CINCO AÑOS

Por Mariano H. Gutiérrez

Un nene de cinco años (o de seis, qué importa), te llega más o menos al ombligo, un poco más. Tiene manitos chiquitas. Nariz chiquita. Tiene voz finita y en general no pronuncia bien algunas consonantes como la R o la S. Un nene de cinco años, cuando ve a su abuela va corriendo a abrazarla y la abraza por las piernas. A un nene de cinco años cuando abraza a su mamá y se pone contento, no se le ilumina sólo la sonrisa, o los ojos, se le ilumina todo el cuerpo de alegría. Un nene de cinco años, bien querido, se quiebra y se pone a llorar como si fuera lo peor que le puede pasar en la vida, cuando su papá lo reta o lo mira enojado porque se mandó una macana. Una macana, sí, porque sea lo que sea que hace, no entiende bien, todavía, lo que está mal y lo que está bien: hay que enseñárselo, para eso estamos los adultos. Cuando llora, un nene de cinco años, se te rompe el corazón, porque te desarma.

Bah… no todos.  Hay nenes de cinco años que cuando lloran, a nadie se le rompe el corazón. Que lloran solos. Hay nenes de cinco años que no tienen una mamá o un papá o una abuela que los quiera bien, a los que abrazar e iluminarse repentinamente. Hay nenes de cinco años que se mandan una macana…. sí “macana”, sí, porque sea lo que sea que hace, no entiende bien, todavía, lo que está mal y lo que está bien: hay que enseñárselo, para eso estamos los adultos. Como hay nenes de cinco años que no reciben amor, ni el reto con el corazón partido de su papá, no se ponen a llorar como si fuera lo peor que le puede pasar en la vida, porque no saben lo que está bien ni mal, pero sí saben que hay cosas terribles que te pueden pasar. A ellos, los cagamos a palos, entre varios.

A mis amigos que no ven la gravedad de los linchamientos, en qué nos convierten? A los expertos reformadores de sistemas legales, que dicen que siempre el reclamo de la gente tiene razón, que hay que escucharlo (¡Ay, mamita! “la gente”. ¡Las cosas que estamos haciendo y se pueden hacer en nombre de “la gente”!). A los niñólogos expertos que se han olvidado de la protección y piden, para el niño, represión. A todos ellos les pido que lean esta noticia y recuerden que un niño de cinco años, te llega, más o menos al ombligo. Tiene manitos chiquitas. Nariz chiquita. Tiene voz finita y en general no pronuncia bien algunas consonantes como la R o la S.

El hombre valiente nos decía que había que endurecerse, pero sin perder la ternura nunca. El hombre valiente ha perdido su última batalla: nos hemos convertido en cobardes sin ternura.

La noticia periodística en http://www.0223.com.ar/nota/2014-6-17-comerciantes-intentaron-linchar-a-un-nenito-de-la-calle