Cuando escuchó que lo trasladaban al penal de Sierra Chica, Alejandro Bordón sintió que el frío le caminaba por la espalda. Al llegar a la cárcel bonaerense, el hombre –que siendo inocente estuvo detenido 20 meses por el crimen del colectivero Juan Alberto Núñez, ocurrido el 5 de octubre de 2010 en Monte Chingolo, Lanús– entendió que las cosas no resultarían fáciles. “Cuando llegué –explica en su casa– me encontré con un mundo totalmente diferente. Las caras de los presos lo dicen todo: ahí hay gente que tiene muchos años en cana y poco que perder.”
En la edición del martes, Tiempo Argentino publicó la absolución de Bordón y anticipó que sería liberado. En los meses que estuvo preso, Alejandro convivió con 65 personas en un pabellón con capacidad para 36. “Había gente durmiendo en el piso, sin colchón. Cuando salí en libertad –señala– éramos 61.”
La primera de las peleas que presenció en su estadía carcelaria, fue através del pabellón de evangelistas, donde pidió ir para no sufrir agresiones. “Fue impresionante: una pelea de cuatro contra cuatro. Un chico de 18 años –explica acongojado– murió al otro día. Había sangre a borbotones.”
En prisión, Alejandro también conoció a personas que no soportaban la presión y pensaban en suicidarse. Él reconoce que se salvó porque mantuvo el perfil bajo y sonríe para explicar que “todos los dientes rotos que tengo, me los rompió la policía. Lo más difícil de estar preso fue ver la impunidad con que se manejan estos tipos.”
Sobre el rol que jugó la policía en su detención, Alejandro opina que “los oficiales estaban seguros que no iba a pasar nada pese a todo lo que hicieron. En veinte años de casado, la primera noche que dormí fuera de casa fue cuando la Bonaerense me metió preso de garrón.”
Pero lo más terrible, cuenta hoy, acompañado por su esposa Susana y sus dos hijos, fueron los traslados a Tribunales, donde “la rudeza de la comisión de traslado de Sierra Chica es terrible: si alguien se mandaba alguna, era palos y gas pimienta para todos”.
En la provincia, cuando a un detenido lo sacan del penal para llevarlo a declarar ante el juez, el SPB lo remite a la Unidad 29 de La Plata, “el infierno en la tierra” para muchos. “Estuve 12 días con la misma ropa en pleno invierno, sin ventanas ni luz. Tuve que tomar agua del inodoro; estaba desde las 18 hasta las 8 encerrado a oscuras, sin agua caliente. Tapado con una frazadita, en la absoluta soledad”, describe Alejandro.<

 

Fuente: http://tiempo.infonews.com/2012/06/07/policiales-77754-la-policia-me-rompio-todos-los-dientes.php