La Habana (PL) Secuela de la intervención militar de 1898, Estados Unidos usurpa en suelo cubano parte de la bahía de Guantánamo, una de las mejores del país, enclave de una base naval desde hace más de 100 años.

Esta base que constituye un puñal en la espalda de Cuba, convertida en cárcel ilegal desde hace más de 10 años, ocupa la actualidad mundial por la huelga de hambre de más de un centenar de los recluidos, sometidos a graves violaciones y condiciones infrahumanas.

El 10 de diciembre de 1903, Estados Unidos tomó posesión de parte de la bahía de Guantánamo y tierras colindantes, amparada en la situación neocolonial en que nació la república cubana bajo la ocupación militar norteamericana.

Se trata de un área de 117,6 kilómetros cuadrados (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pantanos, con una línea de costa de 17,5 kilómetros), que Washington retiene contra la voluntad del pueblo y gobierno cubanos.

La denominada Enmienda Platt, una ley del congreso estadounidense, impuesta a la primera Constitución republicana, en 1901, marcó la pauta neocolonial con derecho a la intervención militar y el establecimiento de bases, entre otras limitaciones de su soberanía.

En cumplimiento del Artículo VII de la Enmienda Platt, se firmó el Convenio correspondiente a bases o carboneras por ambos presidentes (16/23 de febrero de 1903) y un convenio complementario el 2 de julio del propio año por funcionarios de los dos países.

Así Cuba fue obligada a aceptar el arrendamiento de extensiones de tierra y agua «por el tiempo que las necesitare», en la bahía de Guantánamo y Bahía Honda, pero finalmente abandonaron el último objetivo a cambio de más espacio en la primera.

El Gobierno de los Estados Unidos se comprometió «a hacer todo cuanto fuere necesario para poner dichos lugares en condiciones de usarse exclusivamente como estaciones carboneras o navales y para ningún otro objeto». (Artículo II del Convenio).

La pretensión inicial era de venta o arriendo de los terrenos para carboneras o estaciones navales en número de cuatro, entre las que se mencionó a Guantánamo, Nipe, Bahía Honda y Cienfuegos, e incluso La Habana.

Este engendro de tiempos pasados se mantuvo en el tratado bilateral firmado en 1934, hasta tanto -dice- las dos partes contratantes no se pongan de acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del Convenio de 1903, que seguirán en vigor en cuanto a la estación naval de Guantánamo, en las mismas formas y condiciones fijadas en el convenio suplementario.

AGRESIONES Y VIOLACIONES

Antes del desembarco y batalla en Santiago de Cuba, al tiempo que Estados Unidos preparaba la intervención en la guerra independentista cubana, en 1898, y la derrota de España, previó apoderarse de la bahía de Guantánamo, famosa por sus condiciones naturales.

El 7 de junio de 1898 fueron bombardeados los fuertes de Caimanera, en la bahía de Guantánamo, y ocupada ésta en los días siguientes, desembarcaron 600 infantes de marina -los primeros que pisaron tierra-, quienes se atrincheraron en la costa.

La historia registra que por el asombro que le provocó su amplitud, Cristóbal Colón llamó a esta bahía Puerto Grande (1494) durante su segundo viaje de navegación; fue refugio de piratas y bucaneros a lo largo de los siglos.

Reino Unido fracasó en su intento de establecer allí una colonia en 1741, nombrada Cumberland; el hostigamiento de las guerrillas de vecinos y la costa pantanosa dificultó el propósito de avanzar por tierra para atacar las baterías bajas instaladas en la bahía santiaguera.

Pero tuvieron tiempo suficiente para estudiar su flora y fauna, explorar la amplia bahía y determinar su importancia estratégica.

En la empresa de cinco meses movilizaron más de cuatro mil soldados y más de mil negros esclavos, así como nueve barcos de línea, 12 fragatas y 41 transportes.

Aunque esta bahía de bolsa tiene buenas características en cuanto a profundidad, seguridad y capacidad, la existencia de una base naval en el lugar carece de importancia estratégica hace mucho tiempo.

Tanto en la etapa neocolonial como después del triunfo de la Revolución Cubana (1959), la base ha servido para agresiones y violaciones de la soberanía del pueblo cubano.

A raíz de sucesos internos en Cuba, en 1912 y 1917, salieron tropas norteamericanas de la Base que ocuparon diferentes poblaciones de la antigua provincia de Oriente.

En el primer caso, con el pretexto de «proteger vidas y haciendas de ciudadanos estadounidenses», y en el segundo, la «protección del suministro de agua a la Base».

Como parte del sostén de Washington a la dictadura de Fulgencio Batista, allí eran abastecidos, en 1957 y 1958, los aviones para bombardear las montañas donde operaba el Ejército Rebelde y arrasar con las zonas campesinas en los territorios liberados.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana (1959), la Base se convirtió en foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de Cuba, como parte de la política agresiva de Estados Unidos contra este país.

El Departamento de Estado norteamericano aclaró el 4 de enero de 1961 que la ruptura de las relaciones diplomáticas con Cuba, ocurrida la víspera, «no afecta el status de nuestra estación naval en Guantánamo».

Miles de incidentes fueron reportados desde entonces, entre ellos violaciones de la línea divisoria fronteriza, del espacio aéreo y marítimo cubanos, así como diversas provocaciones:

Las más comunes, ofensas de palabras, gestos obscenos y actos pornográficos, iluminación con reflectores de las casetas de las postas cubanas, disparos con armas y amenazas con cañones, tanques y ametralladoras contra el personal e instalaciones.

A causa de esas agresiones, fallecieron ocho cubanos y 15 quedaron incapacitados.

De las víctimas fueron bárbaramente torturados y asesinados por militares estadounidenses los obreros Manuel Prieto Gómez y Rubén López Sabariego, ambos en 1961, y el pescador Rodolfo Rosell Salas en 1962.

Los jóvenes Ramón López Peña (1964) y Luis Ramírez López (1966), soldados fronterizos, resultaron asesinados por disparos realizados desde esa instalación norteamericana.

Cuba defiende públicamente su derecho a la recuperación de ese territorio, pero nunca lo hará mediante el empleo de la fuerza, y en más de una oportunidad ha condenado la atroz violación de los derechos humanos en la cárcel de la ilegal base naval de Guantánamo.

Le asiste el peso de la Constitución de la República, aprobada por referendo nacional en 1976, que repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos o concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía sobre cualquier porción del territorio cubano.

*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina.

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