“Un fallo no soluciona los problemas de fondo. Si no hay un buen abordaje para el joven, la jovencita, el problema sigue”.

“Si tu familia es violenta, es muy esperable que haya actos violentos en los jóvenes que irrumpan en ocasiones”.

La prestigiosa psicóloga Irma Silva, salteña por adopción, se define como una mujer trabajadora, apasionada de la vida y muy exigente. Al echar una mirada atrás reconoce que aprendió mucho de sus errores. Es líder natural desde niña y dice que uno llega hasta donde se lo propone. El amor la trajo a Salta hace casi 35 años, donde se recibió y ejerce hace 28. En la actualidad los pilares que la sostienen son su hijo Mariano, de 27 años; su mamá Sarita, de 85, y sus amigos. Con ellos comparte el gusto por la poesía y el cine.

En diálogo con El Tribuno se refirió al polémico caso de los exnovios del colegio Belgrano y habló de la violencia de género. Apuntó contra el accionar de la institución educativa y la familia y esta costumbre de judicializar la vida cotidiana. Sostiene que un fallo no soluciona el problema de fondo y que se debe trabajar para recuperar los buenos hábitos y estimular formas de vida saludables.

En el caso de violencia de los exnovios del colegio Belgrano, ¿no hubiera sido conveniente que desde un principio los padres cambien de colegio a la estudiante para alejarla del supuesto agresor?

¿Por qué la joven? Habría que ver bien el tema. ¿Por qué debiera haber huido ella? Si fue la supuesta afectada. Al contrario, habría que hacer otros planteos.

¿Es más propenso que los chicos sean violentos si en sus casas son violentos los padres?

El ejemplo se derrama de arriba hacia abajo. Si tu familia es violenta, si hay desbordes emocionales, grandes transformaciones que no son elaboradas como corresponde y si hay ruptura en los vínculos, es muy esperable que haya actos violentos en los jóvenes que irrumpan en ocasiones. De todas formas esto no quiere decir que sea la regla general.

¿Cómo analiza el tratamiento del caso de parte del colegio y de los padres?

No quiero ofender a nadie, pero se maltrató el tema y a los chicos. Se tendría que haber puesto paños fríos. Primero con cuestiones interdisciplinarias urgentes, preservar a la jovencita, saber qué está pasando. Ahora los chicos están a la vista, expuestos en su intimidad. Le imprimís un sello que después no se lo saca nadie.

¿Y la institución? La institución tiene por obligación trabajar con un equipo de profesionales, y si no lo tiene, señores, inviertan. Y no hacer esto: acá no pasó nada, metamos todo bajo la alfombra.

¿Cómo deben abordar los padres los casos de violencia entre menores sin perjudicarlos?

En el caso de los exnovios del colegio Belgrano, lo tendrían que haber abordado. Al judicializarse un problema se trastocan las cosas porque ya empieza el aparato judicial a imponer otras cuestiones. Si estos padres hubieran tenido la posibilidad de ver el asunto de otra manera, seguramente, no hubieran expuesto a sus hijos; además van a tener que exponer tantas otras cosas.

¿Cómo un padre puede darse cuenta de que su hijo atraviesa por una relación agresiva y enfermiza?

Si tenés espacios de escucha, te das cuenta. Los seres humanos y, en particular, los niños y jóvenes dejan señales. Hay que saber escuchar y estar atentos. Si ves un golpe, un llorar constante, una preocupación que desvela a tu hija o hijo, esos son los indicadores.

El juez resolvió separar al chico del curso…

Un fallo tampoco soluciona los problemas de fondo. El tema requiere de otro tipo de trabajo. Aquí se judicializó un problema que no tendría que haberse judicializado. Si no hay un buen abordaje para el joven, la jovencita que ahora queda estigmatizada socialmente, el problema sigue.

Me pregunto qué hizo la institución, qué dice el fallo para la institución, qué pasó adentro, o vos crees que no hay violencia intramuros. ¿Qué le pasa al chico?, ¿acaso nadie se interesa por él tampoco?

Lamentablemente, falló la otra instancia, la preventiva, la del diálogo, porque no tiene que salir de un juez ninguna resolución. Tenemos la costumbre de judicializar la vida cotidiana, judicializamos problemas que tenemos que resolver por otras vías; la de la Justicia debería ser la última.

¿Cómo se explica que un chico tan chico sea tan violento?

Los jóvenes están dentro de una sociedad donde no son tenidos en cuenta en algunas cuestiones. Por ejemplo, como son tratados en las revistas: lolitas, perfiles de pibes chorros, etcétera. Son gritos de desesperada atención que piden. Hay que dignificarlos porque como los tratás, así son. Si a un chico le decís que es porro desde chiquito, eso va a ser…

¿Cree que en la escuela tiene que haber una materia específica sobre la violencia como tal y también sobre la violencia de género?

Al contrario. Estamos acostumbrados, por una cuestión de formación, que pasa a ser una deformación hablar de enfermedad en lugar de salud. Hay que formar fuertemente en los grandes temas de salud y no al revés, enfatizando en lo negativo. Hay que enfatizar en el cuidado de la vida, de los hábitos, las costumbres, el estimular formas de vida saludables. Con esto vas a economizar y vas a humanizar, que es lo más importante.

En 2011 hubo 282 casos de femicidios en el país y Salta registra los índices más altos en violencia de género. ¿Cómo se explica esto?, teniendo en cuenta que es una sociedad tradicionalista, machista, o va más allá de eso…

Hay distintas miradas, no hay una sola verdad. Además, desde una sola disciplina no es posible explicar el fenómeno. El NOA tiene particularidades de patriarcado, una tradición machista muy fuerte que hace a la cultura del sometimiento. Y si bien algunas cosas están cambiando, la cuestión de género todavía no está fortalecida. Vemos muchas veces los mal llamados crímenes pasionales y no femicidios. También aparece esta cuestión de que una sociedad en vez de acompañar a la víctima empieza a juzgarla.

Usted dice que el sistema judicial y estatal no contiene ni protege a las víctimas de violencia como debiera.

Se trabaja en esto, pero todavía falta mucho. Insisto en que hay que fortalecer esos lugares. No es fácil para una mujer hacer una denuncia y volver a su hogar donde la espera el marido.

Los sistemas tienen que prevenir todo ese circuito; programas completos en donde hayan casas protegidas, donde las mujeres puedan estar con sus hijos, y se les provea de trabajo y asistencia integral, si no después tienen que volver al mismo lugar.

Se trata de una cuestión de crónicas de muerte anunciada que viajan en sobres abiertos porque después se archivan. Ahí yo pondría mucho énfasis y recurso humano muy capacitado.

¿Al consultorio llegan muchas mujeres que sufren violencia familiar o cuesta que una mujer busque ayuda psicológica o de otro tipo si es sometida a violencia?

Es difícil que lleguen solas, generalmente vienen con un familiar, una amiga o vecina, por eso creo que hay que rescatar esos lazos. Las que se animan son las menos, porque al principio sienten culpa, vergüenza.

Usted habla de rescatar lazos…

Es que los servicios deberían acercarse a ellas y no al revés. Habría que hacer buenas redes: vecinales, familiares, de amigos. En Colombia funcionan unos programas que dan buenos resultados: familias clave en las manzanas. Estas personas saben a quién acudir ante cualquier tipo de problema y son resortes rápidos que se activan a tiempo.

Soy una persona que piensa que hay que utilizar todos los espacios donde uno está, maximizarlos en servicios. No tiene que ser solo una atención de tratamiento sino una usina de información y orientación para los jóvenes desorientados y mujeres violentadas. Todos podríamos ser facilitadores, estés donde estés.

Antes no se escuchaba tanto el tema de violencia de género, ¿será porque las mujeres hablaban y denunciaban menos?

Creo que se está hablando más en los medios de comunicación, y sí, hoy en día las mujeres hablan más. Les hablan a la vecina, a la amiga… y estas personas le dan el impulso para buscar ayuda. Ese acompañamiento es indispensable cuando se atraviesa por estas situaciones dramáticas, por eso hago tanto hincapié en recuperar esos lazos.

¿Una persona violenta puede curarse de ser violenta o puede calmarse un tiempo y después volver a lo mismo?

Hay personas que por estructura seguirán siendo, otras pueden modificar y para esto hay tratamiento. Por eso creo que deberíamos tener un observatorio social en cada uno de los municipios, donde uno pueda hacer un seguimiento y monitoreo de la infancia, la violencia de género, entre otros, para orientar políticas sociales a seguir. Hoy todo es como muy intuitivo. Tendríamos que tener cifras precisas.

Hay fundaciones, organizaciones que trabajan con estas problemáticas, pero el panorama es parcial. Los observatorios sociales deben monitorear todo para brindar información para realizar cambios en los programas, porque éstos se tienen que revitalizar con información para establecer estrategias.

Pero un chico que ahora es violento con las mujeres, cuando sea grande va a seguir siendo violento…

Si a ese chico lo dejás sin red, sin tratamiento, bajo estigmas determinados, y en el microcaldo del microcultivo: sentencia asegurada. En cambio, si lo guías por el camino de la asistencia y del entendimiento los resultados son distintos.

¿Cree que la ley tendría que ser más dura con los hombres que maltratan y llegan a matar a una mujer?

Se debe cumplir con la ley. Elías Neuman, un criminólogo que visitó todas las cárceles de Latinoamérica, sostiene que no hay una cárcel donde una persona se rehabilite. Al contrario, son las mejores escuelas para seguir aprendiendo otras cosas. La sociedad es la que tiene que discutir estos grandes temas.

¿Qué proyectos tiene en corto plazo?

En la Municipalidad, los Consejos Consultivos de la Juventud se van a volver a retomar pronto porque descubrimos que son espacios increíbles, donde los chicos crecen y se motivan. Tenemos muy buenos resultados, de jóvenes que retomaron los estudios y ahora tienen muchas ganas de trabajar y hacer cosas.

La capacitación es algo que escarba mis afectos, sé que la educación es un pilar fundamental en la vida de los seres humanos. Así es que tengo aparte otros programas en mente en los que están incluidos varios cursos para el público en general, entre ellos, uno de automedicación, que es un problema de salud pública que no se ve.

Vamos a hacer un proyecto que les sirva a los medios para difundir sobre los temas que tratemos con encuestas aleatorias, a distintas franjas etarias. Estamos preparando el congreso que se hará en Salta y seguiremos trabajando en el consejo, esta es mi segunda casa, y mis colegas son los que me sostienen. No se puede salir afuera a decir nada cuando uno no escarbó adentro.

Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/138637-Tenemos-la-costumbre-de-judicializar-la-vida-cotidiana.note.aspx