Marcelo Antelo estuvo preso desde agosto de 2010 por el crimen de un NN que apareció con dos balazos dentro de un volquete en el barrio Rivadavia 1 de Bajo Flores. Un fallo judicial dictaminó que las pruebas eran “muy endebles”.
Estaba acusado de “homicidio agravado con ensañamiento”; estaba preso y con riesgo de ser condenado a prisión perpetua por supuestamente haber asesinado a otro hombre con dos balazos en la cabeza, e incinerado el cuerpo para después deshacerse de él arrojando los restos en un volquete. Pero ya está en libertad: un fallo judicial determinó que la acusación en su contra era tan endeble que ni siquiera se pudo determinar el nombre de la víctima.
El insólito episodio tiene como protagonista a Marcelo Alejandro Antelo, sobre quien pesaban cargos por “haber dado muerte a una persona que no pudo ser identificada, el 1 de agosto de 2010 entre las 3 y 7 horas aproximadamente, en la intersección de Malvinas Argentinas y Alfonsina Storni del barrio Rivadavia I de Bajo Flores.
Para ello, habría efectuado dos disparos con un arma de fuego de calibre 22 mm, en el cráneo y cuello de la víctima, intentando luego incinerarla. El cuerpo fue encontrado después por un agente en el interior de un volquete ubicado en la zona.”
Efectivamente la Policía Federal halló un cadáver, hasta hoy NN, víctima de homicidio. El artículo 80 inciso segundo del Código Penal establece que “se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua al que matare con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso”. Antelo fue procesado en primera instancia por la jueza María Fontbona de Pombo.
Sin embargo, al revisar el expediente, la Cámara del Crimen detectó que toda la acusación se cimentaba sobre la denuncia de una vecina con la que el imputado tenía una enemistad personal por cuestiones de cohabitación.
“La hipótesis acusatoria se sostiene únicamente con el relato efectuado por Mariana Soledad Villarreal, quien indicó que el propio imputado le confesó la autoría del evento investigado, pero esa revelación fue desconocida por Antelo en su descargo”, subrayaron los jueces Marcelo Lucini, Gustavo Bruzzone y Alfredo Barbarosch. Además advirtieron que “Antelo también es imputado en un hecho cometido en perjuicio de quien habría sido la pareja de Villarreal, de ocurrencia contemporánea al aquí tratado”.
¿Cuál era la raíz del conflicto? Todos vivían en una misma casa de la que el dueño los echó. Villarreal y su pareja pudieron recomponer la situación y regresar, mientras que Antelo quedó en la calle, supuestamente resentido por la situación. “Nos tomó bronca por esto, porque decía que estaba durmiendo en un auto, que hacía frío”, reconoció la mujer cuyo relato lo mandó a la cárcel.
Cuando la justicia profundizó sobre el tenor de la supuesta confesión que Antelo habría hecho respecto del homicidio que se le atribuía, Villarreal mencionó la intervención de otra persona en el crimen, “el Rucu”, cuya existencia ni siquiera fue investigada. Y el relato/confesión agregó y quitó detalles: “Antelo, tras rociarle con alcohol y prenderle fuego, le pegó un par de palazos en la cabeza a los efectos de que no salga del volquete. Luego de ello, como no dio resultado los golpes le efectuó un disparo. La autopsia, sin embargo, nada indica acerca de posibles lesiones traumáticas consecuencia de los golpes.”
Aidé Mamani Ramírez y su hermana Rosario, las dueñas del kiosco “Charito” –ubicado a pocos metros del lugar en que ocurrió el hecho– “manifestaron que nada vieron”.
El tribunal ordenó profundizar la investigación con medidas de necesidad elemental: identificar a “el Rucu”, a la víctima, y hallar testigos que certifiquen la culpabilidad o la inocencia de Antelo. Pero, entretanto, dispuso revocar el procesamiento, cambiarlo por “falta de mérito” y “disponer su inmediata libertad”.

Fuente: http://tiempo.infonews.com/notas/pudo-ser-condenado-perpetua-una-vecina-que-le-tenia-bronca