Juan Carlos Domínguez Lostaló es especialista en seguridad y funcionario de las Naciones Unidas en el tema. Estuvo en La Pampa donde avaló la Licenciatura en Seguridad que se dictará para la policía en la UNLPam, dijo que el Ipesa por sí solo no basta para reducir el delito y que hay que tratar un régimen penal juvenil.
Juan Carlos Domínguez Lostaló es representante argentino del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (Ilanud). El psicólogo forense, psicopatólogo y docente universitario estuvo en Santa Rosa en las jornadas de delitos complejos que se realizó en la Universidad Nacional de La Pampa, tuvo reuniones y pudo recorrer el Ipesa.
El funcionario de Naciones Unidas, especialista en criminología, llegó también para observar la nueva carrera de Licenciatura en Seguridad Pública y Ciudadana que dará la UNLPam. El modelo que se promueve desde el Ilanud es concepción es la de «la formación dentro de la seguridad humana». Domínguez Lostaló indicó que «tenemos como uno de los objetivos fundamentales tratar de ir homogeneizando el tratamiento y la capacitación de las fuerzas en base a los marcos normativos de Naciones Unidas. Y la licenciatura es una muy buena iniciativa que empezó el Instituto de Formación que tiene una categoría terciaria, con tres años de formación y por lo que pude ver de los programas se corresponden exactamente con el modelo».
Sobre La Pampa y la formación de la policía provincial, Domíguez Lostaló indicó: «Estamos en la etapa de discusiones, por lo tanto hay cosas que habrá que modificar y nosotros tendremos que renunciar a algunas otras para adecuarnos a la idiosincrasia del lugar, pero básicamente en Argentina casi todas las unidades del sistema penitenciario y bastante de las fuerza policial están interviniendo en esta especie de formación dentro de la seguridad humana de los habitantes. Es el último criterio de Naciones Unidas que hace recaer el peso en la seguridad de las personas, sin perder de vista la seguridad del Estado, pero insistiendo en la seguridad de las personas».
-¿Qué es la seguridad humana?
-Estamos hablando de la seguridad basada específicamente en el cumplimiento de determinados derechos. Dentro de esto tenemos que formar a nuestras fuerzas de seguridad en atención a varios principios que de algún modo cambian el eje del control. E incorpora la visión de los nuevos delitos, como los informáticos, los ecológicos. Toda la nueva gama como los delitos complejos, de trata de personas. Prácticamente nuestro universo criminológico ha cambiado.
-¿Y cómo se traslada esto a la formación de la policía?
-Tenemos que ir adecuando las leyes y normativas a este criterio, pero fundamentalmente las formas de actividad, cambiar las metodologías, cómo se replantea el recurso humano necesario y las condiciones de infraestructura. En ese triángulo es en el que nosotros nos apoyamos. Y cuando decimos metodología hablamos de capacitación y formación.
-En la UNLPam se quiere poner en marcha una Licenciatura en Seguridad, ¿cómo vio esta experiencia?
-Lo que vi a prima facie es que se ajusta a este concepto, si bien no estrictamente a lo que nosotros habíamos planteado. Algunas cosas por desconocimiento, pero estaban muy bien orientadas y me pareció muy bueno que lo hiciera la UNLPam porque nosotros hemos actuado en La Plata con los trabajos comunitarios y fue muy buena la experiencia. Es decir, hay un ambiente favorable para que La Pampa tenga una base en este tema. Pese a que seguramente han tenido algunos episodios sumamente significativos, no hacen a los números generales.
-¿Es un acercamiento con la sociedad civil?
-Es fundamental para la formación. Hace tiempo que nosotros estábamos buscando esa integración, que además de pertenecer a las fuerzas del orden o la seguridad tengan el mismo carácter y los mismos derechos que cualquier habitante común. Porque si no se genera una falsa antinomia. Que en La Pampa yo la vi bastante superada porque tiene mucha gente de la fuerza estudiando en la universidad, posiblemente más que en otras universidades del país. Por eso consideramos que es una buena base para esta tarea.
-Recorrió el Ipesa, ¿qué pudo observar?
-Estaba bien en lo que yo conozco. Estaba en condiciones, por lo que pude ver, de tranquilidad. Fuimos con los funcionarios. Inclusive viendo en qué se puede colaborar para tener centros de prácticas para que la gente que trabaja allí pueda formarse metodológicamente para entrar a una forma de trato, de tratamiento de chicos, que permita reducir la vulnerabilidad y apoyar la disminución del riesgo.
-¿Es bueno el sistema implementado en el Ipesa?
-En este momento responde más o menos a las pautas generales del país. Pese a que tenemos problemas con los adolescentes, el de La Pampa no es el más grave, el más grave es provincia de Buenos Aires. También tenemos países vecinos como Uruguay que tiene menos delitos pero que tiene una enorme cantidad de chicos en proceso de detención. Nosotros tenemos leyes incompletas porque no hemos trabajado sobre la responsabilidad penal juvenil, a pesar de que hay muchas iniciativas en los poderes legislativos. Si no somos el único país, a lo sumo quedan dos países que no tienen trabajado este tema en Latinoamérica. La responsabilidad penal juvenil tiende a confundirse con la cuestión de la imputabilidad, pero en realidad no es tanto que se impute o no se impute, sino determinar cuál es el grado de responsabilidad y cómo reducir la vulnerabilidad del chico para que pueda disminuir también su condición de aparecer en un determinado momento como peligroso. Hacer una verdadera metodología de inclusión.
-Preguntaba en el caso del Ipesa porque hubo situaciones muy críticas en los últimos años…
-Es una cosa interna. En otros institutos la situación es mucho peor, porque más allá de que se hayan tenido en el país algunas situaciones y en varios casos críticas, estamos en este momento en una situación más grave en la gran mayoría de los países. No es que nosotros seamos muy buenos, es que los otros son muy malos. Los datos son terribles, es una situación a considerar. Sino no hubiéramos considerado a La Pampa como una de las posibilidades para nuestro programa. Si bien no todas las políticas de juventud pasan por el Ipesa, hay que hacer trabajos hemos visto en la universidad de tipo comunitarios para prever la contención en los barios, lo mismo la contención en las salidas, cuando los jóvenes hacen sus salidas y se cumple la metodología de abordaje.
-¿Cómo observa el delito juvenil en el país?
-Es increíblemente bajo, donde se da más son en los lugares donde hay situaciones más complejas. En un momento fue Colombia, donde los del sicariato tuvieron mucho que ver, la droga en México o las favelas en Brasil.

Delitos: cuarto en América latina.

El especialista en criminología indicó sobre la cantidad de delitos y la inseguridad en la Argentina, que el país «está entre los primeros cuatro o cinco que tienen menor cantidad de muertes por cada 100.000 habitantes. Es de 5.3 por cada 100.000 habitantes, a la par de Estados Unidos. Con menor cantidad están Canadá, asombrosamente Perú y ahí nomás Uruguay. Lo vamos considerando con el sistema ‘de barra’ cada diez países, y estamos en el primer cuadrante, en el que tenemos menor cantidad porque tenemos también otros países que tienen cifras que son increíbles».

 

http://www.laarena.com.ar/la_ciudad-_una_seguridad_mas_humana_-103655-115.html