Primero amenazó con matar a Obama, pero nadie le creyó. Entonces, arrojó un ladrillo y rompió una puerta de vidrio de la sede del poder judicial en Columbus, EEUU

 

 

El estadounidense Lance Brown, de 36 años, pasó nueve meses en prisión hasta que llegó su juicio en abril. El martes fue sentenciado a otro mes tras las rejas y a tres años de libertad condicional, que incluye seis meses en un centro de rehabilitación social.

 

El caso de Brown ilustra los apuros que pasan los fiscales cuando tienen que tratar con indigentes que recurren al delito para encontrar la relativa holgura de la cárcel. Deben sopesar si dedican sus escasos recursos para perseguir un delito menor con el dilema consiguiente de defender la ley y disuadir a otros de que no la rompan.

 

Brown dijo que, ante la posibilidad de seguir pasando más noches en la calle, pensó que haciendo un daño menor en la corte de Columbus le permitiría estar al menos unas horas en un lugar donde alguien le pueda ofrecer «un emparedado y una bebida».

 

Robert Marbut, un asesor nacional sobre la indigencia, dijo que es raro que las personas sin dinero ni casa que cometen un delito pasen más de una noche detenidos, mucho menos un año. Y consideró necesario que haya más sentencias alternativas para educarlos cuando delinquen sobre aptitudes sociales, higiene y nutrición.

 

El fiscal federal Michael Moore explicó que no tuvo muchas otras alternativas, más que acusar a Brown de daño malicioso, un delito que conlleva una sentencia máxima de 10 años de prisión. «Las circunstancias desafortunadas en que se encontraba Brown no puede ser una justificación para destruir propiedad en los Estados Unidos», sostuvo. «Y aunque de manera personal me entristece el suplicio del señor, lamento que haya escogido violar la ley en lugar de aceptar la ayuda de quien se la ofreciera».

 

Tiempo atrás, Brown fue hallado culpable de dos robos bancarios en Carolina del Norte y fue liberado de prisión en agosto de 2010, luego de pasar unos 10 años tras las rejas.

 

En julio fue a la corte en el centro de Columbus con una pregunta extraña al policía que supervisaba su libertad bajo palabra: quería saber qué podría hacer para volver a la cárcel. El agente, Billy Johnston, le presentó una lista de servicios sociales, pero no tardó mucho para que Brown tuviera su propia idea.

 

Amenzó con matar al presidente, un amago que la Policía no consideró verosímil. Luego irrumpió en el tribunal, encontró un ladrillo y lo arrojó contra la puerta frontal. Abrió un hoyo en el vidrio que costó casi 1.400 dólares para arreglar, según documentos de la corte. Fue detenido de inmediato por las autoridades federal, quienes en seguida anunciaron que un jurado investigador examinaría el cargo de daño malicioso.

Fuente: http://america.infobae.com/notas/49563-Delinquio-para-tener-techo-y-comida-en-la-carcel