La conducta penal del subcomisario Alejandro Scalcione, acusado de haber asesinado el 18 de abril de 2009 al profesor de historia Nelson Regaldo Rosso en una vivienda de la localidad de Oliveros, empezará a ser juzgada mañana en audiencias orales y públicas que se realizarán en el primero psio de los Tribunales provinciales. Frente al tribunal unipersonal, a cargo del juez Ismael Manfrín, desfilarán unos treinta testigos presentados por los abogados querellantes, Raúl Superti y Ricardo Giusepponi, y la defensa, a cargo de Luis Tomasevich.

Scalcione fue procesado por el juez de Instrucción de San Lorenzo Eduardo Filocco, a cargo de la investigación inicial del suceso que conmovió a la vecina localidad de Oliveros. En su declaración indagatoria, el policía que al momento del hecho era jefe del destacamento del Hospital de Emegrencias, admitió haber mantenido una fuerte discusión con Rosso, pero también dijo que no recordaba el momento en que empuñó su arma reglamentaria y efectuó los disparos letales.

De juez en juez. El caso tuvo un derrotero por dos juzgados de Sentencia. En un primer momento la causa se tramitó en el juzgado de Sentencia Nº6, a cargo de Julio César García, pero el magistrado se excusó, según una fuente judicial, porque se «sintió violentado emocionalmente» a raíz de que los abogados de la querella lo habían recusado en otra causa. Entonces, García envió el caso al juzgado de Sentencia Nº7, a cargo de José Luis Mascali.

Finalmente, tras un sorteo realizado en la Cámara de Apelación en lo Penal, el juez Manfrín fue designado a cargo del tribunal oral en el que se juzgará la conducta del autor del crimen de Rosso. Esa decisión de la Cámara está enmarcada en el nuevo Código Procesal Penal que determina que los jueces que reunieron las pruebas no pueden integrar los tribunales orales para evitar que lleguen «contaminados» al debate penal.

Scalcione llegará al juicio imputado de homicidio calificado por alevosía y uso de arma de fuego. Una fuente allegada al caso señaló que el juicio que comenzará mañana será breve y que el mismo jueves de esta semana se escucharán los alegatos de las partes. La sentencia se conocerá el próximo lunes 26.

El oficial Scalcione era el jefe del destacamento policial del Heca y tenía 42 años cuando ocurrió el crimen de Rosso, un profesor de historia de 61 años que dictaba clases en las escuelas San Patricio y San Francisco Solano de Rosario. La víctima había sido además encargado de la biblioteca del histórico convento de San Lorenzo.

Su vida transcurrió en entre su casa paterna situada en el centro de Oliveros, y la ciudad de Rosario, donde comenzó su actividad docente, conoció a su esposa y vivió a lo largo de tres décadas. El matrimonio tuvo dos hijos, un varón que actuamente tiene 31 años y una mujer de 29. Tras la separación de la pareja, ocurrida algunos años antes del homicidio, Rosso decidió establecerse a su casa de fin de semana de Oliveros.

El hecho. La madrugada del sábado 18 de abril de 2009 Rosso dormía en una de las habitaciones de su casa de Maipú al 300, en Oliveros. Entonces arribó al lugar Scalcione, con quien mantenía una vieja relación. En esas circunstancias los dos hombres discutieron por cuestiones que ni la policía ni los familiares supieron precisar en aquel momento y que ahora tratarán de ventilarse en el juicio. Sin embargo, algunos vecinos que prestaron testimonios antes los medios de comunicación horas después del homicidio, indicaron que la relación que mantenían ambos hombres se había quebrantado.

A poco de llegar a la casa del profesor, y tras la discusión mantenida, Scalcione abrió fuego contra su amigo usando su arma rgelamentaria. Un proyectil perforó el tórax de Rosso y otro le estalló en la cabeza provocándole pérdida de masa encefálica y matándolo en el acto. Dos pequeñas huellas de sangre marcaron el colchón donde descansaba la víctima. Enseguida, el oficial se contactó con la comisaría de Oliveros, contó lo que había hecho y dijo que esperaba a los agentes en la escena del crimen. Un rato después quedó detenido.

Scalcione residía en un complejo Fonavi de Oliveros pero, a su vez, le alquilaba a Rosso un cuarto de la vivienda en la que éste vivía. Allí, dos veces por semana, el policía atendía como «terapeuta» a familiares de víctimas de accidentes de tránsito y a chicos con problemas psicológicos. En el consultorio, según dijo un sobrino del docente que dialogó con este diario, el oficial exhibía un diploma con el título de «operador en psicología, aunque no estaba matriculado».

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/policiales/Punto-de-partida-para-el-juicio-oral-a-un-policia-por-el-crimen-de-un-profesor–20120318-0026.html