Germán de los Santos | Cruz del Sur


“Es necesario modificar la tasa de homicidios en un mediano plazo. Rosario no puede tener estas estadísticas”. El que lanza la frase al aire es el fiscal general de Rosario Jorge Baclini, quien estará al frente del Ministerio Público de la Acusación a partir del 10 de febrero en la ciudad. Y tiene grandes desafíos con un enero que en sólo 25 días sumó 28 homicidios dolosos.

 

Once de esos crímenes están encuadrados en lo que se podría llamar por encargo. Dos hombres en moto matan a la víctima seleccionada –que muchas veces conocen– y se fugan sin dejar rastros. “Durante los últimos dos años se han potenciado los asesinatos que tienen como origen las economías delictivas”, ensaya el fiscal en diálogo con Cruz del Sur.

 

—¿Por qué se disparó la tasa de homicidios en Rosario? ¿A qué responde este fenómeno?


—En 2009 teníamos 90 homicidios dolosos, y hoy estamos en un homicidio por día. Si uno mide en proyección tendríamos 365 homicidios en 2014, lo cual sería una exorbitancia. Rosario debe revertir esta tendencia.  Hay varios factores que generan las economías delictivas. El más importante hoy es la droga. Pero hay una particularidad; Rosario no es la ciudad del país donde se vende ni se consume más estupefacientes. Hay muchos lugares en la provincia de Buenos Aires donde seguramente hay cocinas o laboratorios de mayor magnitud que en Rosario. Lo que ocurre en la ciudad es que hay una autonomización de las cocinas y de los grupos narcos. Esto ha generado mayores conflictos que terminan en esta problemática, que se matan entre los distintos sectores o incluso dentro de las propias bandas. Uno no puede identificar en Rosario uno, dos o tres jefes de la droga, sino que hay muchos. Son varias fracciones. A esto se suma que hay sectores de la policía que trabajan directamente para estas bandas. Mientras antes la policía contralaba la tasa de delitos en este doble acuerdo con los grupos (regulaba el delito de alguna manera) hoy están dentro de las bandas. Hay muchos grupos de policías que trabajan dentro de las bandas. Hay una purga importante y casi permanente porque todo el tiempo se descubren lazos directos de uniformados con los grupos narcos.

 

—Se repiten los asesinatos realizados por sicarios, por dinero.


—En medio de una carencia social impresionante surge el joven que quiere posicionarse no socialmente sino dentro de la banda narco. Y ese posicionamiento es a través de la violencia. Juega el quien mata más. El sicario va ganando mucho espacio, porque el jefe que se ha autonomizado cuenta con éste porque es el que le da cierta cobertura. Si uno lo mira en los que respecta al análisis criminal hay que pensar que hay que lanzar una serie de medidas para que este tipo de asesinato cambie y sea más fácil de esclarecer. Hay una situación desde el punto de vista de la prevención que puede colaborar. Estos delitos se cometen con motos robadas. Actualmente en Rosario se roban 15 motos por día. Es un mercado alto. Hay que trabajar sobre eso. Medidas de control permanente sobre la circulación de las motos en la ciudad. No es muy difícil. Cuando uno complica la lógica del delito provoca que se traslade y genera mayores riesgos. Por ejemplo si había acuerdos con la policía hay que repactarlos.

 

—Usted habla de una connivencia policial con los grupos ligados a la narcocriminalidad. ¿Cómo puede ser efectivo combatir este tipo de delitos en este escenario?


—Hay varios grupos de la policía que se han incorporado a estos grupos. Generan distintos grupos con policías integrados que son los que le dan el aval a las bandas delictivas. Cuando se extienden un poco más del territorio empiezan a surgir los homicidios. La explosión de los últimos tiempos tiene muertos por hechos puntuales. Esto nace con el crimen del Fantasma Paz. Él pretende autonomizarse al comprar pasta base y montar un laboratorio. Por las medidas restrictivas de Moreno no le entran las máquinas y le incautan la pasta base y se empieza a complicar devolverle el dinero a los Cantero. Y ellos lo matan.

 

—¿Cómo se puede cortar esta tendencia?


—Toda la situación de impunidad y la falta de resultado en las investigaciones de homicidios garantiza que matar a alguien sea fácil y barato. Y que lo puede hacer cualquiera con un arma y una moto. Las causas en la justicia no están interconectadas por un problema cultural en los tribunales. La nuestra respuesta es que hay una gran cantidad de crímenes donde si no se atrapa al culpable en el día todo queda impune, con falta de mérito. Después está el caso de que el imputado se entrega porque sabe que a través de su abogado va a salir en seis meses en libertad porque las pruebas son endebles. Uno de los factores que genera que haya más homicidios es el alto nivel de impunidad. Porque saben que no van a ir presos y se posicionan dentro de la banda. Y ganan dinero en medio de una situación de exclusión social muy fuerte. Si reducimos la relación de impunidad va a bajar la tasa de homicidios. Esto va a demandar que el sicario cobre más caro, que haya menos y que no lo puedan hacer con una moto robada. La tasa de homicidios es muy alta. Es un exceso. Es la más alta del país.

 

http://www.diariocruzdelsur.com.ar/noticia/noticia/id/15521