Privado de su libertad en la provincia de Buenos Aires, Sergio ha iniciado una intensa actividad tras los muros para crear lazos de solidaridad, compromiso y resistencia colectiva a través de la educación, la cultura, el deporte y el trabajo. Su proyecto más reciente es un pabellón de autogestión que a su vez funcionará como centro de capacitación múltiple para los detenidos. Sin embrago, el Servicio Penitenciario se obstina en boicotarlo: Actualmente aisalado en celdas de castigo, Sergio pelea por permanecer en el penal donde sostiene la iniciativa y por darle visibilidad pública a través de un evento de inauguración que los directivos suspenden sistemáticamente.

Radio La Cantora
18|05|2012
«Mirá más allá, vive más acá, planta una sonrisa en el patio del callado»
Chinoy – Sal Fuera
“A partir de la nueva reforma de la Ley de Educación que nos motivó a todos por los beneficios que ahora implican la capacitación y la formación, yo creé un proyecto dentro de la cárcel para que algunos de nosotros podamos ser capacitadores de otros detenidos. Lo primero que hicimos fue ofrecer un pabellón que con unos 40 compañeros habíamos logrado que fuese autogestionado por nosotros. Ahora lo ofrecimos para utilizarlo como escuela -ya que desde las autoridades siempre se se están excusando por falta de infraestructura…-”, comenta Sergio a Radio La Cantora, privado de su libertad en la provincia de Buenos Aires y coordinador de un proyecto intramuros que, según sus propias palabras, apunta a “facilitar la creación de vínculos, el intercambio de experiencias, de ideas y de saberes, el aprendizaje, el trabajo cooperativo, la reconfiguración del rol de las organizaciones en el cambio social, educativo y cultural”.

Se trata de un centro de capacitación, escuela de oficio, gimnasio, centro cultural y escuela, todo dentro de un pabellón que los propios detenidos lograron gestionar de manera autónoma y que ahora apuntan a convertir en un espacio desde el que hacer frente a la violencia y promover la libertad en todas sus formas de las personas encarceladas. “Lo que buscamos es, por intermedio de una capacitación, sacar a los pibes dos horas del encierro de la celda, alfabetizarlos, acercarlos a la educación primaria, que eso les permita descontar los dos meses de pena como promueve la nueva Ley de Educacion, y a su vez lograr meterlo en la práctica de algún oficio, hasta poder armarle un taller”, describe Sergio con entusiasmo. “Tenemos con firma y documento alrededor de 180 pibes que quieren ser capacitados. No dan abasto los cursos. El centro de capacitación tiene una escuela de boxeo que la lleva adelante un chico que es profesional. Tenemos servicio de peluqueria, panaderia, servicio de lunch, minutas, comida regional, carpintería, plomería, electricidad, gasista y hasta el proyecto de una bloquera”.

Sin embargo, la jornada a través de la cual apuntaban a poner en marcha la iniciativa, y que incluía la participación de actores extramuros, fue prohibida por las autoridades del penal donde se encuentra Sergio. “Me dicen que me deje de joder, que no me haga el Moyano de los presos, que me individualice, que la situación en las cárceles es algo que no se cambia más”. De hecho, durante toda esta semana Sergio fue mantenido aislado en celdas de castigo, como otra forma en la que las autoridades intentan boicotear el proyecto. Por el momento, la jornada prevista se encuentra suspendida. “Yo lo llamo evento social, cultural y deportivo. En lo social íbamos a presentar el proyecto en sí, con todos los funcionarios, las organizaciones de afuera, la gente que va a participar. En lo cultural, iba a participar un ballet de chicas de una escuela y un centro cultural de Quilmes. También venían cooperativas que nos traían máquinas para trabajar en cuero y en tela, centros de panaderos de Lanús, de Florencio Varela… Es un evento que uno viene organizando de hace mucho tiempo para ofrecer a los pibes”.

A la espera de ser reincorporado a su pabellón desde los buzones, y confiado en que el proyecto y su evento de lanzamiento reencontrarán el rumbo para concretarse, Sergio reflexiona sobre la necesidad de este tipo de iniciativas para contrarrestar la dinámica perversa y deshumanizante que trae consigo el poder punitivo y su institución de castigo: “Cuando yo entré a la carcel, de cien tipos uno era menor de 20 años. Hoy es al revés. Son todos chicos con problemas de adicciones, se dan cuenta de que estan en la cárcel cuando se les pasó la abstinencia, o los mismos problemas de abstinencia los hacen poner violentos. Acá el problema lo tiene la institución, que literalmente tira la carne que paga el Estado para no dársela a los presos, y tampoco la da a las decenas de villas que hay alrededor de cualquier cárcel. Frente a eso, nuestra única propuesta es trabajo, vocación, honestidad y dignidad. Si nos dejan hacer eso, en cinco años las cosas pueden ser muy distintas”.

Para apoyar el proyecto de Sergio o conocer más detalles, contactarse con info@lacantora.org.ar