Ayer, en la edición de Ecos Diarios, el lector pudo leer la nota, en la página 3, «No hay imputados en la mayoría de los delitos”, con datos difundidos en las últimas horas por la Procuración de la Suprema Corte bonaerense. Asimismo, en la página 12, se publicó la información que hacía referencia a números de la Provincia.
Si analizamos el mapa delictivo de Necochea basándonos en las estadísticas oficiales de la Justicia, la problemática no es tan grave comparada con años anteriores, como nos parece en la realidad: en 2013 se radicó en nuestro medio 4,5% menos de denuncias penales que durante el año anterior. Sin embargo, la mayoría de las causas no tienen imputados porque los autores de los ilícitos se desconocen o están sólo sindicados, pero no acusados.
Efectivamente, desmenuzando los datos difundidos en las últimas horas por la Procuración de la Suprema Corte bonaerense, en los estrados locales se presentaron 5.538 denuncias (297 de ellas en el Fuero Juvenil), contra 5.791 del año 2012 (310 en la justicia de Responsabilidad Juvenil, con menores de 18 años involucrados).
De esta manera el promedio de denuncias diarias es de 15 por jornada, considerando los 365 días del año.
Cabe destacar que la intervención judicial que conforma este banco de datos, alcanza desde un asesinato en intento de robo hasta un simple rasguño en una pelea vecinal. Sin embargo, casi un tercio de la cifra total a nivel provincial tiene que ver con acciones que ponen en riesgo la vida o los bienes de los habitantes locales.
Hoy estamos viviendo una situación en la que todos hablan y opinan sobre el tema de la inseguridad, el delito y, ahora también, de la reforma del código penal. La mayoría de las veces sin datos certeros, sin información fidedigna y sin conocimiento. Colabora con este escenario algunos políticos que con una demagogia punitiva asombrosa, que aparentemente daría buenos resultados en la búsqueda de adhesiones, confunden a la gente que está asustada y sensible por la indefensión que padece frente a los hechos violentos que a diario suceden.
A partir de la instalación en la agenda política y mediática la reforma del código penal, un populismo punitorio se ha instalado en nuestra sociedad frente a la ausencia de un debate serio y necesario que aún no se sabe si se dará en el Congreso. Hoy el ante proyecto se encuentra en ámbitos académicos para su estudio.
«Discutir una reforma del código penal es discutir qué tipo de sociedad queremos”, dijo el viernes pasado el juez Mario Juliano en una disertación sobre el tema realizada en el gremio de los trabajadores judiciales. Entonces no es poca cosa, amerita verdaderamente una discusión profunda, de la que forme parte toda la sociedad a través de sus genuinos canales de participación, en principio los partidos políticos representados por nuestros legisladores, que a su vez participaron en la confección del anteproyecto con la designación de incuestionables jurista. Escuchar a algunos diputados decir que ni siquiera van a dar el debate y a concejales repudiando el ante proyecto, es cuanto menos provocador.
Volviendo al tema de la estadística delictiva en nuestra ciudad, es paradójica con lo acontecido en el distrito bonaerense, pues mientras acá el delito decayó un 4,5%, en la provincia escaló un 5,2% en relación a 2012.
Del análisis de los datos brindados por la Procuración, surge que sólo en el 7,35 % de las denuncias penales (IPP) presentadas en 2013 hubo imputados.
El porcentaje se hace realidad al considerar que sólo en 386 de las 5.241 denuncias penales presentadas hubo imputados, A su vez en 1.954 de las causas hubo autores sindicados (registran al menos un sujeto mencionado como posible autor del hecho ilícito, al cual no se le ha decepcionado declaración en audiencia) y 2.901 son con autores ignorados hasta la obtención de los datos del sistema informático de Procuración.
El de Necochea es desde hace años el departamento judicial con menos cantidad de causas en el concierto provincial, insumiendo sólo el 0,8% de las denuncias radicadas en el Fuero Criminal y Correccional.
Otro dato que surge de la información oficial de los casos delictivos registrados en el Departamento Judicial local, hubo una disminución en los robos agravados con uso de armas, ya que en 2012 sumaron 182 casos y el año pasado, 137, es decir casi un 33 % En cuanto a la participación de menores, de las 5.538 denuncias, en 297 tomó participación el Fuero Juvenil Penal de nuestra ciudad.
Un dato que no debería pasar desapercibido es que casi la mitad de los detenidos en toda la Provincia tienen menos de 30 años, es decir son jóvenes.
La gran mayoría chicos pobres condenados por delitos varios a vivir en las cárceles bonaerense, un lugar que sabemos hoy es denigrante para la condición humana y que viola principios constitucionales.
Los números, fríos y estadísticos, desde luego no son para alegrarse ni celebrar, pero sí para pensar cuando ante el desasosiego repetimos sin actitud crítica discursos casi apocalípticos.
«Sin inclusión social no hay seguridad”, repiten a diario políticos de izquierda a derecha, pero poco escuchamos de programas sociales reales, destinados a transformar la vida de las personas, de convertirlas en sujetos autónomos. La mayor herramienta de inclusión y progreso personal y colectivo es la educación que hoy está desvastada en la Provincia.
Los problemas sociales causarían entonces la no seguridad de las personas, ni la propia ni la de sus bienes. En esto están todos de acuerdo. Entonces problemas sociales, ¿no deberían resolverse con propuestas de índole social y no penal? Creer que la tan mentada inseguridad y la violencia social se combatirán con más penas y más represión es como querer apagar un incendio con nafta.
Verdaderamente ¿queremos cárceles colmadas de jóvenes ya sin destino, sin proyecto de vida posible? ¿No es hora de preguntarse por qué la mitad de los detenidos son jóvenes y qué hizo el Estado con su presencia o ausencia en el derrotero de sus probablemente infelices, carentes y marginales vidas?
Estemos atentos, seguro que la inseguridad no es una sensación y existe, pero no nos dejemos llevar por discursos efectistas, decretos de emergencia, medidas a corto plazo y mensajes tan demagógicos como perversos. No le tengamos miedo al debate, sólo profundizar sobre las causas del problema que hoy nos preocupa a todos nos llevará a construir una sociedad más justa, igualitaria y pacífica.

 

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