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Hierro caliente. El Comisario Mayor Luis Buttazzi se hizo cargo de la Unidad Regional más compleja de la provincia.
El dramático pedido de ayuda a la sociedad trelewense del intendente Máximo Pérez Catán para combatir contra la droga, y la inseguridad, le dio cierre a una semana en el que ambas temáticas ocuparon buena parte de los titulares de los medios en la provincia, toda vez que el propio Martín Buzzi tuvo referencias contundentes sobre estos temas y tomó medidas consecuentes con esos mismos dichos.

Pérez Catán optó por el relato crudo, en el acto conmemorativo de la revolución de Mayo, para golpear lo más profundo posible a una sociedad que, señaló, necesita unirse para combatir estos flagelos. “Negar que la mafia de la droga está entre nosotros es tapar el sol con la mano”, graficó.

En ese aspecto el jefe político de los trelewenses coincidió con el gobernado Buzzi, que el martes tuvo una referencia similar -“La droga es madre del descontrol”, había sintetizado- cuando habló sobre su decisión del último lunes de pedirle al ministro de Gobierno, Javier Touriñán, que se instale con su equipo en Comodoro Rivadavia para trabajar en terreno sobre la situación de la inseguridad en el conglomerado urbano más importante de la provincia. Allí la delincuencia tiene en vilo a la sociedad al punto que el gobernador consideró la situación como “extrema”

Touriñán, que por el tema trató duramente a su cuñado, el diputado radical Roberto Risso, ya trabaja en el sur de la provincia y con él lo hace el flamante titular de la Unidad Regional de esa ciudad (qué él eligió personalmente), el Comisario Mayor Luis Buttazzi cuya visión de la problemática concuerda con la expuesta por diferentes actores políticos de Chubut.

Buttazzi, que además de su formación castrense ostenta cursos en Derechos Humanos y justicia y cursa el cuarto año de la carrera de epistemología, le dijo ayer a Jornada que “la sociedad está contaminada” y que esto se profundizará si no se reacciona con vehemencia y desde distintos estamentos del Estado, haciendo hincapié en la necesidad de que exista un fuerte compromiso de todos los involucrados.

No es demasiado novedoso apuntar, además, que la penetración de los estupefacientes alcanza cada día niveles más complejos, rompiendo barreras sociales y también de franjas de crecimiento: muchos especialistas observan con enorme preocupación el marcado descenso en las edades desde las que comienza a experimentarse con ellos. Es alarmante.

Es interesante detenerse en los conceptos que vuelca en estas páginas Buttazzi, cuya visión de ambas temáticas –que están claramente relacionadas- resulta abarcativa y trasciende el costado meramente policial. Incluso tiene referencia respecto a las legislaciones vigentes y la necesidad de atenerse a ellas porque así lo demanda el Estado de derecho. Se afirma en conceptos de esfuerzo y compromiso pero, deja ver, no lo seducen las medidas extremas ni las cuestiones que rocen con cualquier medida que pueda violentar las leyes que nos rigen. Es el hombre que designó Martín Buzzi para buscarle soluciones la inseguridad en la ciudad más compleja de la provincia y por ello vale la pena entender cuál es su visión del tema.

Por último, un dato para recordar: no es la primera vez desde que se inició esta gestión que el flagelo de la droga forma parte de las declaraciones de funcionarios provinciales. Ya Blas Meza Evans, meses atrás, había puesto el tema en el tapete.

No cierran los números

Mientras esto ocurre desde un costado del poder político hay otras cuestiones que no deben soslayarse y que contribuyen al estado de desconcierto que buena parte de la sociedad tiene respecto a lo que sus instituciones hacen, o dejan de hacer, para cuidarlos.

El ministro de Gobierno, Javier Touriñán, cuantificó en medio millar la carencia de agentes de policía que experimenta hoy la provincia. Mientras tanto, en éstas mismas páginas el lector podrá observar acaso con cierto asombro la enorme cantidad de personas que, habiendo delinquido, de todas formas son enviadas a prisión domiciliaría y no a los penales, o las comisarías mismas. Hay casos emblemáticos, como el violador de una criatura que ya lleva dos años con ese beneficio o el presunto homicida cuya casa está apenas a ocho cuadras de donde residía la víctima. Este tipo de medida de la Justicia implica ocupar agentes del orden en su custodia los que, obviamente, abandonan así las calles dejando a la sociedad toda un poco más desguarecidas. En Trelew, además, ya hay agentes que deben cuidar las subestaciones de energía por los constantes ataques que han sufrido y otros tantos que tienen como misión resguardar la seguridad en el Hospital Zonal. Derrumba toda lógica.

Dos soluciones

La semana tuvo al menos dos noticias más que alentadoras. En primera instancia Salud logró acordar con los gremios del sector y se destrabó una situación que se había dilatado más de lo aconsejable y, éste jueves, con los votos del Frente para la Victoria y el Modelo Chubut se aprobó por fin el presupuesto provincial, cuando estamos a pocos días de ingresar en el sexto mes del año.

Ambos casos habilitan para tener la mirada del vaso medio lleno. O medio vacío. Desde una visión opositora se criticará, y en rigor se lo hace, por la dilación para resolver y allí le achacan al Ejecutivo las culpas. Pero no menos cierto es que bajo la bandera del diálogo que se propicia desde el oficialismo también puede tomarse esta situación como demostrativa de qué, con esa consigna, los alcances igualmente llegan y pueden resultar beneficiosos para muchos, dicho esto especialmente por lo ocurrido en la cartera de Salud en donde unos 2 mil agentes –un número para nada menor en nuestra provincia- pasarán finalmente a formar parte de la planta estable del Estado.

El caso del presupuesto merece, aun cuando sea éste el último párrafo de la columna, una mención. El miércoles último este diario se comunicó con tres legisladores de distinto color político y los tres coincidieron en asegurar que no se trataría el tema en la sesión del jueves. La noche, parece, fue más larga de lo esperada y el jueves terminaron por aprobarlo. Puede afirmarse, desde una visión benévola de la cosa, que hubo reuniones como mínimo apuradas. No da la mejor imagen de seriedad cuando todos llevamos casi seis meses esperando para que este paso por fin se diera.#