Por culpa de la inseguridad, instalación de estos sistemas va en aumento. La Policía las cuestiona.

Aura Valenzuela, residente del barrio Niza, no ha podido olvidar el día en que delincuentes ingresaron a su casa para desocuparla.

“Me pusieron un revólver en la cabeza, me amarraron a la cama y me dieron puños en el estómago”, relata la señora, con rostro de espanto.

El caso, que sacudió la tranquilidad de esta familia bogotana, los llevó a tomar una decisión que pese a ser extrema consideraron necesaria: instalar cercas eléctricas alrededor de su predio. “Era eso o vender la casa e irnos a un apartamento”, agregó Valenzuela, mientras señalaba la muralla electrificada que ha impedido que el hampa ataque de nuevo.

El caso de los Valenzuela es tan solo un ejemplo de un fenómeno creciente en los últimos años en Bogotá.

La instalación de cercas eléctricas se masificó en Ciudad Salitre, pero se ha extendido en la actualidad a conjuntos residenciales de sectores como Cedritos, Chicó, Antiguo Country, Floresta, Contador, Quinta Paredes y Nicolás de Federman, entre otros.

El auge también se ha trasteado al sur de la ciudad. En la ciudadela El Recreo –en Bosa– afectada por el invierno en el 2011, los propietarios instalaron mallas eléctricas ante la ‘ola’ de atracos a residencias que se registraron después de las inundaciones. También se ven en Kennedy, Ciudad Bolívar, Ciudad Montes y El Tunal.

¿Cómo funciona?

El sistema está compuesto por seis hilos de alambre acerado triple galvanizado, una consola de control, una alarma y una batería de 12 voltios recargable que tiene una duración de carga de 2 días.

“Si alguien hace alguna manipulación o intenta cortarla recibe una descarga de 12.000 voltios”, explicó Jorge Clavijo, representante de Indumetales, una de las cerca de 12 empresas que prestan el servicio.

La descarga eléctrica, según otros expertos en el tema, no ocasiona la muerte de la persona ni le deja quemaduras en las manos.

Cuando el contacto es muy fuerte, se dispara una alarma para que los vigilantes controlen la situación.

“La inseguridad es la que ha hecho que cada vez más conjuntos residenciales pidan el servicio en la mayoría de barrios de la capital. Además, son estéticas y muy seguras con los niños y los animales”, afirmó Clavijo.

Pese a que las cercas eléctricas son un mecanismo de protección de la propia comunidad, la Policía tiene dudas sobre la medida.

“Es un riesgo absoluto para los ciudadanos que van transitando cerca. La señalización es clave para evitar tragedias”, señaló Camilo Cabana, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.

La empresas de seguridad privada también guardan sus reservas, pues consideran que la efectividad depende de las personas que las operan. “Si hay una persona responsable puede que funcionen”, expuso Jairo Monroy, jefe de seguridad de Corinsa Ltda., compañía que agrupa a más de 180 guardias.

Para ciudadanos como Jesús Walteros, residente en la carrera 70G con calle 127, la malla se hizo realidad en su casa después de un intento de hurto, hace seis meses.

“Se metieron por un muro.Afortunadamente no se robaron nada porque alcanzamos a llegar a tiempo”, contó Walteros, quien agregó que conoce a otros vecinos que se decidieron a instalar este tipo de sistemas de protección después de vivir lo que significa que hombres armados se tomen a sangre y fuego “la casa de uno”.

A abril de este año, la Policía contabiliza 1.052 denuncias. En el 2012, en el mismo periodo de tiempo, hubo 1.692.

Para el psiquiatra Cristian Muñoz Farias, estos actos propios de la delincuencia pueden llegar a causar algunos traumas que afectan el sistema nervioso.

“Uno de ellos es el estrés postraumático que genera que la gente trate de tomar medidas para evitar que esa situación que lo afectó se repita”, explicó Muñoz.

Según una norma del Ministerio de Minas y Energía, las descargas eléctricas de las cercas ubicadas en la ciudad no pueden superar los 0,5 amperios.

Se activan desde el celular

Algunas compañías instaladoras de cercas eléctricas cuentan con aparatos diseñados para que cuando un extraño toque los hilos le llegue un mensaje de texto al celular del administrador del circuito, quien desde su aparato móvil puede activar o desactivar el paso de corriente. “Los equipos que se instalan deben cumplir con certificaciones para uso residencial y otras especiales que les otorga el Ministerio de Minas y Energía al fabricante”, explicó Mónica Parada, gerente comercial de la empresa Sicomatel.

Las mallas funcionan las 24 horas al día con baterías de 12 voltios recargables. El gasto de luz se estima en 5 vatios mensuales y no se afectan con la lluvia. En cuanto a costos, la tarifa está en una media de 6 millones de pesos si se compran más de 500 metros. La instalación puede durar entre 5 y 10 días, dependiendo de la extensión del área por proteger.

FABIÁN FORERO BARÓN
Redactor de EL TIEMPO

 

http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/uso-de-cercas-electricas-para-proteger-vivienda_12888123-4