«El Estado argentino fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.» Tal vez este título nos lleve a pensar en algún caso pendiente o relacionado con el estado autoritario que padecimos en la Argentina.

Pero, paradójicamente, frente a un discurso generalizado, y en muchos casos sincero, de defensa de los derechos humanos; continúa habiendo aún hoy -como sucede en este caso- víctimas del Estado argentino que requieren de la protección internacional de sus derechos humanos.

Un muy humilde papá y su niña, separada de su familia al nacer mediante un proceso irregular de adopción y reclamada por el padre durante los doce años de su vida, fueron quienes le ganaron en estos días al Estado nacional una de las causas más importantes de las que aún penden sobre la responsabilidad de nuestro país.

El fallo es muy importante porque desnuda, sin academicismos, la hipocresía revestida de impotencia: sostuvo la Justicia argentina que, dado el paso del tiempo,»ya no es posible reparar el derecho de la niña a la convivencia familiar».

Los funcionarios judiciales de Entre Ríos que eso resolvieron deberán ser investigados, así como también los organismos de protección de derechos que intervinieron en este proceso.

El Estado nacional no se allanó a la demanda ni siquiera parcialmente, como lo admite el proceso ante la Corte Interamericana, y como debía haber hecho en cumplimiento de las mandas de la Convención sobre los Derechos del Niño, la ley 26061 y la propia Constitución nacional. Muy por el contrario, defendió la actuación del Estado hasta el presente en ese caso.

Una paradoja: una niña y su padre le ganaron al Estado, y el órgano que representó al Estado en el juicio fue la Secretaría de Niñez y Adolescencia de la Nación.

Esta realidad forma parte del estado actual de los derechos humanos de los niños en nuestro país, especialmente de los más pobres y sus familias.

El Estado argentino perdió y fue condenado; una niña y su padre ganaron los derechos que ese mismo Estado les debía garantizar. Hoy nos queda una vergüenza menos, y mucho trabajo más por delante.

Asesora General Tutelar de la Ciudad y directora de la Fundación Sur 

 

fuente: http://www.lanacion.com.ar/1481348-una-nina-y-su-padre-se-ganaron-los-derechos-que-el-estado-no-les-supo-garantizar