La mujer abusada sexualmente padece un doble trauma al ser sometida a los peritajes médicos. Pero, aunque invasivos, éstos son imprescindibles ya que el cuerpo de la víctima es la prueba más fuerte para condenar al abusador. Especialistas analizaron la violencia sexual desde lo jurídico y sus consecuencias psicológicas para Infobae.com
No hay historia de ella en libros ni enciclopedias, pero desde tiempos inmemoriales la violación es tomada como acto de poder de un sexo sobre el otro. Hasta el cine argentino –de la mano de las películas de Armando Bo, protagonizadas por la reconocida actrizIsabel «la Coca» Sarli– solía mostrarla casi como algo poco reprochable. En distintas escenas de Carne, la mujer era abusada por una cantidad de hombres que, seducidos por su figura, no sentían la mínima compasión y, por turnos, accedían al cuerpo indefenso que yacía dentro de distintos escenarios.
En el mundo real, aún hoy, suelen escucharse comentarios que culpan a la víctima y buscan en ella cierto rasgo de seducción o provocación desencadenante. Se la cuestiona por su vestir, por su cuerpo, por lo que sea. Será, quizás, que la sociedad machista continúa de pie.
Una mujer abusada, penetrada o no, no se sacude la tierra –como en esas películas– y sigue su camino. Sufre distintos tipos de traumas que muchas veces le impiden, quizás por vergüenza, buscar la única salida para su propia justicia: denunciar.
Según el Código Penal argentino, el acto de violentar sexualmente a una persona se denomina abuso con acceso carnal y está tipificado en el artículo 119 (ver puntos importantes). «Este tipo de delitos suelen producirse en un ámbito de soledad y sometimiento, donde quizás la víctima no se defiende, entonces se produce un acto de privación de la libertad instantánea», señaló el abogado penalista Miguel Ángel Pierri en diálogo con Infobae.com, y agregó: «La primera prueba es el antecedente físico que queda en la persona abusada».
La denuncia entonces se convierte en la única herramienta que tiene en su defensa la víctima y es esencial para iniciar las investigaciones: «Se efectúa ante sede policial o en la Fiscalía, dependiendo del radio en que haya ocurrido el hecho. Allí hay que distinguir si la víctima es menor o mayor. Si es menor, actúa por representación sus padres», especificó Pierri.
Lo más importante es que la victima decida hacer la denuncia, porque sólo quien haya padecido el abuso debe presentar cargos –contra una persona si conoce al agresor– o iniciar el proceso y poner al cuerpo público al frente de una investigación: «Tiene que haber denuncia por parte de la víctima porque se trata de un delito de acción pública dependiente de instancia privada (artículo 72 del Código Penal argentino). Una vez hecha, sólo si la victima decide se avanza; si no, todo queda igual. Si no ratifica, la causa se archiva», aseguró Luciana Gagnieri, abogada de la ONG La Casa del Encuentro.
«Tras la denuncia, el tema de la prueba es lo más importante. Lo ideal sería que la víctima no se bañe para que pueda ser sometida a las pericias, a la revisación que se realiza en un hospital o en la Oficina de Violencia Doméstica, en caso de que el hecho se haya producido en Capital. Con lo que se le extrae hacen el informe», dijo la letrada.
«Para avanzar, a la víctima se le realizan una serie de tests psicológicos o psiquiátricos, se comparan sus relatos entre sí y en ellos se repiten ciertos patrones de conducta, que en su caso son imborrables», indicó Pierri, y estableció un importante paralelo: «Un buen investigador tiene que ordenar peritar el lugar donde pudo ocurrir el hecho y todas las pruebas que estén vinculadas a él».
Cómo se realiza el procedimiento sobre la persona abusada
«Nunca se siente una tan sola y aislada como después de una violación». Janet Broadie, víctima de una violación y autora del libro Fighting Back.
El doctor Alfredo Breglia, médico forense de la Policía de la provincia de Buenos Aires y jefe de Sanidad departamental de Lanús, detalló a este medio cuáles son los pasos a seguir luego de establecida la denuncia ante la autoridad competente.
«Quien instruye la causa determina las pericias que deben realizarse. Lo que se acostumbra es ver si hay lesiones en la víctima: moretones, golpes y si tiene restos de piel en las uñas (signos de lucha contra el agresor que indican que quiso defenderse).Una vez hecha esa primera revisión, se toman muestras para reconocer el ADN del agresor«, especificó, y diferenció: «En caso de que la victima conozca al agresor –e inicie una denuncia en su contra– se hace la comparación de ADN con las muestras que se le extraen y con las encontradas tanto en la víctima como en sus prendas».
Las lesiones en el cuerpo se clasifican en leves, graves o gravísimas y de acuerdo a ello se determina la gravedad de cada caso. Una vez determinada la lesión, se procede a realizar el examen genital, el cual depende de la edad de la víctima.
Cuando se trata de una mujer mayor de edad, se realiza primero el examen anatómico«donde examinan si el himen fue desflorado de antigua data o no». El modo de especificarlo es usando el conteo de las agujas del reloj (himen desgarrado en hora 6, en hora 12, por ejemplo). A eso le sigue el hisopado del fondo del saco vaginal, donde puede haber semen del victimario y luego hisopado en el canal rectal o anal.
Una vez obtenidas, esas muestras se envían al Servicio Pericial de la Policía correspondiente para que se realicen los exámenes bioquímicos.
Otro detalle para tener en cuenta es tomar muestras de la ropa de la víctima: éstas son puestas en bolsas y envueltas en papel de diario. Es de gran utilidad la utilización de las prendas cuando la víctima no realiza la denuncia en forma inmediata ya que en ellas pueden quedar restos de ADN. Siempre es conveniente considerar que «a medida que pasa el tiempo se alejan las posibilidades de poder dar, mediante pruebas contundentes, con el agresor».
«Las pericias son tan traumáticas como necesarias»
En el año 2010 se realizó un ateneo del Cuerpo Médico Forense, ahi se presentó elProtocolo Unico para Examen de Víctimas de Abuso Sexual.
«La normativa tiene por objetivo evitar evaluaciones repetitivas que puedan dar lugar a la revictimización de los damnificados» según explicó la ministra de la Corte Suprema, Carmen Argibay, al dejar inaugurado el Primer Ateneo Pericial Anual del Cuerpo Médico Forense.
Lo antes descripto arriba explica cómo se toman las pruebas necesarias para comprobar el delito. A diferencia de cualquier otro, en este el propio cuerpo de la persona que padeció el abuso es la escena donde están las principales pruebas. Pero ¿cómo puede reaccionar la persona ante el peritaje?
«En el momento que se realiza el peritaje, generalmente surgen síntomas de reexperimentación, donde al hablar de la violación –hecho traumático–, sienten la sensación de estar reviviendo la experiencia traumática una y otra vez, como si la estuvieran viviendo en ese momento», manifestó la licenciada Cecilia Lotero (M.N. 37589), integrante del equipo profesional del Instituto de Psicología Argentino.
Las reacciones no son generales: «Puede que los procedimientos actualicen una vivencia traumática e impidan a la persona elaborar adecuadamente el sufrimiento que ésta provoca. Pueden generar dos situaciones distintas: la persona, como una forma de protección, puede no sentir nada al relatar aquello que le pasó; su relato es frío y calculador, como si el hecho le hubiera ocurrido a otra persona (despersonalización). O, por el contrario, puede sentir angustia, culpa, rabia, impotencia, en ocasiones vergüenza y una sensación de invasión a la intimidad, desvalimiento y desprotección (similares sensaciones y sentimientos que aparecen en la violación propiamente dicha)», explicó Lotero.
Ante ese panorama tan desolador para la persona abusada, es necesario el acompañamiento de especialistas.
Fabiana Tuñez, coordinadora general de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, una ONG que lucha contra la trata de personas y violencia de género, asegura que el acompañamiento de la víctima depende de si el abuso fue reciente o si el caso tiene larga data pero decidió realizar la denuncia.
«Si, cuando fue violada, la mujer no lo pudo manifestar y acude luego de un tiempo a contar lo que le sucedió, se trabaja en conjunto con un cuerpo de psicólogos y abogados para que siga los caminos necesarios para efectuar esa denuncia. Si es un hecho reciente, intervienen psicólogos para ayudarla al momento de hacerla y también se le brinda asistencia médica, que incluye el primer kit de emergencia. Luego de esto se presta la contención a la víctima durante el proceso judicial».
Cuenta Tuñez que, por obvias razones, «el procedimiento de revisión ginecológica es siempre practicado por una mujer, porque en sí es bastante invasivo. En algunos lugares ese procedimiento se hace con mucho cuidado; en otros, no tanto. Es traumático, pero muy necesario para la causa judicial y para garantizar la salud de la víctima».
Qué hacer después de la denuncia
Una vez realizada la denuncia se insta la acción jurídica y con ello se inicia el proceso penal. «Luego de ser sometida a la revisión médica, se continúa con el expediente y pueden volver a citar a la víctima para que declare. Lo ideal es que no lo haga muchas veces, con la primera denuncia debería bastar», aseguró la abogada de la ONG La Casa del Encuentro.
«Si la denuncia es en particular, se investiga si fue en la vía publica, se va a buscar testigos, la víctima va a tener que reconocer a la persona, depende de los mecanismos», detalló la letrada, y valoró la presencia «fundamental» de testigos del delito.
Es importante también detallar que cuando la mujer efectúa su denuncia y se inicia el procedimiento sobre su cuerpo, en los mismos hospitales debe administrársele el kit de emergencia para cuidar su salud. Esto comprende la píldora conocida como «del día después», y muchas veces se dan cocteles para prevenir el posible contagio de enfermedades venéreas.
Cabe destacar que este delito prescribe a los 12 años y que, pasado más tiempo, se hace más difícil de probar.
Si bien hace muchos años se entendía que la mujer, como propiedad del hombre, debía acceder a sus deseos carnales, hoy esto es impensado. Por ello se sancionó en 2009 la Ley de Integridad Sexual, que protege la decisión de la mujer respecto de cómo, cuándo, dónde y con quién tener sexo. (Ver en puntos importantes articulos 5 y 6 de la Ley 26.485).
Entre los vacíos legales de las leyes y códigos argentinos, el de la violencia de génerosigue siendo uno de ellos. Una violación o el crimen de una mujer es tomado como un homicidio con agravantes o no, pero no es aún considerado un delito en sí como cuestión de género, pese a que ya se instaló socialmente el término «feminicidio», el cual espera en la Legislatura volver a ser tenido en cuenta.
Qué opinan los especialistas sobre los procesos judiciales actuales en casos de abuso sexual
«La mujer abusada puede sentir o confundir este procedimiento como otra violación. Es importante, en el momento de realización de los exámenes médicos, generar un clima de protección y cuidado, para evitar provocar los síntomas traumáticos. Los cambios que deberían hacerse en los peritajes son desde el aspecto psicológico para crear un ambiente cálido y protector, para evitar el sufrimiento que esta situación genera. Es importante que pueda hacerse con la presencia de un psicólogo, para que pueda brindarle la contención necesaria a la persona que se debe hacer los estudios».Licenciada en Psicología Cecilia Lotero.
«Durante la revisión la mujer se siente muy expuesta porque es bastante invasivo. En algunos lugares se hace a conciencia y cuidado, pero en otros no tanto. Por eso suelen pedir que sean mujeres quienes la hagan y en la generalidad de los casos es una médica la que la hace. Es muy necesario como traumático». Fabiana Tuñez, Coordinadora de la ONG La Casa del Encuentro.
«Los procesos judiciales son revictimizantes, no se tienen cuidados en las preguntas, en lo que se le hace, vuelven a vivir lo que les pasó. En el grupo de autoayuda –funciona en La Casa del Encuentro y reúne a las víctimas de violencia de género– no hacemos tratamiento individual, porque entre ellas en grupo elaboran los traumas. Hay tratamientos específicos para ayudarlas y para que puedan aprenden a vivir con ellos». Licenciada Evangelina Acuña, psicóloga de La Casa del Encuentro.