Cinco peligrosos delincuentes están prófugos desde la madrugada del sábado. Debían estar alojados en Villa Urquiza, explicaron desde la Policía. Sin embargo, la falta de cupos en el penal obligó a que permanecieran detenidos en el calabozo de la comisaría de Los Pocitos, de donde huyeron el fin de semana.

El personal de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional Norte pasó toda la noche buscándolos. Incluso visitaron sus domicilios. Pero no hallaron un solo rastro de los fugitivos. Los hombres -tres de 20 años y dos 29 y 30- estaban presos por robo agravado, tenencia de drogas y homicidio.

«No deberían estar en las comisarías, pero está ocurriendo esto: se ordenan los traslados a Villa Urquiza y resulta que los cupos están cubiertos», explicó a LA GACETA el camarista penal Carlos Caramuti. En ese sentido, relató que suele toparse con esta problemática en su labor diaria. «Hay un vacío normativo y de infraestructura, pero las comisarías no están para eso. Una vez que se dicta la prisión preventiva deberían trasladarlo (al detenido) automáticamente al penal», sostuvo.

La situación se repite en varias comisarías de la provincia. Si bien no hay un dato exacto de cuántos presos esperan ser llevados a Villa Urquiza, actualmente hay más de 350 detenidos en todo Tucumán. Según informaron en la Policía, en la Capital hay 155 detenidos con causas penales, tanto en las distintas seccionales como en la Brigada de Investigaciones. En la Regional Norte hay en este momento 42 detenidos; en la Regional Este, 89; en la Regional Oeste, 30; y en la Regional Sur, 37.

«Un acto humanitario»

Por otro lado, confirmaron en la fuerza que la fiscala Teresita Marnero ordenó el cese de la aprehensión del oficial Raúl Lobo, quien estaba a cargo de la comisaría de Los Pocitos la noche de la fuga y fue indagado en tribunales el sábado a la tarde.

Esa madrugada había 8 detenidos en el calabozo. A la 1.20, Lobo se quedó solo porque sus tres compañeros salieron en el móvil a atender un llamado de emergencia en el barrio UTA. Los presos aprovecharon ese momento para simular que uno de ellos estaba sufriendo un ataque de epilepsia. «Empezaron a gritar y a pedir auxilio, entonces el oficial corrió, abrió la puerta del calabozo para ayudarlo y se escaparon», contó una autoridad policial.

Según ese testimonio, los detenidos golpearon a Lobo, lo tiraron al piso y salieron corriendo por la puerta principal de la comisaría. Cuando el oficial consiguió levantarse y cerrar el calabozo, sólo quedaban tres personas en su interior, que no llegaron a huir.

En la cúpula policial consideraron que la reacción de Lobo fue «un acto humanitario», aunque admitieron que debió esperar a que regresaran sus pares para intervenir.

Fugas anteriores

Con una tapita de gaseosa.- El 5 de febrero, dos presos aprovecharon que la pared del calabozo de la comisaría de Banda del Río Salí estaba deteriorada por la humedad, y utilizando una tapita de gaseosa fueron rompiéndola hasta abrir un hueco por donde escapar. Uno de ellos fue atrapado a las pocas horas, y el otro una semana después.

Se fueron caminando.- En la seccional 6ª, el 3 de octubre de 2010, tres pesos limaron uno de los barrotes de la celda, y escaparon. Nadie vio por qué puerta de la comisaría se fueron.

Con una barra de madera, abrieron una pared.- El mal estado de la pared fue aprovechada por cuatro presos que estaban en la Brigada de Investigaciones Norte. Una barreta de madera habría sido la herramienta utilizada para abrir el hueco por el que escaparon, el 14 de febrero de 2010.

Fingió ser otro.- El 21 de agosto de 2007 un joven que estaba detenido por el asalto a un colectivo huyó de la seccional 3ª haciéndose pasar por otro preso que estaba a punto de recuperar la libertad.

 

fuente http://lagaceta.com.ar/nota/502023/policiales/presos-no-deberian-estar-comisarias.html