Mario Condorí tiene 20 años y juega para el equipo de rugby de la Villa 31. Cuando ve a Los Pumas, cuentan sus ojos, sueña con estar ahí, con esa misma casaca celeste y blanca y con la ovalada en sus manos rumbo al ingoal. Con esa juventud y esas ilusiones, no duda ni un segundo en enfrentar con la firmeza necesaria a Marcelo Colombo, fiscal titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas… y medioscrum del equipo rival.
La escena refleja lo que se vivió ayer durante el test-match solidario entre el equipo de rugby del barrio de Retiro y un combinado de fiscales –todos ex rugbiers aficionados-, convocados por el programa de Acceso Comunitario a la Justicia (ATAJO) de la Procuración General de la Nación: con un fin claro: acortar distancias entre la justicia y aquellos que más la necesitan para crear un vínculo verdadero, profundo y, sobre todo, constructivo.
«ATAJO busca generar un vínculo entre el Ministerio Público Fiscal de la Nación y la comunidad en general, con particular énfasis en los sectores vulnerables y a través de la creación de distintos dispositivos de acceso a la justicia. Una de sus funciones es la promoción de derechos y este partido de rugby, junto a otras actividades deportivas, talleres y demás estrategias, busca producir ese acercamiento», le explica a Tiempo Julián Axat, titular del programa que funciona desde hace un año.
Más allá de las palabras de Axat, el rugby cobra su protagonismo propio en la cancha del circuito KDT de Palermo y, durante los dos tiempos de 15 minutos, todos se dedican a jugar. A falta de un minuto para el cierre, el equipo de los fiscales consigue el try agónico que define el empate final 3-3, pero tras la ronda final de abrazos y en medio del grito de algún fiscal («¡Juntos podemos lograr muchas cosas, vamos, carajo!»), queda claro que lo importante fue el encuentro simbólico que provocó el partido.
HERMANAR. «Si sirvió para confraternizar y para que nos vean como un igual, está buenísimo. El gran camino es acortar las distancias y lograr que vean a la justicia de su lado; el desafío es estar en el lugar de los hechos y no siempre con una presencia policial y punitiva sino desde el acceso a derechos», destaca el fiscal Colombo, uno de los presentes en la jornada junto a los doctores Leonel Gómez Barbella, Pedro Zoni, Carlos Gonella, Pablo Larriera, Gabriel De Vedia y Abel Córdoba.
Emocionado, también se expresa Gonella, titular de la Procelac: «El rugby es una metáfora hermosa para hablar de todo esto: antes del partido, los chicos me contaban que ellos salen de laburar y se meten en la cancha de rugby y, ahí viven otro mundo, con mucha esperanza. Se trata del sacrificio para salir adelante y no creo que haya una mejor elección que este deporte para representar lo que se quiere conseguir».
Ese mundo de esperanzas que tiene como polos a dos arcos con forma de H nació, en la Villa 31, en 2008. «Hace siete años, cuando estaba con un amigo médico que atendía en una salita del barrio, llegó una pelota de rugby. No me acuerdo cómo apareció pero imagino que debe haber sido la primera pelota de rugby que llegó a la Villa 31», recuerda Máximo Bianchi, otro de los integrantes del equipo. Desde entonces, el deporte prendió, primero gracias al apoyo de la ONG Botines Solidarios y del Club Social y Deportivo El Campito y, desde hace tres años, con la fundación de la institución propia: el Villa 31 Rugby y Hockey Club, que ya cuenta con cerca de 50 jugadores, cuyos juveniles y mayores juegan los encuentros mensuales de Rugby Social Desarrollo (una liga impulsada para los clubes emergentes que aún no tienen infraestructura para ingresar en las uniones oficiales) mientras que sus infantiles sí están incorporadas a la URBA.
La jornada que empezó a la mañana en Palermo concluye a la tarde en la Villa 31, donde el tercer tiempo invitó a todos a compartir hamburguesas y ver un documental sobre los jugadores de La Plata Rugby Club desaparecidos durante la última dictadura militar, entre quienes se encuentra Rodolfo Jorge Axat, papá de Julián, el encargado de poner en marcha la iniciativa de ayer. El titular de ATAJO, sin embargo, asegura que el rugby, esta vez, fue más allá de su historia personal: «Los chicos se emocionaron mucho con el video y a mí me toca personalmente, pero, en este caso, elegí el rugby como herramienta de acercamiento y lo hice con mucha seriedad porque quería mostrar que hacíamos algo profundo; que no era sólo un partido sino la excusa para trabajar con los derechos en el barrio. Creo que el objetivo se cumplió, porque tanto los pibes como los fiscales se fueron muy entusiasmados».  «

 

«el equipo es el punto fuerte»

 

«¿Cuál es mi punto fuerte? No destaco algo en particular… Destaco al equipo, que siempre está unido y tira para el mismo lado», expresa Mario Condorí con la sonrisa que le nace cuando habla de sus compañeros de la «V-31», como ellos mismos definen al equipo. De los casi tres años que lleva jugando al deporte de la ovalada, cuenta que –entre los momentos más lindos– están los viajes a Rosario y Mendoza para seguir a los Pumas durante el Rugby Championship, donde nacía la emoción pero también «las ganas de jugar y representar al país con el deporte que a uno tanto le gusta». Sin embargo, Mario también se queda con esta realidad de cambio del deporte: «Este último tiempo se estuvo trabajando mucho para dejar de lado esa idea de que sólo las clases sociales altas podían jugar al rugby… Nosotros tenemos amigos en equipos de Avellaneda o de La Matanza y también sabemos que hay chicos que lo juegan en las cárceles. Por eso, me gusta jugar en este momento y ser parte de este cambio.»

 

http://tiempo.infonews.com/nota/152744/con-la-ovalada-de-por-medio-fiscales-y-chicos-de-la-villa-31-acortaron-distancias