Son las 13.40. La mujer sentada en una oficina del Juzgado Federal 1 se refriega las manos con ansiedad. Hasta hace poco más de una hora, era un hombre, un transexual procesado por venta de estupefacientes alojado en la cárcel de varones de Bouwer. En un rato más, “C” (reconocida como mujer por la Justicia Federal), será trasladada próximamente al módulo 3 del complejo penitenciario, donde están todas las mujeres que cumplen condenas o esperan ser sometidas a juicio.

No tiene problemas en hablar con el periodista. “Estoy muy contenta, sé que es un logro, pero todavía estoy un poco confundida”. Viste una blusa lila, jeans y calza unas sandalias negras de cuero.

El cabello castaño le llega a los hombros. No necesita maquillaje para demostrar que vive, piensa y habla como mujer. A las 13.25, en otro despacho, la secretaria penal Liliana Navarro habla con un funcionario del Servicio Penitenciario. “Quiero adelantarle que el juez (Ricardo Bustos Fierro) acaba de firmar una resolución por cambio de género y le adelanto el tema para que, cuando ella regrese a Bouwer, esté todo listo para que sea alojada en el pabellón de mujeres”.

“C” tiene 36 años, pero aparenta algunos más. Mucho tiene que ver el sufrimiento reflejado en su rostro. “Es una emoción que mi país me reconozca…”. No alcanza a completar la frase. Rompe en llanto y no quiere que la vean. Se cubre la cara con ambas manos.

El vaso de agua fresca parece calmarla. “No me pude contener, es la primera vez que soy realmente feliz en mi vida. Me siento reconocida y estoy muy orgullosa”, dice “C”, quien desde los 11 años viste como mujer.

Fue militante activa y una de las primeras integrantes del ATTA (Asociación de Travestis y Transexuales de la Argentina). Está agradecida de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por haber impulsado la Ley de Identidad de Género.

“Algunas chicas murieron en el camino y no tuvieron la oportunidad que me han dado ahora. Estoy muy agradecida de Mercedes (Crespi, defensora oficial), de la doctora Navarro (Liliana, secretaria penal)”, y sigue mencionando a las mujeres del juzgado que la apoyaron.

“En estos momentos me gustaría compartir mi felicidad con mi mejor amiga. Hace 20 años que se fue a vivir a Europa para que la reconozcan como mujer. Acá sufrió mucho, sobre todo la persecución y el hostigamiento permanente de la Policía. En España cambió su identidad y hoy vive en París”, comenta con un dejo de nostalgia.

No quiere hablar de su infancia. En tribunales aseguran que su padre era policía y se fue de la casa porque no soportaba que su hijo vistiera como una nena. Tiene una condena por homicidio. Aseguran que la víctima fue su padrastro, un hombre que la violaba.

“Hace 14 años que vivo en Capital Federal. Me acompaña mi mamá. Tengo tres hermanas que ya son casadas y tienen hijos. Ellos son mi familia y me visitan. los sobrinos vienen a verme y mis amigos también”. Sus gestos, su voz, son de mujer. La resolución judicial no pudo llegar más a tiempo. “C” temía por su integridad porque se aproxima fin de año y como siempre, el humor de los presos cambia. Aunque sabía moverse, siempre tenía que responder a las exigencias del “pluma” (jefe, caudillo del pabellón).

“Era víctima de violencia moral”, sintetiza Liliana Navarro, al comentar los motivos de la resolución.

 

Estuvo y se fue, pero volverá

Postergada. Luego de la resolución de la Justicia Federal, “C”, tal la denominación de la travesti, fue trasladada al módulo penitenciario de mujeres en la Cárcel de Bouwer. Pasó un día allí, sin embargo luego fue derivada nuevamente al edificio de Tribunales Federales, donde pasará el fin de semana.

 

 

fuente http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/emocion-travesti-que-ira-carcel-mujeres