El ex magistrado afirmó que son “de su puño y letra” las rúbricas dudosas que aparecen en actuaciones judiciales y que motivaron una denuncia del abogado Alberto Bovino ante el organismo que designa y remueve a los jueces. Dijo que, según su criterio, “no haría falta realizar pruebas caligráficas” porque “alcanza con mi ratificación”. Y aseveró que reconoce su firma “con los ojos cerrados”.

El ex juez penal de Ushuaia, Leandro Álvarez, negó que su firma haya sido falsificada en los expedientes judiciales que motivaron una denuncia ante el Consejo Provincial de la Magistratura por parte del abogado de Buenos Aires Alberto Bovino.
El ex magistrado, ya jubilado y retirado incluso de su profesión de abogado, aseguró que las dos firmas que aparecen en diferentes escritos con la presunción de no corresponder al mismo autor “son, sin ninguna duda, de mi puño y letra”.
Es más, según Álvarez, con su sola ratificación “no haría falta llevar a cabo una pericia caligráfica”, como solicitó el denunciante en sus presentaciones ante el Consejo.
Bovino es el defensor de Félix Donamaría, el ex contador general de la provincia durante los últimos seis meses del manfredottismo, condenado en varias causas del denominado “Escándalo de la contabilidad paralela” y actualmente en prisión.
El letrado denunció durante la última semana de julio, que en ejercicio de la defensa de su cliente tomó conocimiento de actuaciones donde la firma de Álvarez y del actual juez del Tribunal Oral de Ushuaia, Roberto Magraner, podrían haber sido adulteradas.
El defensor apuntó a las responsabilidades de Magraner y del también integrante de ese Tribunal Oral, Maximiliano García Arpón, quien se desempeñaba como secretario de Álvarez una década atrás, cuando se rubricaron los escritos motivo de la denuncia.
Bovino ratificó su denuncia ante el Consejo de la Magistratura y pidió la recusación del juez del Superior Tribunal de Justicia –y titular del Consejo– Gonzalo Sagastume, a quien acusó de conocer el caso de las firmas presuntamente falsas desde antes de la denuncia y “no haber hecho nada”.
Si bien el Consejo no se expidió aún sobre la recusación (porque en la última sesión no hubo quórum) Sagastume decidió autodenunciarse ante la Fiscalía para que se analice si la conducta que le atribuye Bovino podría constituir delito.

Con los ojos cerrados

Pero todas estas derivaciones siguen dilatando la cuestión de fondo que consiste en dirimir si existen o no firmas falsas de dos magistrados en expedientes del Poder Judicial.
En ese sentido, Álvarez es el primero de los involucrados en la denuncia que se manifiesta sobre lo ocurrido.
“Me enteré de la denuncia del doctor Bovino leyendo El diario del Fin del Mundo del lunes 4 de agosto. En la nota hay fotos de las firmas, y se informa sobre la presunción de que una puede ser adulterada. No tengo la necesidad de ver las actuaciones originales. Solamente observando las fotografías de mi firma, que se publican en la página 6 del diario, puedo afirmar, sin lugar a dudas, que corresponden a mi puño y letra”, declaró el ex magistrado en dialogo con un periodista de este medio.
Sobre las diferencias que se aprecian a simple vista, sobre todo en el trazo dubitativo de una de las rúbricas, Álvarez admitió que “existen unos detalles diferentes, pero propios de cuando una lapicera se traba o se acaba la tinta. Fíjese que las curvas y detalles de cada una se corresponden con un mismo autor. Con los ojos cerrados le digo que son mías”, aseveró. Y también reconoció que una de las firmas puede haber sido realizada con una lapicera de pluma, ya que “yo usaba biromes comunes y también de pluma, mías personales y no proveídas por la Justicia”.
Sobre las circunstancias en que se firmaron esas actuaciones, el juez recordó que se trata de actos procesales “donde siempre estuvieron presentes las partes”, y recordó que entre un juez y su secretario se genera una “relación de absoluta confianza”.
“En el Poder Judicial, que un secretario imite la firma del juez está visto como algo grave. Durante mi desempeño en todos los cargos que ocupé en la Justicia, jamás vi algo así. Por otra parte, no entiendo para qué serviría falsificar una firma de esta manera”, amplió el ex magistrado.
Según Álvarez, nunca evaluó presentarse ante el Consejo para aportar su versión de lo ocurrido y “nadie lo llamó” desde el Poder Judicial para que así lo hiciera.
“Tengo contacto con algunos miembros de la Justicia pero de manera esporádica. Nadie me llamó. Y no hice ninguna presentación porque la cuestión es tan elemental que no merece ninguna controversia”, insistió el ex juez.
Incluso agregó que, según su criterio, “no hay motivo para hacer una pericia (caligráfica) sobre las firmas. No tiene sentido. Imagínese si todos los involucrados con una medida judicial que no los beneficia comienzan a cuestionar la firma de los jueces. Sería imposible de sostener”, razonó.
Y sobre los motivos de la denuncia de Bovino, Álvarez dijo que “pareciera ser que se quiere mejorar la situación de alguno de los condenados. Otra razón no encuentro”.

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