En su alegato, la defensora oficial Verónica Joliffe consideró que «quedó probado que hubo un forcejeo en el cual se disparó el arma» que provocó la muerte de Armella, ex cuñado del imputado, tras lo cual miró al jurado y aseguró: «ustedes representan a la sociedad y qué sociedad va a aceptar que se condene a un inocente».

En la vereda de enfrente, la fiscal Ana María Armetta pidió al jurado popular que dicte un veredicto condenatorio para Barros, por el crimen de Armella ocurrido el 30 de enero de 2014 en el barrio Villa Hidalgo, de San Martín.

En su alegato la fiscal Armetta dijo estar «absolutamente convencida de que Guillermo Barros esgrimió una escopeta contra (Gabriel) Armella con el fin de quitarle la vida», mientras miraba a los doce integrantes del jurado popular.

En su declaración, el imputado había dicho que ese día cerca de las 23 le avisaron que su ex cuñado había ido a la casa de su hermana, donde también vivían su madre y otros familiares, y había amenazado con una escopeta a su cuñada Antonia para que la dejara ver a sus hijas.

Dijo que mientras uno de sus hermanos llamaba a la Policía, él salió a la calle, fue al encuentro de Armella porque «tenía la costumbre de entrar y pegarle a todos», y él siempre era quien lo calmaba en esas situaciones.

«Levantó la mano y me quiso pegar con un recorte (escopeta recortada) en la cabeza. Ahí se cayó y cuando se estaba levantando estaba por gatillar y yo le decía ‘¡Soltá, basta Gaby!’. Entonces le doblé la mano, pegué un tirón y se disparó el arma», relató a los jurados, que escuchaban atentamente.

A pedido de la fiscal, Barros luego mostró cómo fue el forcejeo con un custodio del tribunal, para que los ciudadanos entendieran mejor. «El me quería matar o iba a matar a alguien en mi casa porque estaba drogado. Nunca le quise hacer daño», afirmó mirando hacia el piso y ante una consulta de la fiscal respondió: «El arma la habrá disparado él, él tenía la mano en el gatillo. Yo no disparé».

Dijo que tras escuchar el disparo quedó aturdido, se fue corriendo a su casa porque se asustó, esperó la llegada de la Policía «porque había que aclarar las cosas»y terminó detenido.

Una testigo llamada Rocío Moreda que es vecina de Barros dijo que presenció toda la secuencia y benefició al imputado al afirmar que Armella estaba armado, gritaba «¡Claudia sacá las nenas!» y el disparo se produjo en medio de un forcejeo.

Más temprano, declaró Claudia Barros (25), ex mujer de Armella y hermana del imputado, quien relató graves episodios de violencia de género que sufrió por parte de su ex pareja antes del homicidio.

Una declaración similar acerca de la violencia en la pareja prestó la madre de Claudia y del imputado, Marta Barros, quien ratificó todas las agresiones sufridas por su hija y dijo que ella también fue golpeada. En tanto, Luis Jerez, hermanastro de Claudia, también vio el forcejeo pero dijo que como estaba oscuro no alcanzó a identificar qué tenían en las manos.

Otros testigos fueron la médica que hizo la autopsia, que explicó que Armella murió porque las municiones le llegaron a corazón y pulmón, y un perito balístico que explicó las diferentes posiciones en que pudo haberse producido el disparo.