Se trata de Pablo César Casco, oficial a cargo de la Guardia del Servicio Penitenciario Federal durante la última dictadura. Está acusado por torturas y de participar de una asociación ilícita dedicada a cometer crímenes, bajo el amparo estatal.

Pablo César Casco, uno de los oficiales a cargo de la conocida “guardia dura” en la Unidad Penitenciaria Nº7 durante la última dictadura, declara este lunes ante el Juez Federal de Resistencia, Carlos Skidelsky. Fue arrestado este jueves acusado de cometer torturas y de formar parte de una asociación ilícita, al amparo del Estado.

Según pudo saber CHACO DIA POR DIA, Casco está detenido desde este jueves en dependencias de la Policía Federal, en Resistencia, en el marco de la causa Caballero Residual, donde se investigan torturas, secuestros y desapariciones forzadas de personas, durante los años de plomo. Este lunes a partir de las 9 será indagado por el Juez Skidelsky en dependencia de la Secretaría de Derechos Humanos del Juzgado Federal.

La detención de Casco se logró tras un requerimiento emitido por los fiscales, Patricio Sabadini y su par ad hoc en Derechos Humanos, Diego Vigay, en donde solicitaron a Skidelsky la ampliación de una medida similar realizada en 2008 por el exfiscal ad hoc, Roberto Mena.

La solicitud fue presentada el 28 de mayo pasado. La misma estaba dirigida contra Casco y una persona de apellido Brocas, ambos oficiales a cargo de la Guardia del Servicio Penitenciario Federal que tenían a su cargo a detenidos por razones políticas entre los años 1975 y 1980. El requerimiento también abarca toda persona que haya actuado como co-autor, cómplice o encubridor en los hechos.

Modus operandi.

En la presentación se enmarcó la acusación en la forma en que la dictadura operaba en el Chaco. El mecanismo consistía en la detención de personas, por parte de personal del Ejército, de la Policía del Chaco y otras fuerzas, quienes luego eran alojadas en dependencias policiales como la Brigada de Investigaciones o la Alcaidía donde sufrían todo tipo de tormentos, para ser luego trasladados a la Unidad Penitenciaria Nº7 de Resistencia.

En la U7, señalan los fiscales, los detenidos eran recluidos en un área restringida, destinada especialmente a presos políticos a los que llamaban ‘subversivos’ o ‘detenidos por infracción a la ley 20.840’ (ley antisubversiva) y quienes se encontraban a disposición del Juzgado Federal y/o del Área 233, que era la denominación del ámbito geográfico que comprendía a la Provincia del Chaco.

En Pabellones acondicionados específicamente para detenidos por razones políticas, separados del resto de los detenidos denominados “comunes”, donde estos padecían todo tipo de vejámenes y severidades por parte del Personal Penitenciario, en especial la denominada “Guardia dura o la Guardia de Casco”, la que se movía bajo las órdenes del Oficial Pablo César Casco, acusó la fiscalía.

Presos políticos.

Los detenidos en la unidad carcelaria sufrieron así golpizas tanto a su ingreso como así también durante su alojamiento. Castigos de manera sistemática y sin motivos, racionamiento de la comida, falta de ropa y abrigo, quita y prohibición de ingreso de cuestiones elementales como libros, radio y diarios para provocar aislamiento. También sufrieron restricciones extremas al régimen de visitas de familiares, en determinados casos fue éste el lugar donde detenidos políticos fueron vistos por última vez, para luego “desaparecer”.

Distintas víctimas que testimoniaron, tanto en la Comisión de DDHH de la Cámara de Diputados de la provincia, entre 1983 y 1985, como en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Resistencia en los juicios por la Causa Caballero 1 y la Masacre de Margarita Belén, ubicaron a Casco en la U7, como el promotor de los castigos, vejámenes, severidades que de manera exclusiva se impusieran como regla a todos los detenidos por razones políticas que pasaron por ese centro de detención.

“Entendemos que la asociación ilícita (incluye a) personal policial, médico policial, militares, funcionarios judiciales y también personal del Servicio Penitenciario Nacional”, señaló el Ministerio Público. “Principalmente el oficial Casco y también en alguna medida el denominado ‘Brocas’ se hallan claramente implicados en cuanto a su participación en la actuación sistemática del terrorismo de Estado”, señalaron los fiscales.

No es la primera vez que Casco es detenido. El 10 de septiembre de 2010, en plena audiencia del juicio por la Masacre de Margarita Belén, el exguardia fue apresado por orden del Tribunal Oral Federal de Resistencia, por considerar que había mentido en su declaración testimonial (en su relato, la U7 era poco más que un hotel cinco estrellas).

Casco era el jefe de la guardia dura de la U7 desde donde sacaron cinco presos políticos, para luego torturarlos en la alcaidía y terminar fusilándolos el 13 de diciembre de 1976. La noche previa a los fusilamientos, el 12 de diciembre, cuando sacaron a los cinco presos políticos que iban a ser asesinados cerca de Margarita Belén, Casco estaba de franco, pero, igualmente apareció. Su presencia y la de militares rodeando la U7 hicieron sonar la alarma entre los detenidos.

Según el relato de varios exdetenidos, fue el propio Casco quien se acercó a la reja del Pabellón 1 (el de los “irrecuperables”), donde mantuvo un breve diálogo con Miguel Bampini, advirtiéndole que si Néstor Sala y Manuel Parodi Ocampo no salían por sus propios medios, iba a entrar el Ejército y se podría producir una represión de proporciones.

fuente: http://www.chacodiapordia.com/noticia.php?n=65696