La Justicia no es justicia si por un delito de similares características unos reciben una condena menor y otros una mucho mayor, según qué juez o tribunal esté de turno. El juez Luis Mario Varela en una extensa carta que publicamos ayer, rechazó un comentario realizado en nuestra columna Apuntes del Secretario en el que irónicamente se señalaba que era más conveniente cometer un delito doloso cuando estaba de turno un juez benévolo. El magistrado consideró que “dicha aseveración resulta a todas luces desafortunada, maliciosa y agraviante”, agregando que “en todo caso debe sostenerse inequívocamente de que los accidentes de tránsito que derivan en homicidios culposos o en lesiones culposas se originan en conductas no intencionales, y en algunos casos con culpa grave y en otros no”.
Hablar de conveniencia de un accidente –obviamente- no quiere decir que haya algún tipo de accidente que sea conveniente. No hay malicia ni agravio en una hipérbole. El fondo de la cuestión apunta a observar y comparar las penas que uno u otro juez, o tribunal, aplican a quienes cometieron delitos análogos. Hay abismales diferencias de criterios entre unos y otros. Es una realidad palpable. Por eso la ironía de imaginar una potencial elección de un juez o tribunal considerados más benévolos, que actúan en determinados turnos.
Lo justo sería que los magistrados debatan en un foro adecuado, en presencia de sus superiores de la Corte de Justicia, para establecer criterios más afines de modo que la aplicación de la ley no esté casi sometida al azar.
Pedir que los jueces interpreten y administren las leyes con mayor relación de criterios entre unos y otros, no quiere decir que dejen de lado su conciencia y formación, ni que actúen como autómatas. No se trata, en esta oportunidad, de que sean más o menos benévolos, o más o menos inclementes, sino que sea efectivo el dicho “ley pareja no es rigurosa”.

 

http://www.elesquiu.com/notas/2013/5/24/editorial-282660.asp