SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Una madrugada convulsionada se vivió ayer en el penal 3 de esta ciudad. Por causas que se tratan de establecer, Alejandro Huala, de 42 años, quien está condenado por abuso sexual, recibió ocho puntazos en distintas partes del cuerpo con un arma blanca durante una pelea entre internos. Minutos después, un detenido fue descubierto cuando trepaba el alambrado de uno de los paredones. Todo derivó en una requisa general que permitió secuestrar varias facas ocultas en las celdas.

Además, el director del penal, comisario Manuel Poblete, envió el miércoles una comunicación dirigida a jueces penales de la ciudad y a las autoridades policiales locales para informarles que no hay más lugar en la cárcel para recibir a nuevos detenidos.

Ayer explicó que la comunicación sigue vigente. «Hicimos saber a la Justicia que estamos imposibilitados de alojar detenidos por falta de celdas y colchones», señaló.

Poblete dijo que ayer había 89 internos alojados en el penal, entre condenados y procesados. Los tres últimos habían llegado ayer procedentes del penal de Viedma y algunos reclamaban permanecer en la cárcel local, como Javier Francisco Chávez, quien fue condenado a 4 años de prisión por el homicidio culposo de tres jóvenes a quienes arrolló con su vehículo el 25 de enero de 2011, en El Bolsón.

El juez de Instrucción Martín Lozada dictó un fallo a finales de diciembre pasado que ordenaba a las autoridades del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) que la población del penal 3 no podía superar los 60 internos.

La sentencia de Lozada chocó contra una realidad: todas las semanas se producen ingresos de personas que son detenidas vinculadas con hechos delictivos.

El director del penal relató que el incidente donde atacaron a Huala ocurrió ayer alrededor de las 3.30 por motivos que aún se investigan. Dijo que sólo fueron alertados que había una persona con varias heridas en el pabellón de autodisciplina.

El diagnóstico médico señaló que el interno presentaba ocho puntazos no muy profundos. Fue derivado al hospital zonal, donde ayer permanecía internado en observación fuera de peligro.

Poblete comentó que minutos después el personal penitenciario detectó a un interno que intentaba trepar el alambrado de un paredón para ganar la calle. Dijo que el personal logró que desistiera de su propósito y regresó al pabellón de autodisciplina.

Indicó que se notificó al juzgado de turno. Luego se efectuó un recuento de los 20 internos del pabellón y no faltaba ninguno.

«Río Negro» recorrió un sector del penal. Allí, un grupo de internos denunció que la provincia no les paga a los profesionales contratados que los asisten. Explicaron que los problemas de hacinamiento y edilicios los resuelven con traslados que no quieren porque los separan de sus familias. «De nosotros no se habla nunca, excepto cuando se quema un colchón», afirmó detrás de una reja Juan Manuel Pappalardo, quien tiene varias condenas en su haber.

 

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