NEUQUÉN (AN).- La mitad de los aspirantes a policías son rechazados por la institución porque psicológicamente no están en condiciones de portar armas. A esto se suma que del total de ingresantes, el 50% lo hace por necesidad, un 30% quiere probar y sólo el 20% restante demuestra vocación.

Los guarismos oficiales fueron brindados por el jefe de la policía, Raúl Laserna, que asegura que «no nos preocupa tanto la cantidad de jóvenes ingresan sino la calidad».

Los datos surgen de los últimos ingresos registrados a la policía. Este año hubo un total de 900 jóvenes que pretendían integrase a la fuerza de seguridad.

Tras la inscripción, comenzó el período de evaluación que incluye una evaluación de las aptitudes psicofísicas y legales, como así también un informe para determinar si los aspirantes tienen antecedentes delictivos.

Durante esa etapa previa a la definición de los ingresantes, Laserna contó que «de cada diez jóvenes que quieren ingresar a la policía cinco son rechazados porque no están en condiciones psicológicas de portar armas debido a que tienen un exceso de violencia interna».

El jefe de la fuerza explicó que «en nuestro caso la función policial exige mucho temple por lo que no podemos tener una persona que se saque por cualquier cosa teniendo un arma en la cintura».

Este panorama preocupa a la policía. «Institucionalmente no podemos desconocer este dato. Por eso me interesa más la calidad que la cantidad porque sino vamos a tener un exceso de casos de violencia», advirtió Laserna que durante su gestión ha tenido varios incidentes con miembros de la institución que comanda (ver recuadro).

Los distintos filtros a los que fueron expuestos los 900 aspirantes dejó en el camino a 600 jóvenes, por lo que actualmente sólo hay 300 realizando el curso de ingreso. Estos aspirantes se convertirán en agentes en cuatro meses.

Pero no todos los ingresantes llegan con vocación de ser policías, según el análisis que se hace desde la fuerza.

«Hay un 20% que ingresa porque tiene vocación. Les gusta el uniforme, entienden la función que cumplen socialmente y eso de no estar dependiendo de cuestiones ajenas a él para mantener el trabajo», detalló el jefe policial.

Después, «hay un 50% que busca un trabajo estable, obra social. Principalmente son los jóvenes que van armando familia y saben que pueden proyectar una carrera dentro de la policía. El resto, 30%, entra a ver qué pasa y la mitad se va antes de que termine el curso porque no tiene expectativas. Acá hay muchos que entran pensando que van a ser James Bond y se encuentran con una vida muy dura desde lo disciplinario, por lo que se van pronto», aseguró el titular de la fuerza.

 

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