El penal 3 en la madrugada del viernes 3 de mayo fue una caldera. La fuerte rivalidad entre grupos de internos de dos pabellones explotó y generó un motín que se prolongó durante varias horas. Hubo quema de colchones y algunos internos intentaron escapar por los techos del establecimiento. Personal de la unidad penitenciaria y efectivos del Cuerpo de Operaciones Especiales y de Rescate (COER) de la Policía provincial pudieron controlar la situación a las 7.

Durante el procedimiento para reducir a los internos amotinados, un policía recibió un puntazo en la zona del abdomen, aunque por fortuna no fue de gravedad.

El director del penal, comisario Manuel Poblete, explicó que el jueves por la tarde internos del pabellón 2 comenzaron a provocar a detenidos alojados en el pabellón 1. Las agresiones verbales prepararon el terreno. Luego, comenzaron a amenazarse con facas que exhibían desafiantes. Poblete dijo que había internos que estaban muy exaltados probablemente por haber ingerido pastillas y pajarito (bebida alcohólica de fabricación casera).

Alrededor de la 1.30, el conflicto se había generalizado entre los internos de ambos pabellones. El conflicto se desbordó. Los internos comenzaron a quemar colchones y romper las mesas y cualquier elemento al alcance de la mano.

Después, rompieron los candados de las puertas y avanzaron hacia otros sectores del penal. Otros internos ganaron el altillo y trataron de romper las chapas para huir. Poblete dijo que pidieron refuerzos a las unidades policiales para rodear la cárcel y evitar una posible fuga.

A las 3 el penal estaba envuelto en una nube de humo que hasta se expandía hacia las calles. Por eso, comenzaron a evacuar a los internos que no se habían sumado a otros sectores. «Hubo momentos que no se podía ver nada», describió Poblete. Sostuvo que informó lo que pasaba al secretario del juzgado de turno. También notificó al fiscal de turno. Pero nadie concurrió al penal. A las 5 pudo comunicarse con las autoridades del servicio penitenciario provincial para informar del motín.

Los gritos y amenazas retumbaban por los pabellones. El comisario dijo que el personal del penal trabajó para evitar que los internos se enfrentaran cuerpo a cuerpo. Algunos avanzaron hasta el sector de la celaduría. Desde ese lugar hay pocos metros para llegar hasta la oficina del director y la entrada principal del establecimiento.

Poblete explicó que era muy difícil dialogar, porque la mayoría de los internos estaban descontrolados.

Dijo que a las 3.40 pidieron la intervención del COER que ingresó a los pabellones con empleados del servicio penitenciario para desarmar a los internos y recuperar el control. Como los bomberos no pudieron entrar, el personal del penal apagó los focos de incendio con matafuegos, para evitar que el fuego se extendiera. Recién a las 7 pudieron contener el motín. Sostuvo que un efectivo del COER recibió un puntazo en el abdomen y otro policía sufrió una patada en la cabeza.

Aseguró que no hubo internos con lesiones de consideración. Destacó que integrantes de la Pastoral Penitenciaria estuvieron durante la madrugada en el penal. El párroco Carlos Morena dijo que el motín se originó como consecuencia de la superpoblación carcelaria. «Hay gente que tiene muchas cuentas pendientes afuera y adentro», resumió para describir el clima que se vive puertas adentro. Afirmó que no hubo internos lesionados y solo un policía con una herida. Dijo que no fueron ni el juez de turno ni el fiscal. Tampoco médicos.

Poblete dijo que cuando controlaron la situación, trasladaron a seis internos hacia el penal de Roca. El juez de Instrucción Martín Lozada aseguró en un comunicado que investigaba los hechos. Y recordó que las autoridades del servicio penitenciario provincial no han respetado el fallo que dictó a finales de diciembre pasado cuando dispuso limitar a 60 internos la población del penal.

 

 

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