Franz Vanderschueren es doctor en sociología y experto en seguridad ciudadana. Nacido en Bélgica, vivió buena parte de su vida en Francia para después radicarse en Chile, donde reside actualmente. Durante su carrera, trabajó dentro de las Organización de Naciones Unidas (ONU) y ahora dirige el Programa de Seguridad Urbana en la Universidad Alberto Hurtado de Chile.

Hoy, llegó a nuestra provincia y mantuvo una entrevista con MDZ en el hotel Diplomatic, tras la culminación de «Desafío Mendoza, Vivir sin miedo», evento que contó con la disertación de dos especialistas de similar prestigio: Alberto Binder y Marcelo Saín. A lo largo de su exposición, Vanderschueren habló del «desamparo» juvenil y de las múltiples implicancias de este fenómeno a nivel global.

 

Franz Vanderschueren asesora a distintos países de la región.

 

-Recientemente, en Mendoza han muerto muchos jóvenes víctimas de la violencia. ¿Es un fenómeno que se repite a lo largo de la región?

-En realidad, el fenómeno no es sólo latinoamericano, sino mundial. En Francia, por ejemplo, las estadísticas muestran que aun donde disminuye la cantidad de delito juvenil, aumenta la mortalidad violenta de los jóvenes. Quizás la principal explicación sea la exclusión de este fragmento de la sociedad, que se encuentra desamparado.

-¿Por qué terminan excluidos?

-Aquí hay una discusión muy fuerte en cuanto a la invisibilidad juvenil en las decisiones que la atañen. Básicamente, al no tenerlos en cuenta en ámbitos definitorios, se los termina excluyendo. Hay un cuarto de la población de entre 15 y 29 años que en este momento ni estudian ni trabajan. En México les dicen los «ninis». Éstos son marginados a nivel de educación, de trabajo y de política.

-¿Cómo se los integra?

-Primero, hay que resolver el problema de nuestras políticas sociales y, específicamente, de educación, ya que son integradoras pero al mismo tiempo excluyentes. Si como profesor preparo alumnos y el 20% queda eliminado, termina en los «ninis», por ejemplo. Si la política de educación es solamente escolarizante y no socializante, va a excluir un buen grupo de jóvenes.

 

Aranda, Saín y Binder participaron en Desafío Mendoza, previo a la llegada de Vandershueren.

 

-¿Hay que repensar la escuela?

-Seguramente. Hay que crear una escuela de reescolarización y, a la vez, un espacio público que valga la pena, que sea seguro y que involucre a la comunidad, consultando a los jóvenes. Si se cumple esto, vamos por buen camino. Por ejemplo, recientemente se realizó un proyecto urbano en una favela de Brasil, consultando a los jóvenes que vivían allí y se obtuvieron muy buenos resultados.

-¿El narcotráfico es la principal alternativa que encuentran los jóvenes marginados?

-El narcotráfico es una de las diversas alterativas «divinas» que encuentran estos jóvenes. Esto está bien definido en México, pero es válido en todas partes. El narco le ofrece la posibilidad de ganar dinero fácilmente, aunque sea un imbécil, violento o delincuente, da lo mismo. Le ofrece una alternativa que incluso está bien organizada.

-¿Son estos jóvenes los que terminan haciendo las veces de chivos expiatorios?

-Sí, los jóvenes y, por ejemplo, los capataces en México. En ningún caso se toca al poder central del narcotráfico. Felipe Calderón (presidente de México) no está atacando las bases, sino las manifestaciones de violencia. Ningún empresario o político está procesado por lavado de dinero. Entonces habría que ponerse de acuerdo en esto: eliminar los paraísos fiscales y dejar de atacar exclusivamente  al pequeñito capataz. El poder está en la corrupción masiva internacional.

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Franz Vanderschueren es doctor en sociología y experto en seguridad ciudadana. Nacido en Bélgica, vivió buena parte de su vida en Francia para después radicarse en Chile, donde reside actualmente. Durante su carrera, trabajó dentro de las Organización de Naciones Unidas (ONU) y ahora dirige el Programa de Seguridad Urbana en la Universidad Alberto Hurtado de Chile.

Hoy, llegó a nuestra provincia y mantuvo una entrevista con MDZ en el hotel Diplomatic, tras la culminación de «Desafío Mendoza, Vivir sin miedo», evento que contó con la disertación de dos especialistas de similar prestigio: Alberto Binder y Marcelo Saín. A lo largo de su exposición, Vanderschueren habló del «desamparo» juvenil y de las múltiples implicancias de este fenómeno a nivel global.

 

Franz Vanderschueren asesora a distintos países de la región.

 

-Recientemente, en Mendoza han muerto muchos jóvenes víctimas de la violencia. ¿Es un fenómeno que se repite a lo largo de la región?

-En realidad, el fenómeno no es sólo latinoamericano, sino mundial. En Francia, por ejemplo, las estadísticas muestran que aun donde disminuye la cantidad de delito juvenil, aumenta la mortalidad violenta de los jóvenes. Quizás la principal explicación sea la exclusión de este fragmento de la sociedad, que se encuentra desamparado.

-¿Por qué terminan excluidos?

-Aquí hay una discusión muy fuerte en cuanto a la invisibilidad juvenil en las decisiones que la atañen. Básicamente, al no tenerlos en cuenta en ámbitos definitorios, se los termina excluyendo. Hay un cuarto de la población de entre 15 y 29 años que en este momento ni estudian ni trabajan. En México les dicen los «ninis». Éstos son marginados a nivel de educación, de trabajo y de política.

-¿Cómo se los integra?

-Primero, hay que resolver el problema de nuestras políticas sociales y, específicamente, de educación, ya que son integradoras pero al mismo tiempo excluyentes. Si como profesor preparo alumnos y el 20% queda eliminado, termina en los «ninis», por ejemplo. Si la política de educación es solamente escolarizante y no socializante, va a excluir un buen grupo de jóvenes.

 

Aranda, Saín y Binder participaron en Desafío Mendoza, previo a la llegada de Vandershueren.

 

-¿Hay que repensar la escuela?

-Seguramente. Hay que crear una escuela de reescolarización y, a la vez, un espacio público que valga la pena, que sea seguro y que involucre a la comunidad, consultando a los jóvenes. Si se cumple esto, vamos por buen camino. Por ejemplo, recientemente se realizó un proyecto urbano en una favela de Brasil, consultando a los jóvenes que vivían allí y se obtuvieron muy buenos resultados.

-¿El narcotráfico es la principal alternativa que encuentran los jóvenes marginados?

-El narcotráfico es una de las diversas alterativas «divinas» que encuentran estos jóvenes. Esto está bien definido en México, pero es válido en todas partes. El narco le ofrece la posibilidad de ganar dinero fácilmente, aunque sea un imbécil, violento o delincuente, da lo mismo. Le ofrece una alternativa que incluso está bien organizada.

-¿Son estos jóvenes los que terminan haciendo las veces de chivos expiatorios?

-Sí, los jóvenes y, por ejemplo, los capataces en México. En ningún caso se toca al poder central del narcotráfico. Felipe Calderón (presidente de México) no está atacando las bases, sino las manifestaciones de violencia. Ningún empresario o político está procesado por lavado de dinero. Entonces habría que ponerse de acuerdo en esto: eliminar los paraísos fiscales y dejar de atacar exclusivamente  al pequeñito capataz. El poder está en la corrupción masiva internacional.