encontró sus huesos. Alguien se los había llevado.

 

fuente http://sur.infonews.com/notas/centenario-del-petiso-orejudo