Leo que según una Catedrática de bioquímica y biología molecular, en la conferenciatitulada “ Humor y cerebro feliz” ha subrayado que la neurociencia ha concluido que el  humor  se origina en un área denominada “central de detección de errores”. Según la académica, “por ejemplo, al escuchar un chiste, el cerebro procesa el lenguaje y, cuando la historia toma un giro absurdo, la central de errores, una región situada entre los dos hemisferios detecta el error y sincroniza lo lógico y lo ilógico de la narración (….) Al conseguir detectar el error el cerebro obtiene una recompensa a través de la liberación de dopamina, una hormona que genera una sensación de regocijo que se termina somatizando en una carcajada que, a su vez, fortalece el corazón y genera respuestas somáticas saludables”.

1. O sea, donde se detecta un error, brota la sonrisa, por lo que conduciendo la hipótesis al absurdo, va a resultar que el mundo del poder público es un reino de hilaridad y felicidad.  ¡ Caramba! Así, en la Administración, el policía que pilla en falta al ciudadano cometiendo un error sancionable experimenta un íntimo placer; el Alcalde cuando estima el recurso frente a la multa del policía rezumará satisfacción; el Juez que invalida la resolución del Alcalde ronrroneará placenteramente. La Sala que estima el recurso de apelación o de casación, como órgano colegiado, al revocar la decisión del inferior, experimentará una felicidad orgiástica de grupo. Y ya el Tribunal Constitucional capaz de percatarse del error del Tribunal Supremo o de las Cortes Generales, por ejemplo, debe ser el Club de la Comedia.

2. Curiosa conclusión cuando la general percepción es que el universo judicial es triste, donde frías leyes y personas con ropas fúnebres hablan textos aburridos. Sin embargo, intuyo que sí hay espacio para el humor. Supongo que muchos abogados han sonreído para sus adentros cuando leen la sentencia que les da la razón y saben que han conseguido retorcer un razonamiento, o probar algo incierto, y engañar al juez. También me imagino que mas de un juez ha escuchado a algún abogado sus alambicados discursos en la vista oral, con la misma actitud que Indiana Jones en cierta película antes de disparar para truncar los malabarismos con la cimitarra de un pretencioso árabe.

3. Tuve la curiosidad de buscar en la última década las sentencias de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo en que figura la palabra “risa” y tan solo encontré dos y referidas además a dos casos de denuncias por abogados respecto de jueces que en vistas orales ofrecieron actitud burlesca.

El caso zanjado por la Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo de 16 de Marzo del 2009 ( rec. 195/2006). Oigamos como la sentencia relata la perspectiva del denunciante:

En efecto, decía que en el acto de la vista su abogada estuvo callada y el Juez no intervino, pero que cuando él quiso intervenir el Juez le amenazó con expulsarle de la Sala. Y que al acabar la vista, en el vídeo del juicio, se oye a la Sra. Fiscal que dice “como está la abogada. Está calentita” y el Juez contesta “su abogada fatal, si va a renunciar ahora mismo”, cerrando el Sr. Juez sus palabras con una “risa” que se oye en el video.

A raíz de la queja el Servicio de Inspección procedió a ver la grabación de la vista y concluyó que el trato dispensado por el Juez fue, no sólo correcto, sino exquisito pese a las múltiples ocasiones en que tuvo que llamar la atención al denunciante por intervenir cuando no debía hacerlo.  Se afirmaba por la Inspección que “es cierto que en la grabación se pueden escuchar las frases a las que alude el recurrente pero no así la risa y que, en cualquier caso tales expresiones se pronuncian una vez que la vista ha finalizado y todos habían salido de la Sala, incluso el formulante de la queja, si bien se les olvidó apagar el vídeo y este siguió grabando”. Concluía la Inspección que no había existido actitud desconsiderada pues no apreciaba carácter despectivo en el comentario y sí falta de voluntariedad. Por eso, proponía el archivo de la queja.”

Mas pintoresca es la situación resuelta por la Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo del 18 de Diciembre del 2006 ( Rec.: 60/2003). Así el abogado denunciante se quejaba de lo siguiente:

Según el Abogado denunciante, a raíz de que durante la celebración de la vista él formulase respetuosamente alguna protesta sobre el objeto de la controversia que allí se dilucidaba y sobre el desigual tratamiento que se le estaba dispensando con respecto al Abogado de la otra parte, la titular del Juzgado adoptó con relación al Sr. Jose Francisco un tono airado y violento a la vez que burlón, y cuando en el momento de firmar el acta el Abogado denunciante quiso escribir como antefirma alguna indicación sobre lo sucedido la señora juez mandó llamar a los efectivos de la Guardia Civil para que se llevasen al Abogado, lo que efectivamente hicieron, habiendo tenido luego noticia, por personas que permanecieron en la sala de vistas, de que por parte de la Juez, el Secretario y el Abogado de la parte contraria hubo risas, bromas y menosprecios hacia el Abogado ya ausente”

Y el Tribunal Supremo concluye:

Y en esa copiosa documentación, que antes hemos dejado reseñada, se contienen diversas manifestaciones que de manera coincidente contradicen el relato del denunciante; no sólo las de la Juez y el Secretario Judicial denunciados sino también las de la representante del Ministerio Fiscal que estaba presente en el acto del juicio.

Es particularmente relevante este último informe, precisamente porque el Abogado denunciante no hay formulado ningún reproche contra la actuación del Ministerio Fiscal. Pues bien, la Fiscal hace unas manifestaciones que en nada respaldan la versión del denunciante ya que nada se dice en el informe que indique una actuación inapropiada por parte de la Juez, y, en cambio, según la Fiscal fue el Letrado Sr. Jose Francisco quien durante el acto del juicio “realizó expresiones poco afortunadas” y “comentarios en tono que claramente perturbaban el orden de la audiencia”.

Es cierto que en el curso de este proceso se han practicado unas pruebas testificales en las que los cuatro testigos propuestos por el demandante responden de manera afirmativa a las preguntas propuestas en el pliego correspondiente. Sin embargo, la virtualidad de esta prueba debe ser relativizada, no sólo por tratarse de respuestas extremadamente lacónicas que no aportan ningún dato que las haga convincentes, sino porque la versión de los hechos que tales respuestas dejan apenas esbozada queda claramente contradicha por otra prueba practicada en el curso de este proceso, también a instancia del parte demandante. Nos referimos al informe emitido por los dos agentes de la Guardia Civil, que, ciñéndose a los hechos que conocieron de manera directa, exponen con el suficiente detalle la forma en que la Juez requirió su actuación, dejando claro que fue en todo momento correcta y que, según el parecer de los guardias informantes “el acaloramiento venía por parte del Letrado”, lo que, sin prejuzgar aquí la conducta del Abogado Sr. Jose Francisco viene a poner de manifiesto que no hay indicios de una actuación reprobable por parte de la Juez.

Concluimos por todo ello, como antes hemos anticipado, que la Comisión Disciplinaria procedió correctamente al acordar el archivo de las diligencias informativas sin incoar procedimiento disciplinario.”

4. Lo cierto es que la esencia del humor es el error, la incongruencia, el choque de escenarios. Un pleito supone un marco formal para las verdades y las partes luchan para que lo posible venza a lo probable e incluso a lo cierto ( por ejemplo, que la presunción de inocencia oculte la culpabilidad real). Además la contienda judicial se sirve del lenguaje jurídico para aprisionar conceptos y realidades, lo que propicia gotas de humor verbal por el choque entre los significados de las palabras.

Eso recuerda aquélla broma de que “en lo contencioso-administrativo mas que hablar de justiciables habría que hablar de ajusticiados” y por eso creo oportuno traer a colación la a humorística situación del final de  la película La Vida de Brian (1979) en que los crucificados cantan felices y que podéis recordar aquí porque es muy positiva y muy recomendable, con la que está cayendo, para mantener el optimismo:

Fuente: http://contencioso.es/2012/02/06/humor-en-estrados/#more-939411