La última vez que Mario Formoso pisó la comisaría 5ª de San Martín, en Billinghurts, lo hizo con un micrófono y una cámara entre la ropa. El 11 de septiembre, Formoso, un electricista industrial de 38 años, filmó el pago de una coima a policías dentro de la seccional. Lo hizo con billetes marcados y monitoreado por efectivos de Asuntos Internos del Ministerio de Justicia y Seguridad y el fiscal de Delitos Complejos Edgardo Ledesma. Unos días antes, los mismos agentes lo habían golpeado, privado de su libertad y amenazado con armarle una causa por drogas si no pagaba 20 mil pesos. Formoso aportó la prueba clave y logró el procesamiento de sus extorsionadores: el jefe de calle Ernesto Bondi; su segundo, Walter Navarro; y los oficiales Gustavo Sánchez, Walter “Cheto” Medina, Marcelo Vega y Pablo Melgarejo.
Ayer, muy temprano, el hombre volvió al destacamento. Esta vez denunció que lo increparon y le gatillaron un revolver tres veces en el pecho. Antes le habían exigido que se dejara de “joder” sino “iba a terminar como Candela”.
“Para mí el apriete viene de parte de la policía. No tengo dudas”, explica Formoso desde su casa. También dice que estuvo todo el día en la cama porque esta “recontra medicado por los nervios” y que tiene miedo. No por él, aclara, sino por los nueve hijos que tiene repartidos entre Moreno, Mar del Plata y San Martín. Los últimos, por supuesto, son los que más le preocupan.
La nueva denuncia de Formoso detalla que el jueves, alrededor de las 22:30, estaba sentado frente al volante de su Chevrolet Aveo en la esquina de Colón y San Martín, de Villa Ballester, cuando se le acercaron dos hombres en una moto. “Para qué pusiste un abogado. Nos cortaste las piernas. Si no queres terminar como Candela, saca al abogado”, escuchó Formoso en silencio y con el miedo a cuestas.
Cuando el menor entendió que su compañero había terminado con la amenaza sacó un revólver y apuntó contra el pecho de Formoso. Gatilló tres veces pero la bala nunca salió. Formoso pensó que el tambor estaba descargado y rezó para tener razón. Después, vio a la moto fugar a fondo.
El fiscal Ledesma dispuso una custodia permanente en la puerta de su casa pero Formoso jura que eso no alcanza. Quizás sepa que Medina, uno de los oficiales procesados, acumula denuncias que lo vinculan con el narcotráfico y hasta aparece nombrado en el caso Candela, la nena que sufrió el final que le presagiaron a él. «

 

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