La posibilidad de que un barco de la flota artesanal salga a pescar tripulado por presos es motivo de polémica en el Puerto de Rawson. También entre los empresarios de la provincia. Por un hecho puntual: el permiso de pesca. Actualmente y desde hace mucho tiempo rige la Emergencia Pesquera. Y cuando se toman este tipo de medidas, no se pueden otorgar permisos.
Pero además, el barco es motivo de una interna en el Servicio Penitenciario: está terminado hace meses, tiene la inspección de Prefectura para salir a pescar, todos los instrumentos electrónicos necesarios pero misteriosamente permanece en el astillero que lo construyó, en Puerto Rawson.
Y para agregar otra cuota de misterio, en el predio de la Unidad 6 construyeron una planta de procesamiento de unos 200 metros cuadrados. También tiene cámara frigorífica. Dicen que allí pueden trabajar tranquilamente 20 personas. Pero la construyeron y como el barco no sale a pescar, no la usan.
¿Qué pasó? Es la pregunta del millón y la respuesta que las autoridades de la Unidad 6 se niegan a dar. “De eso no se habla”, dicen en el Servicio Penitenciario Federal donde tampoco explican por qué la Unidad 6 cambió dos veces de director en un mes, algo que nunca ocurrió en la historia del penal. Lo que si se sabe es que Gumersindo Gómez, el prefecto que estuvo sólo unos días como director en enero de este año ahora se encuentra trabajando como una especie de cadete en Buenos Aires. A pesar de su rango, lo envían a hacer trámites a la calle. Y nadie explica los motivos de esa decisión del titular del Servicio Penitenciario, un hombre controvertido y de hablar mucho. Aunque de Gómez hasta ahora, no explicó nada.
Víctor Hortel, el director del Servicio Penitenciario Federal estuvo en la Unidad 6 en marzo para saber cómo estaba el proyecto. Y se fue furioso. Además desplazó a Gómez a poco de asumir algo no muy común ya que los jefes de la Unidad están al menos, dos años en su puesto. Nadie de la Unidad 6 explicó los motivos del cambio repentino. Y es más: algunos dicen que Gómez ni siquiera ejerció su cargo durante el poco tiempo que estuvo en Rawson.
Lo cierto que hoy sobrevuelan muchos interrogantes respecto al barco que iba a salir con cuatro presos a pescar merluza. Iban a procesarla en el mismo penal y después a repartirla entre otras unidades penitenciarias y comedores escolares de la provincia. El barco está en el astillero de Puerto Rawson, en el camino a Playa Magagna listo para ser botado. Y la planta procesadora luce impecable en el predio de la Unidad Seis. Pero nadie trabaja en ella.
El proyecto para salir a pescar y después darle el producto a la Unidad 6 para que los presos lo procesen y se reparta en otras unidades, las escuelas con internado y entidades benéficas pertenece a un empresario privado que supo tener pequeñas empresas. Pero nunca consiguió el permiso. Tampoco lo consiguió un exjuez federal que desde hace más de un año tiene un barco en el agua sin que pueda salir a pescar.
El comentario en el puerto es que desde la Unidad 6 copiaron la idea del empresario. Y pensaron que tratándose de un ente nacional conseguir el permiso era factible.
La otra parte de la historia es la inversión. En el interior de la Unidad 6 se construyó una pequeña planta procesadora de pescado. Tiene alrededor de 200 metros cuadrados. Y una cámara frigorífica. También está el barco. Según fuentes de la Prefectura ya tiene la inspección realizada y está listo para entrar al agua. Sólo falta la decisión del Servicio Penitenciario Federal.
Es un barco de los que se dedican a la pesca artesanal. Mide algo más de 9 metros de largo y tiene 4 metros de ancho. La capacidad es para 6.000 kilos de pescado en sus bodegas. La embarcación terminada se puede ver desde la orilla opuesta del Puerto de Rawson justo frente al edificio de Prefectura. Tiene una bandera argentina dibujada en la popa.
Según empresarios pesqueros consultados por Jornada, un barco de esta naturaleza puede costar entre 500 y 600 mil pesos. Sin permiso de pesca, claro. El precio de los astilleros nunca incluye ni el proyecto ni los gastos de todos los equipamientos de navegación. Dicen que acá lo pagaron 800 mil y ahí surgieron las dudas de Hortel.
Se supo también que al principio, el Servicio Penitenciario Federal (o autoridades de la Unidad 6, no está claro) habrían pedido presupuesto a uno de los astilleros más importantes de Mar del Plata: Federico Contesi. Pero el precio no los convenció (alrededor de 400 mil pesos) a pesar de ser más barato. Y entonces decidieron hacerlo en Rawson. Se supo que el barco ya estaría pago.
Las controversias en cuanto al proyecto comenzaron hace 8 meses. La Unidad 6 cambió en ese lapso tres veces de director aunque no se sabe si fue puntualmente por este tema. Algunas fuentes de la unidad aseguraron que si. Hubo muchas discusiones y por eso el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos, que compartía el proyecto, habría decidido retirarse del mismo.
El barco iba a pescar sólo merluza la especie que abunda en nuestra zona (también hay langostino, pero no se procesa) y tendría cuatro tripulantes y un patrón, el que podría no pertenecer a la Unidad 6 sino que sería alguien contratado con experiencia en el tema. Toda una incógnita con mucha plata de por medio. Y una inversión importante que hasta ahora, nadie explica.