«Brian salió corriendo y Gerardo le disparó un balazo en la cabeza», declaró ayer a la mañana Eduardo Miguel B., uno de los testigos en el inicio del juicio oral y público en el que se ventila la conducta penal del agente penitenciario Julio Gerardo Vannucci. El guardiacárcel está acusado del crimen de Brian López, el chico de 15 años baleado el 14 de mayo de 2010 en el barrio Moderno. En las audiencias también se juzgará a Alan Colazo, un policía sobrino de Vannucci, imputado de haber encubierto el homicidio.

Vannucci llegó al juicio acusado de homicidio simple por el fiscal Esteban Franichevich., quien imputó además a Colazo por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento. Franichevich valoró que el agente penitenciario —trabajaba en la cárcel rosarina— le disparó a López cuando el adolescente estaba de espaldas. A su vez, ponderó que Colazo —revistaba en la Patrulla Urbana— no se «ocupó» de auxiliar al joven fallecido, no detuvo al ejecutor del disparo ni dio aviso a la policía. Y afirmó que «resguardó a Vannucci retirándose con él a un lugar común» (la casa del policía).

Luis Tomasevich, el abogado del agente penitenciario, dijo que su cliente se excedió al abrir fuego en defensa propia con una pistola calibre 9 milímetros de su propiedad y cuando estaba de franco. «La víctima estaba armada y, cuando mi cliente intentó desarmarlo, efectuó un disparo al aire», sostuvo en su alegato ante el tribunal integrado por Carlos Carbone, Julio Kesuani y Edgardo Fertitta.

A su vez, Eduardo Campisciano, defensor de Colazo, señaló que es errónea la figura de incumplimiento de los deberes de funcionario público que le atribuyó la fiscalía a su cliente. «Actuó conforme al reglamento policial. No pudo ir a la comisaría 19ª para entregar como detenido a su tío porque se habían reunido muchas personas en la seccional con una actitud hostil. Además, Colazo es empleado y no funcionario público», dijo.

El acusado. Después fue el turno de que Vannucci hablara ante el Tribunal. «Ese día vi a mi hermana discutiendo con un hombre en la vereda. Me metí en la conversación y en ese momento aparecieron dos personas que me dijeron que sabían que era policía y que iban a «ser hombres si mataban a un policía». También me dijeron que iban a matar a mi hija. Uno de ellos (Brian) se llevó la mano a la cintura. Lo corrí acompañado por mi sobrino. El pibe me apuntó con un arma. Efectué un disparo intimidatorio. El se cayó y le saqué el arma», contó.

El guardiacárcel indicó que no distinguió dónde le pegó el disparo a Brian y que se enteró de la muerte al día siguiente, cuando «lo leí en el diario». Su testimonio se contradice abiertamente con lo que explicaron los testigos ofrecidos por la fiscalía. Según estos testimonios, el adolescente no estaba armado cuando fue baleado.

A su vez, Colazo explicó: «Observé a mi mamá discutiendo con un vecino. No me metí en la discusión. En ese momento, vi que López y otro chico salieron corriendo. Después escuché una detonación y un poco después vi a mi tío levantando el arma de López. Después lo llevé a mi tío a mi casa para hacerle curaciones porque lo habían herido algunos vecinos que tiraron piedras».

Lino David G. fue uno de los testigos de la fiscalía. Su relato tuvo contradicciones acerca de la secuencia del hecho. «Yo estaba en mi casa cuando escuché un tiro. Me acerqué y vi que el que tiró se estaba yendo. Después se acercó el policía con dos revólveres. Yo pensé que quería ponerle una de las armas al chico fallecido y entonces me quedé con Brian. Después se fueron los dos (imputados). Los vecinos llamaron al Comando Radioeléctrico y pidieron un ambulancia», señaló.

El testigo describió al tirador como un hombre de «pelo corto y vestido con un jean claro». En ese momento de la declaración, el abogado Campisciano objetó su testimonio. «¿Cómo hizo para escuchar primero el tiro desde su casa y después ver al tirador?», le preguntó el letrado. Lino G. modificó su relato. «En realidad escuché dos o tres disparos. Después del primer tiro vi cuando (el tirador) le disparó el segundo balazo a la cabeza.

Omar Alberto G. es el hombre que discutió con la madre de Colazo dando inicio al hecho. La pelea verbal fue por la construcción de un parrillero en la vereda. El hombre ayer explicó que armó el asador para pollos porque había perdido su trabajo como chofer de una empresa de colectivos a raíz de una insuficiencia renal. «La hermana de Vannucci empezó a insultar. Después lo llamó (al guardiacárcel) y los dos me quisieron tirar el parrillero», indicó. «En ese momento pasaron los dos chicos y Vannucci sacó el arma. Los pibes salieron disparados. Ellos (los imputados) los corrieron y tiraron tres o cuatro disparos», agregó.

Eduardo B., el último testigo que declaró ayer a la mañana, apuntó a Vannucci como quien gatilló el balazo fatal que atravesó la nuca de López. «Cuando pasamos con Brian estaban discutiendo la madre de Alan y Omar. Nos gritaron cosas. Ellos desenfundaron las armas. Brian salió corriendo y Gerardo le disparó en la cabeza», afirmó.

El crimen fue a las 16.30 del 14 de mayo de 2010 en Biedma y Espinillo. Comenzó con una discusión entre Omar G. y la madre de Colazo por la construcción de un parrilleroalq ue la mujer, vecina del lugar, se oponía tenazmente.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/policiales/Se-inicio-el-juicio-a-un-guardiacarcel-por-el-crimen-de-un-chico-en-barrio-Moderno-20120328-0034.html