El ex jefe de Policía de la provincia, Hugo Tognoli, sumó el segundo procesamiento en menos de un mes, ahora en una causa que investiga una trama narco policial que involucra a otros dos efectivos de Drogas Peligrosas, José Luis Baella y Mauricio Otaduy y a un vendedor de sustancias ilegales, Daniel «Tuerto» Mendoza, y una campaña sucia contra la denunciante de esa «connivencia», Norma Castaño, líder de Madres Solidarias, en la que participaron los cuatro imputados. El juez federal Nº 2 de Santa Fe, Francisco Miño, procesó ayer a Tognoli por «encubrimiento agravado» a Mendoza, «partícipe necesario del delito de coacción» a Castaño, e «incumplimiento de los deberes de funcionario público», los mismos cargos que pesan sobre Baella y calificó a Mendoza y a Otaduy como «autor» y «partícipe necesario» en las coacciones a Castaño. Los únicos presos son Tognoli, por orden del juez federal de Rosario, Carlos Vera Barros, y Mendoza por otra investigación en la que cayó con 13,6 kilos de cocaína en su poder y una cocina de estupefacientes. Baella y Otaduy gozan de libertad provisoria, por ahora.

En la causa, ya estaba procesado Baella por «encubrimiento agravado» a Mendoza, «incumplimiento de los deberes de funcionario público» y «partícipe necesario del delito de coacción» a Castaño. Pero como no apeló los cargos, el fiscal federal de Santa Fe, Walter Rodríguez, solicitó que esa parte del expediente se eleve a juicio oral. Y lo mismo pidió con la segunda investigación, en la que «Tuerto» Mendoza está procesado y preso desde julio de 2012 por «fabricación» y «comercio» de estupefacientes, con lo cual es probable que ambas se unifiquen en un solo debate ante el Tribunal Oral de Santa Fe.

En el pedido del juicio oral a Baella, el fiscal dijo que el ex jefe de Inteligencia de Drogas Peligrosas «ayudó a Mendoza a eludir las investigaciones judiciales» y lo consideró un «engranaje de una compleja estructura dinámica y subrepticia» que «generó beneficios económicos» difícil de cuantificar y saber su destino, «atento a las ganancias exponenciales derivadas del tráfico de drogas». «Baella no actuó solo» ?señaló el fiscal? y apuntó contra Tognoli, que era jefe de Drogas Peligrosas «en el momento de los hechos» y «tenía con Baella una relación que excedía la meramente funcional».

Ahora, el juez Miño confirmó la imputación fiscal. Tognoli «tampoco hizo nada» contra Mendoza, y «con su proceder frustró el avance y esclarecimiento de la pesquisa y posibilitó» que el «Tuerto» eludiera «la investigación judicial y continúe con su actividad ilícita hasta julio de 2012, cuando fue detenido», explicó el magistrado.

La pesquisa arrancó en marzo de 2011 con un supuesto seguimiento de Baella a Mendoza, sospechado de integrar una organización dedicada a la venta de drogas bajo la modalidad de delivery, pero que el fiscal descubrió que era sólo un simulacro. El periplo terminó con un encuentro entre Mendoza y Castaño, frente a la casa de ésta, que fue filmado por Otaduy, por orden de Baella. Y luego, el video apareció en Youtube con el título «Madre del dolor transa con narco». El juez Miño consideró «acreditado» que Tognoli y Baella «habrían gestado el encuentro entre Mendoza y Castaño», en la que el «Tuerto» le pidió a la mujer que «retire la denuncia que había hecho en los Tribunales de la provincia contra Tognoli por su connivencia con personas vinculadas al narcotráfico». ,Sin embargo, Castaño «no se retractó» y en mayo de 2012, Mendoza volvió a amenazarla con publicar el video, lo que finalmente, sucedió.

El juez Miño dijo que el supuesto «seguimiento encubierto» de Baella a Mendoza hasta la casa de Castaño era «una maniobra organizada con antelación por Tognoli y Baella. No se trató de un seguimiento disimulado ni oculto, sino todo lo contrario». Y sirvió «de cobertura para la gestación del encuentro entre Mendoza y Castaño y obtener la filmación. En definitiva, un vez que Tognoli obtuvo -por intermedio de Baella y Otaduy? ese registro fílmico, la pesquisa policial fue abandonada, pese a las exigencia de este juzgado en procura de su profundización».

«Tognoli junto a Baella y la colaboración de otros empleados de la fuerza, habrían generado esta suerte de investigación al solo efecto de gestar un encuentro entre Mendoza y Castaño a fin de que éste le exija el retiro de la denuncia que ella había formulado contra de Tognoli y otros agentes de Drogas en la justicia provincial. Y luego, ante la negativa de Castaño, Mendoza la amenazó con difundir la filmación policial para desacreditarla. Paralelamente, esa circunstancia le habría permitido a Mendoza continuar con la actividad delictiva vinculada a los estupefacientes».

«Ese encuentro entre Mendoza y Castaño, casualmente, fue la culminación del seguimiento ‘espontáneo’ e ‘inadvertido’ de la Sección Inteligencia que presidía Tognoli y prácticamente la última tarea de inteligencia de su parte. Es decir, que la maniobra habría sido concebida por Tognoli y ejecutada finalmente por Baella y Otaduy a fin de lograr la retractación de Castaño de la denuncia que pesaba en su contra», concluyó el juez.