Luego de permanecer casi 24 horas fugado del Instituto de Menores Santa Rosa en lo que fue su sexta fuga en los últimos meses, el menor conocido como “Jota” fue demorado nuevamente por la policía en un episodio confuso cuando habría intentado arrebatarle el monedero a una mujer.
El problemático joven, cuyo frondoso historial fue publicado un sinfín de veces en las páginas de este matutino, termina siendo la primera víctima del serio problema de adicciones que acarrea desde temprana edad.
De acuerdo a lo que comunicaron fuentes policiales, a últimas horas del martes “Jota” fue reducido por motoristas de las Unidades Kappa en la intersección de Ayacucho y pasaje Ezequiel Soria. Momentos antes, en compañía de otra menor de edad intentaron quitarle el monedero a una mujer, hecho que al ser advertido por los uniformados derivó en una posterior persecución desde el lugar del hecho, frente al casino de Ayacucho y Esquiú, hasta el pasaje Ezequiel Soria.
En esa altura, habrían caído al suelo tanto el joven con su cómplice como sus persecutores, el primero fue atrapado mientras que el otro logró escapar. Por el frustrado arrebato , el joven sería indagado en los siguientes días ante la Unidad Fiscal Criminal.

Quién es “Jota”

El adolescente a sus cortos 17 años tiene un largo historial delictivo, ya sea de hechos cometidos en soledad, acompañado de otros mayores, armado o ejerciendo la violencia, casi todos ellos realizados durante recaídas en sus numerosos tratamientos de adicciones, ocasiones en las que logró huir de todos los lugares donde estuvo alojado.
Tiempo atrás, el joven fue derivado hacia una institución de puertas cerradas ubicada en una provincia distante de la nuestra y sin embargo “Jota” por sus propios medios se escapó y regresó a Catamarca.
Su situación familiar es delicada. Según pudo conocer El Esquiú.com, el joven proviene de una familia numerosa de escasos recursos económicos, su madre, ama de casa, suele asistir a las audiencias y lo visita en el Instituto. Su padre está privado de su libertad desde hace tiempo.
Anteriormente, también fue parte del programa de libertad asistida, en el cual trascendió que se sentía contenido y no cometía ningún hecho delictivo, sin embargo terminó fracasando y fue retirado del mismo. Su tratamiento de adicciones siguió en el centro Humaraya y posteriormente en el Instituto de Menores, de donde escapó seis veces. De donde también escapó en dos ocasiones fue del Hospital San Juan Bautista, donde fue ingresado para desintoxicaciones.
“Jota” también es papá. Tiene un hijo pequeño, fruto de su relación con una adolescente.
Quienes lo frecuentan lo definieron como un chico “tranquilo”, tanto en el trato como en la charla cotidiana, con el que se puede mantener un diálogo. Sin embargo el gran problema es el de la adicción, que lo lleva a tener conductas que no pueden ser manejadas.

Privación

Consultado al respecto, el juez de Menores Rodrigo Morabito, quien está a su cargo, indicó que la privación de la libertad siempre debe ser de carácter restrictivo y de última excepción, por el menor tiempo posible, como se establece en la ley.
Morabito indicó que “en este caso en particular, creo que amerita privación de libertad por un lapso de tiempo establecido, con todas las garantías, la defensa y la asesoría de menores ya establecieron su posición jurídica al respecto”, añadiendo que “toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario y se realice su debido juicio, al que, de ser posible debe llegar en libertad”.
“La privación de la libertad de los jovencitos procede en estos casos por una seguidilla notable de delitos que ya alteran el orden en la sociedad y por la gravedad de éstos, pero opino que siempre debe ser ‘ultima ratio’”.

 

fuente: http://www.elesquiu.com/notas/2012/6/21/policiales-244357.asp