“Creo tener fortalezas. Conozco muy bien el sistema penitenciario y a los internos, y deben ser escuchados por el juez”. Es la principal idea de Sebastián Sarmiento, quien como director del Servicio Penitenciario de Mendoza rindió para ser juez de Ejecución Penal y fue el único que aprobó de cinco aspirantes para ocupar la vacante de San Rafael.

Una vez que sea nombrado juez, Sarmiento tendrá en sus manos la responsabilidad de las distintas etapas de la condena de cada interno, como autorizar las salidas transitorias según las conductas de cada preso y otros requerimientos.

Ya desde la postura como juez de Ejecución Penal, hizo hincapié en la atención de los internos: “Sé quién es cada interno. También conozco a los organismos que realizan los informes no vinculantes sobre ellos. Cada interno debe ser escuchado y, por intermedio de su abogado, debe poder defenderse de esos informes si es necesario”.

“Se les debe preguntar qué piensan hacer de sus vidas, qué proyectos tienen, quién es su familia e incluso escuchar a sus allegados. No se trata de sólo ver un papel, sino el contexto en la que está esa persona”, expresó el funcionario todavía a cargo de la Dirección del Servicio Penitenciario. “Hay que ser criterioso, tanto con el interno como con la sociedad, que recibe a esa persona de nuevo en la calle”, agregó.

Su remplazo
Si bien aún no se sabe quién ocupará su lugar como director, Sebastián Sarmiento aseveró que debe ser un hombre que pertenezca al Servicio Penitenciario.

“Tiene que haber transitado los principales puestos del sistema. Debe ser un hombre comprometido con el cumplimiento de los derechos humanos, tener la capacidad operativa para gestionar y manejar las crisis que siempre hay, además de mantener un equilibrio entre internos y penitenciarios”, detalló.

Cómo comenzó y cómo llegó
Antes de recibirse de abogado, en el 2006, Sarmiento trabajó como asesor en temas de seguridad para el diputado Miguel Serralta. Al finalizar este mandato, ingresó a la oficina de Actuaciones Disciplinarias de Boulogne Sur Mer, donde se sancionaba a los internos que cometían algún tipo de falta. Finalmente llegó a ser jefe de esa área.

En abril de 2007 pasó al nuevo penal Almafuerte como jefe de Asesoría Jurídica y, en 2009, el entonces ministro de Gobierno, Mario Adaro, lo propuso como director de esa cárcel de máxima seguridad.

“Ese fue uno de los mejores momentos de mi carrera. Fue el lugar en el que me formé como penitenciario, además del orgullo de dirigir el penal más nuevo e importante de la provincia”, expresó.

Pero en esa función también vivió uno de los peores momentos de toda su gestión, la toma de rehenes de 2010, donde un interno fue asesinado y cinco penitenciarios fueron rehenes durante al menos siete horas.

“Fue la primera vez que tuve una crisis de ese tipo. Nadie se prepara mentalmente para esas cosas. Ver un compañero como rehén, tener que tomar decisiones que pueden llevar a que un interno o un penitenciario sean agredidos”, recordó.

En la cárcel de máxima seguridad estuvo hasta mayo de 2010, cuando pasó a ser el director de todo el Servicio Penitenciario, donde según él llegó con bastante experiencia.

Vivencia
“Para ser penitenciario se necesita la vocación de ayudar a una persona en uno de los peores momentos de su vida, donde está solo y encerrado. Eso no se tiene, se aprende con la vivencia. Es una realidad muy dura que muchos no pueden aceptar”, aseguró Sebastián Sarmiento.

El futuro de las cárceles mendocinas
Sebastián Sarmiento aseguró que si el crecimiento de la población carcelaria continúa con este ritmo, en menos de 10 años habrá al menos 10 mil personas presas en Mendoza. “Para frenar esta tendencia no se deberían construir más cárceles sino buscar otras soluciones”.

Una queja conocida de la sociedad es la cárcel Boulogne Sur Mer, la más antigua y que está en el medio de la ciudad. “Para eso necesitamos al menos tres cárceles más para 600 personas cada una, lo que demorará no menos de 10 años y costaría entre 800 y 900 mil millones de pesos con lo que la provincia no cuenta” explicó Sarmiento.

En coincidencia con el criterio del gobernador Francisco Pérez, Sarmiento señaló que la solución se debe focalizar en la prevención de delitos y más trabajo en las calles, para evitar el crecimiento carcelario.

Pero mientras tanto se realizan ampliaciones en Boulogne Sur Mer para albergar más internos. Además se construye el Complejo Penitenciario Nº 5, el cual tendrá una capacidad de entre 400 y 500 presos, y la cárcel Federal, ambas en las inmediaciones de la actual prisión de máxima seguridad en Cacheuta.

“La idea es con el tiempo hacer una especie de ciudad penitenciaria y concentrar todo donde funciona Almafuerte”, agregó el funcionario.

Algo pendiente es mejorar las condiciones laborales para los penitenciarios, y la falta de personal. Sarmiento sostuvo que se manejan bien, pero “según los estándares internacionales debe haber un agente por un interno. Para eso nos falta entre un 10% y un 15% de personal”.

Otro aspecto es “la necesidad de ampliar los establecimientos educativos que hoy están en su máxima ocupación”, debido al rápido incrementos que hubo en internos interesados en estudiar.

 

http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Sebastian-Sarmiento-sera-juez-de-Ejecucion-Penal-y-aseguro-que-escuchara-a-los-presos-20130520-0006.html