La Paz, 1 ago (PL) La cárcel de San Pedro, la más antigua de Bolivia, cerró hoy sus puertas al ingreso de nuevos reos, aunque más de dos mil de ellos continúan allí, como prologanción de las leyendas y las historias oscuras que se cuentan sobre ese lugar.

El gobernador del centro penitenciario, Carlos Coritza, explicó a una radio local que el último preso fue admitido ayer al penal, porque lo que este jueves fue el primer día en más de un siglo sin la entrada de nuevos reclusos.

Precisó que actualmente la cárcel tiene una población de dos mil 305 internos, una cifra que supera en más de cinco veces el total para el que fue construida.

Según informó el Gobierno, el presidio, edificado en el siglo XIX y con serios problemas de infraestructura en la actualidad, será vendido para la construcción en ese espacio de un centro de convenciones.

Tras una serie de incidentes en los últimos tres meses, como una epidemia de meningitis, denuncias de sobrepoblación y, sobre todo, la violación de una niña de tres años por el padre, padrino y tío presos, las autoridades anunciaron el cierre de San Pedro desde inicios de julio pasado.

Esta cárcel es famosa en Bolivia por el tipo de vida que llevan en ella los reos, muchos de los cuales conviven con sus esposas e hijos, tienen todo tipo de comodidades y algunos poseen tiendas pequeñas e, incluso, comercios, restaurantes, salones de billar, cantinas y hasta un hotel para extranjeros.

Según Naciones Unidas, Bolivia es el único país del mundo donde se permite a los menores convivir con sus padres presos en los penales.

De acuerdos con datos de la estatal Defensoría del Pueblo, unos 189 niños viven actualmente en San Pedro.

Dada la sobrepoblación de esa prisión, los reos alquilan al llegar a ella el espacio y las camas donde quieren dormir, con precios que oscilan sobre los 45 dólares.

 

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