Zaffaroni participó esta noche de la primera jornada del seminario organizado por la Asociación de Docentes de la
Universidad de Buenos Aires , junto a Roberto Carlés y Ricardo Gil Lavedra, también integrantes de la Comisión que formuló el anteproyecto de Reforma del Código Penal.

Allí, el ministro de la Corte hizo un repaso de las principales reformas introducidas en el nuevo cuerpo normativo,
reclamó dejar de lado las “mentiras demagógicas” en la discusión del nuevo Código y pidió “desmitificar” la idea de que la dureza del sistema penal disminuye “la frecuencia delictiva”.

“Nadie crea que que un Código Penal va a modificar sustancialmente la frecuencia delictiva”, dijo Zaffaroni, postura
que calificó como parte del “pensamiento mágico”.
Pero a diferencia de sus compañeros de panel, quienes se concentraron en los aspectos técnicos de la reforma, el funcionario de la Corte puso el acento en el marco en el que se desarrolla el debate de reforma del código.

 

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Durante el encuentro que se desarrolló en el Aula Magna del Colegio Nacional Buenos Aires, Zaffaroni advirtió que el mundo va hacia una “policialización de las sociedades” con una consecuente “reducción de los espacios de libertad social” ,para la cual, dijo “hay que agitar el miedo”.
En ese sentido, sostuvo que los “niveles de violencia” en algunos países de la región “justifican la policialización de las sociedades”, situación que diferenció de la realidad argentina.

“Donde no tenemos esos niveles de violencia, los medios de comunicación nos crean una realidad de violencia que no tenemos”,afirmó y recordó que la tasa de homicidios en el conurbano bonaerense supera por poco el siete por ciento, mientras que la media de Brasil es el 22.

Sobre esto último y sin dejar de reconocer la existencia de niveles de inseguridad a atender, Zaffaroni remarcó que “sacando lo que ocurre en los barrios de emergencia, los índices de homicidio” en el país “son similares a los de los países europeos”. En otro tramo de su exposición, el magistrado fijó la necesidad de la existencia de una “doctrina para la cuantificación de las penas”.

“Hoy no se sabe que pena tenemos que aplicarle a un acusado”, sostuvo el supremo, realidad que adjudicó a las más de 900 modificaciones que sufrió el actual código que la “reforma Blumberg terminó de destruir” y subrayó que el anteproyecto vuelve a otorgar “proporcionalidad” a las penas y que “elimina el criterio de peligrosidad para fundarse en un derecho penal de acto”.

Carlés, quien tuvo a su cargo de la coordinación de la comisión que elaboró el anteproyecto, resaltó la composición
“plural” del cuerpo que dijo “propone un nuevo Código Penal, porque mal podemos reformar algo que no existe”.
En ese sentido, agregó que las modificaciones que el viejo cuerpo normativo creado en 1921 sufrió en sus 93 años de existencia con la incorporación de más de 400 leyes generales y otras normas “generó un caos jurídico”, con “penas desproporcionadas, falta de coherencia, racionalidad, certeza y seguridad jurídica”.

Carlés sostuvo además que el discurso neopunitivista, muy fogoneado en los medios de comunicación, responde a la falsa creencia de que aumentando la escala de las penas, se solucionan problemas complejos como el delito”.
“La reforma es necesaria porque no tenemos Código Penal”, dijo Gil Lavedra, quien marcó que la discusión por la reforma “es aprovechada por sectores reaccionarios para proponer respuestas punitivistas” que sostuvo “nunca han dado resultado”. El dirigente radical aseguró además que es “mentira” que el anteproyecto “reduzca penas” y que por el contrario, en algunos casos, es “más gravoso” que el actual.

Como Zaffaroni, el ex diputado nacional apuntó a evitar la “demagogia y el oportunismo” en el debate público en el que la “mayoría de las cosas que se dicen desde los programas de chimentos son falsas”.
El seminario “Reforma del Código Penal de la Nación. Avances y perspectivas” finalizará el 26 de mayo con la exposición de la titular de la Cámara de Casación Penal y del colectivo Justicia Legítima, María Laura Garrigós de Rébori.