Michiel Holtackers es criminólogo y entre 1997 y 2006 presidió la Unión de los Oficiales Superiores y Medios de la Policía de los Países Bajos. En 2011, ingresó al Parlamento holandés, en un mandato que culminó recientemente. Durante el seminario organizado semanas atrás por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), Holtackers fue uno de los expertos que compartieron experiencias sobre «condiciones laborales y sindicalización policial».

En la UMET, el criminólogo detalló las características del modelo sindical de la policía de su país. «En Holanda, el 80% de los policías son miembros de sindicatos. Existen cuatro grandes sindicatos que son parte de la mesa de negociación», describió. «Los sindicatos policiales en los Países Bajos han contribuido y contribuyen en gran medida a la calidad de la policía moderna», sintetizó el especialista.
Sin embargo, aclaró: «No hay derecho de huelga y tampoco está prohibido. Es una práctica caso por caso. La protesta policial debe ser proporcionada; y no se puede hacer uso de los bienes del Estado en actividades de protesta de la policía».
En diálogo con Tiempo Argentino, Holtackers amplió la descripción del modelo y analizó la situación local
–¿Por qué los sindicatos en los Países Bajos contribuyen a la calidad de la policía moderna?
–Hay que analizar la forma en la cual están organizados los sindicatos y la manera en que el poder se organiza en torno ellos en el país. Son responsables en la relación con la jefatura, y están en condiciones de discutir posiciones no operativas con los jefes policiales, siempre que hagan un buen uso de esa posibilidad. La figura de los sindicatos, además de ser de interés para los trabajadores, termina siendo de interés para el empleador, es decir, para el Estado.
–¿Cómo es el sistema educativo para la policía en Holanda?
–Es muy elaborado y complejo, muy parecido a cómo es la educación pública en Holanda. Para todos los niveles de la organización policial está previsto un tipo de capacitación específica. Está orientado hacia la producción de competencias para poder efectuar actividades prácticas, más que teóricas, dirigidas a las necesidades operacionales. Lo que la policía tiene que aprender se deriva de esas necesidades operacionales.
–¿Por qué en América Latina, y en particular en la Argentina, la sindicalización policial podría ayudar a un mejor desempeño en sus tareas y al fortalecimiento de la democracia?
–La sindicalización es un principio de la organización policial en Holanda y una forma de establecer confianza entre la propia policía y con la ciudadanía. No veo razón por la cual la sindicalización deba ser distinta en la Argentina.
–Además de la sindicalización, ¿por dónde considera que se debería avanzar en la Argentina para que los policías comiencen a reconocerse como parte de un colectivo de trabajadores?
–Ser policía es una cuestión vocacional. Suena degradante llamar a los policías solamente policías. Habría que reparar en esa cuestión vocacional, rescatarla del sentimiento colectivo, para que se entiendan, más que como policías, como trabajadores y compañeros. Una actitud de ir a buscar las razones por las cuales, vocacionalmente, eligieron ser policías. Y la misma pregunta habría que efectuársela a las cúpulas, que son mucho más conservadoras. «