“Nada se soluciona con aumentar las penas”. La ex diputada socialista destacó la convocatoria del Ejecutivo para avanzar con la reforma del Código Penal. Razones, objetivos y una mirada de género sobre un tema de fondo.

Los que estamos en la comisión, y la convocatoria del Poder Ejecutivo también así lo entiende, partimos de la necesidad de integrar en el Código Penal todas las leyes que están dispersas y de revisar las figuras penales y las penas vigentes. La idea es que el Código vuelva a tener una coherencia y una armonía que quedó desarticulada por las casi mil modificaciones que se fueron introduciendo en sus casi cien años de existencia”, señala María Elena Barbagelata. La abogada y ex diputada socialista representa al Frente Amplio Progresista (FAP) en la comisión convocada por el Gobierno y que integran, además del ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni y el ex camarista federal León Arslanián, los diputados nacionales del PRO, Federico Pinedo, y del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra.
En diálogo con Miradas al Sur, Barbagelata elogió la decisión del Ejecutivo de incorporar a representantes del arco opositor y estimó que eso “permitirá ahorrar discusiones futuras y posibilitará avanzar con acuerdos sin limitar el debate en el Congreso”. Según sus cálculos, la tarea será ardua y se extenderá durante un año. “Hay antecedentes muy importante que datan de la última década y que serán tenidos en cuenta”, subraya Barbagelata. Entre ellos se destaca el puntapié inicial que dio en la materia Alejandro Slokar, secretario de Política Criminal durante la presidencia de Néstor Kirchner y actual juez de la Cámara de Casación Penal. En ese momento, el debate pasaba por incorporar los delitos de lesa humanidad. “Una tarea aún pendiente que retomará la comisión”, asegura Barbagelata.
–¿La revisión integral surge desde un planteo puramente práctico?
–Surge desde las necesidades no resueltas que plantea la aplicación del Código Penal a los jueces, pero también desde la necesidad de revisar cuestiones de doctrina. Hay un debate que viene de lejos y que, ahora, encuentra un espacio y un tiempo adecuados. Por ejemplo, hay figuras penales que deben ser removidas y otras que no están contempladas. Es una tarea compleja. El Código Penal abarca desde delitos contra la identidad sexual hasta figuras como el lavado de dinero.
–¿Cuáles son las figuras que deben ser introducidas?
–Un caso concreto es la desaparición forzada de personas. La Argentina ha promovido a nivel internacional esta figura, pero aún no está refleja en nuestro Código. Otra cuestión que no está contemplada son, por ejemplo, los delitos ambientales. La realidad social de hoy es muy diferente a la que existía cuando se sancionó el Código (N. del R. El Código Penal se sancionó en 1921). Seguramente, habrá que suprimir figuras que ya no se condicen con las prácticas sociales admitidas. Un tema que vamos a analizar desde un enfoque distinto al tradicional es el rol de la víctima, que hasta ahora ha sido ajena al proceso penal y que las nuevas corrientes doctrinarias le otorgan un lugar muy diferente.
–¿La revisión podría alcanzar el diseño de penas alternativas a la prisión?
–La idea es analizar nuevas tendencias y corrientes que exceden el ámbito penal. La reparación del daño con trabajos comunitarios es una alternativa. Hasta la mediación, que antes era ajena al campo penal, hoy en día es una alternativa. Todos los que integramos la comisión estamos abiertos a analizar nuevos enfoques.
–¿Se abordará la creación de un régimen especial para menores en conflicto con la ley?
–Hay un proyecto con media sanción de la Cámara de Diputados. Seguramente, la postura de la comisión será alentar el tratamiento de la iniciativa que está en el Congreso. Aquí, el principio general es que el menor no puede ser abarcado por el régimen de lo adultos. En este caso sí vale la aprobación de una ley especial.
–Hay temas que parecen no tener solución: la cuestión de los tiempos razonables de los procesos, las condiciones de detención, el régimen de ejecución de la pena…
–Son cuestiones relacionadas con los códigos procesales de cada provincial. Allí hay otra gran deuda. Sin embargo, alguna vinculación hay, porque siempre los códigos de fondo, en este caso el Penal, llevan a esas cuestiones. Es posible que el trabajo de la comisión traiga algunas soluciones.
–Una de las tareas será revisar las penas vigentes. Desde algunos sectores se sintetiza la cuestión como garantismo versus mano dura. ¿Qué opinión le merece la disyuntiva?
–Son discusiones artificiales. Cuando se habla en estos términos lo que debemos preguntarnos es qué se quiere plantear. Las garantías son una conquista de la humanidad. ¿Cómo no van a existir las garantías? Las garantías representan el avance de la humanidad. A las sociedades les ha costado mucho reconocer que tiene que haber límites penales claros. Lo está en juego es la libertad de la gente. Todos necesitamos garantías. Una sociedad sin garantías claras no puede existir. El planteo que hacen algunos esconde posiciones muy superficiales.
–¿Hay relación entre las arbitrariedades en las que suelen incurrir las fuerzas policiales y el Código Penal? ¿Pueden atenuarse esas arbitrariedades?
–Hay una relación. Esto es así porque tenemos un Código Penal contradictorio. Esas contradicciones favorecen la arbitrariedad. Cuanto más claridad menos arbitrariedades.
–¿Por qué se llegó a esta situación de un Código Penal poco claro y hasta contradictorio?
–Porque, al igual que en otras partes del mundo, hay quienes piensan el Código Penal como la solución mágica frente a la delincuencia. Los que abordan estos temas con seriedad saben que los factores sociales son determinantes. Nada se soluciona con aumentar las penas. Muchas veces, ésta es la respuesta frente a hechos muy dolorosos. Esto no quiere decir que pueda haber ajuste en algunas penas que se consideran bajas. Lo esencial es analizar con rigor y no al calor de un hecho puntual, por más doloroso que sea. Algunas modificaciones se han hecho en forma casi mediática, prácticamente sin debate. Aumentamos la pena para el robo automotor, pero el desarmadero sigue estando…
–Sus antecedentes políticos y profesionales la vinculan con los derechos de la mujer. ¿Cómo analiza el derecho penal desde una perspectiva de género?
–Es tremendo. Sea en el rol de víctima o victimaria, la mujer carga con muchísimos prejuicios y pocas respuestas…
–¿Esto está inscripto en las leyes o es consecuencia de una sociedad machista…?
–Las dos cosas. Fíjese que en un delito contra la integridad sexual, la mujer tiene que empezar probando que no es culpable. Las modificaciones que se hagan pueden poner límites, pero es un largo camino.
–¿Está de acuerdo con que la comisión deje de lado la despenalización del aborto?
–No. En absoluto. Creo que era una oportunidad. El Frente Amplio Progresista tiene una postura muy clara en esto. No sólo hemos acompañado la campaña por los proyectos del derecho al aborto, sino que los hemos suscripto. Yo misma he presentado iniciativas en el Congreso. Pero bueno, tampoco podemos imponer condiciones o plantear que se trata el tema o nos vamos de la comisión. La comisión es un ámbito de consensos que debemos trabajar…
–Recientemente, la Corte Suprema precisó el alcance del aborto no punible al señalar que se trata de casos que no pueden ser judicializados…
–Se trata del inciso segundo del artículo 86. La Corte fue clara en que tanto en el ámbito nacional como en los provinciales se deben extremar los recaudos para brindar a las víctimas de violencia sexual, en forma inmediata y expeditiva, la asistencia adecuada para resguardar su salud e integridad física, psíquica, sexual y reproductiva. Esto es un piso y la comisión una oportunidad para incorporar el criterio al Código Penal.
–¿Cree que habrá consenso?
–No lo hemos hablado, pero espero que lo haya.
–¿Cómo interpreta la convocatoria presidencial?
–Mi experiencia legislativa en cuestiones de género señala que hemos avanzado cuando conseguimos sumar esfuerzos que cortaban transversalmente los bloques. No me sorprende la convocatoria. La construcción de consensos tiene antecedentes, al menos en lo que al derecho de las mujeres se refiere. En la magnitud de una tarea como reformar un Código Penal es bueno que se piense en un trabajo plural.

 

Fuente: http://sur.infonews.com/notas/entrevista-maria-elena-barbagelata-frente-amplio-progresista