ROCA (AR).- El Penal 2 de Roca fue un caos durante varias horas anoche. Unos 30 internos coparon anoche hasta poco antes de la medianoche el pabellón 3, cuando aún se olía en la cárcel el humo de las bombas lacrimógenas de otro motín que se había generado durante la madrugada de ayer, que había terminado por destruir casi por completo otro sector.

A las 23.30, la policía anunció que había recuperado el control del pabellón, y comenzaba una requisa en busca de armas y otros elementos utilizados en la rebelión.

Todo comenzó alrededor de la 1:30 del jueves. Los principales movimientos se concentraron en el pabellón 2, uno de los pocos espacios físicos que todavía resistía los embates de los últimos motines. El motivo fue un supuesto intento de fuga, ya que el personal policial encontró un gancho sobre uno de los murallones. En medio de esa acción, en el interior del penal se fue levantando una cortina de humo para encubrir lo que a esa hora de la madrugada ya era un plan frustrado de evasión.

Tal fue el grado de violencia que ejercieron los reclusos en la cárcel roquense que la Justicia tuvo que autorizar el ingreso del Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) para recuperar el control en algunos sectores, que a esa hora de la noche estaban reducidos a escombros.

Pero nada los pudo detener. Ni las rejas, ni el personal del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) que en medio de las corridas intentaba frenar el avance de los reclusos, los cuales con palos y facas (cuchillos caseros) se abrían paso por el pabellón.

El humo del incendio de colchones ya se había esparcido por cada rincón del sector. Los gritos de los internos y las corridas hacían de los calabozos y el pasillo «tierra de nadie». Tal fue el grado de agresividad que uno de los jefes de la ex Alcaldía tuvo que ser asistido cuando desde una celda le arrojaron agua hirviendo. Finalmente, cerca de las 3 de la madrugada y cuando el grupo interno de requisa ya no tenía ninguna posibilidad de maniobra, la jueza de Instrucción 6, Margarita Carrasco, ordenó el ingreso del COER (ex Bora) para recuperar los pabellones.

Como suele suceder en este tipo de revueltas, se cortó el suministro de agua, luz y gas para evitar incidentes mayores. En medio de la oscuridad y de una nube de gases lacrimógenos, los efectivos policiales lograron recuperar el control de una parte de las instalaciones tomadas del ala norte. Durante la primera refriega cuatro internos resultaron con lesiones de carácter leve, mientras que dos uniformados terminaron con golpes y tuvieron que recibir asistencia médica. Tardaron más de dos horas en hacerse cargo nuevamente de las instalaciones, donde los 51 internos del pabellón 2 se habían atrincherado, haciendo frente a los efectivos.

Una vez que se recuperó el control, inmediatamente se ordenó el traslado de 14 reclusos, los que según las propias autoridades del penal encabezaron el violento motín. Fueron distribuidos en distintas unidades policiales de la región, a pesar del malestar que generó la decisión en varios comisarios.

De las nueve celdas que tiene el pabellón 2, sólo cinco quedaron en pie. «Las otras cuatro quedaron como un colador. No sabemos cómo hicieron pero perforaron las paredes y tienen boquetes de todo tipo de tamaño», reveló una fuente judicial.

La postal de los pabellones era desoladora. Las instalaciones de los servicios de electricidad y calefacción prácticamente habían desaparecido. Los sanitarios también sufrieron importantes daños y resultaba difícil reconocer un espacio físico que hasta hacía un par de horas había servido para albergar a medio centenar de hombres condenados. Muchas rejas habían desaparecido y los barrotes servían de lanza y cuchillo para hacer frente a los policías.

Pero todo no terminó allí. Como si fuera un movimiento sísmico, el motín tuvo sus réplicas en los pabellones 3 y 4, que en los últimos meses también habían sido escenario de múltiples peleas y motines. Anoche, la situación en el penal de calle Maipú volvió a complicarse. Un grupo de unos 30 internos tomó el pabellón 3 y tal cual como había ocurrido horas antes, comenzaron a destruirlo. Desde un pasillo se podían escuchar los golpes y la forma en la cual los reclusos destrozaban las paredes. La jueza Margarita Carrasco se presentó en el penal y autorizó otra vez el ingreso del COER, que retomó el control e iniciaba una nueva requisa. Al cierre de esta edición el panorama seguía siendo de fuerte tensión.

 

 

fuente http://www.rionegro.com.ar/diario/segundo-motin-en-un-dia-en-la-carcel-de-roca-1091758-9521-nota.aspx