Un encargado del sector «automotores» del Ministerio de Salud que utilizó 37.820 pesos destinados a reparar una camioneta Ford Ranger para apostar a la ruleta fue absuelto en un juicio oral y público en el que había sido acusado por «peculado». ¿La razón? Su adicción al juego lo llevó a actuar de esa manera. Y por lo tanto, no es culpable por haber actuado bajo los efectos de su enfermedad, la «ludopatía».
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal número cuatro, con los votos de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi evaluó como factor decisivo para la absolución que el imputado no fingió sino que efectivamente tenía una adicción enfermiza a los juegos de azar, que le causaron trastornos en su vida de relación desde que tenía 18 años de edad. No se trata de que no hubo delito; tampoco de que no se haya cometido delito alguno: el funcionario «reconoció el suceso… dispuso en provecho propio el dinero líquido que recibió», que «nunca fue restituido». Y con su omisión, «generó demoras significativas en la reparación del vehículo, lo que implicó que por tal lapso este no pudiera aplicarse a las necesidades de logística del Ministerio».
Pero cuando incurrió en esa conducta, no está claro que «haya podido dirigir sus acciones de modo de ajustar su comportamiento a las exigencias del orden jurídico». Según el fallo,  «parece bastante probable que esa misma impulsividad o compulsión que por tantos años lo llevó a apostar dinero, también pudo haber incidido en su ámbito de autodeterminación a la hora de disponer del dinero de la repartición pública».
La demora burocrática del sistema público también jugó su papel. La reparación del vehículo se demoró inicialmente unos nueve meses, al cabo de los cuales el imputado lo retiró y comprobó que «no le habían hecho nada». Entonces el arreglo fue tercerizado, y suponiendo que las tareas iban a demorar por lo menos un año más, «por su adicción al juego tomó el dinero y lo apostó a la ruleta». Algo salió mal, porque la Ford Ranger fue reparada y el dinero no estaba.
«Entendemos que aunque pudo conocer que la sustracción y disposición de los fondos públicos es un suceso desaprobado por el orden jurídico penal, existen dudas acerca de que haya tenido pleno dominio de sus acciones», dijeron los jueces. Se trata de «un empleado que en sus años de servicio no cometió una sola irregularidad y llevó adelante un acto repentino y único que sabía –y no habría otra posibilidad- que no iba a quedar impune, con la consecuente pérdida de la fuente laboral», añadió el voto mayoritario. «Todo ello nos conduce de manera lógica a sostener que algo excepcional le pasó. Existen en la causa una suma de indicios que permiten tener un avance importante en la convicción de que esa adicción haya sido la productora del hecho que se le reprocha». «

 

http://tiempo.infonews.com/2013/11/29/sociedad-113914-aposto-dinero-del-estado-y-lo-absolvieron.php