Arizona.- El desierto de Arizona, uno de los parajes más áridos del planeta, es además el último lugar por el que pasan cientos de presos de la cárcel de Tent City antes de ser deportados a sus países de origen.

El controvertido sheriff Joe Arpaio, del condado de Maricopa, está orgulloso de su cárcel, mientras que los detenidos aseguran que allí las condiciones son inhumanas debido al calor sofocante, en el día soportan temperaturas que se elevan hasta los 50 grados y con mucho frío en invierno.

Para el alguacil las condiciones son más que aceptables y les dice a los reos que si “no las quieren no tendrían que haber cometido un crimen”, mientras que Carlos García, Director de Puente Arizona menciona que las personas están expuestas al mal trato, asegura que a los reos les dan de comer sólo dos veces al día, además de que les dan comida podrida, no cuentan con servicio médico y se realizan tours en la prisión, los reos son fotografiados y exhibidos con los «calzoncillos rosas», que los han obligado a usar.

Iván García es uno de estos reclusos. Un joven que hizo todo lo posible para integrarse y que al final ha visto truncados todos sus sueños. “Yo llegué aquí a los 12 años, hice mi escuela, me gradué con honores, con reconocimientos, jugué futbol americano, tengo los diplomas, pero no me dejaron trabajar y ahora me quieren deportar”, relata Iván.

Es precisamente por un empleo sin la documentación necesaria por lo que muchos inmigrantes han terminado en esta cárcel donde las condiciones para muchas organizaciones son inhumanas. Entre otras, Amnistía Internacional en 1997 dictaminó que “las estructuras metálicas estaban lejos de ser una alternativa adecuada para la reclusión de presos”.

Martha Espinoza, ex interna del lugar afirma que el racismo es cosa de todos los días, «las oficiales son muy racistas, llegan y te dicen quítese la ropa, uno como mexicana tiene pudor y las encargadas te avientan la ropa, te obligan a usarla aunque no te quede». Espinoza afirmó que la discriminación está dirigida especialmente hacia mexicanos y latinos, ya que al ser uno de estos quien necesite servicio médico le niegan la ayuda, mientras que a un estadounidense que se droga, lo atienden de inmediato.

Las numerosas quejas de los presos dejan constancia de las extremas temperaturas que se ven obligados a aguantar en su día a día. En julio de 2011, cuando el mercurio en el exterior de la cárcel marcaba 46 grados, en el interior, y debido a la falta de corriente, se registraron 63 grados. Entonces los medios locales informaron de que los presos tenían que descalzarse porque las chanclas se les estaban derritiendo.

El sheriff justifica sus actos


“En las tiendas de campaña hay más de 50 grados, afuera unos 45. Está bien, nuestras tropas que luchan no cuentan con aire acondicionado en sus tiendas y, de paso sea dicho, los guardias viven sin aire acondicionado en las mismas condiciones que los reclusos”, argumenta Joe Arpaio, sheriff del condado de Maricopa.

Incluso tras estas rejas ser pobre e indocumentado es una barrera. Los presos no se libran de los abusos y denuncian que es imposible cubrir sus necesidades básicas con los precios que impone la prisión.

Pese a pasar varios meses detenidos en estas condiciones, para muchos migrantes latinos, la deportación a sus países de origen solo es un trámite, ya que afirman que lo primero que harán es volver a a jugarse la vida cruzando por el desierto para regresar a Estados Unidos.

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